31 ago 2013

Viaje por el Este: el Palacio del Príncipe de Viana


Torre occidental: la antigua residencia noble del palacio.
Finales del siglo XI construyó Sancho V Ramírez el castillo palacial de Viana. Con la muerte de su sucesor, Alfonso I el Batallador, se convirtió Sangüesa en 1134 en una ciudad fronteriza entre Aragón y Navarra. Por esa razón era necesario fortificar el edificio con un cerco amurallado. Y efectivamente, casi un siglo después, lo usaba Carlos II el Malo como residencia durante sus guerras con el reino de Aragón y posteriormente Carlos III.

Lo que hoy se conserva son la construcción de la parte del norte con dos torreones prismáticos que era precisamente lo que Carlos II había mandando construir. En el mismo siglo XIV también se añadieron dos puertas góticas.

El nombre actual del castillo proviene del siglo XV. Los reyes de Navarra tenían grandes posesiones en Francia, y desde el comienzo de la dinastías francesas de Capeta y Evreux se hizo normal que en Navarra gobernara un gobernante en el lugar del rey, habitualmente el príncipe de Viana (que era una forma típica de las monarquías premodernas para preparar a los herederos primogénitos, como el Príncipe de Asturias de la España actual o el príncipe de Gales en Inglaterra). Dicho príncipe solía residir en Sangüesa, y en 1445 celebró las cortes generales en el mismo palacio.
Por eso chocó cuando 1449 se instaló Juan II con intención de tomar personalmente las riendas del gobierno. Residió en Olite y gobernó firmemente, pero cuando se fue 1450, el príncipe de Juana recupero su función como lugarteniente. En cambio cuando volvió el rey, su hijo se negó dejar al poder y, con ayuda de los Beamonteses, sus fieles seguidores, comenzó la guerra civil que termino con la prisión de Don Carlos.
Después residió el rey Juan II, y también los últimos reyes de la Navarra independiente durante un tiempo.

Una leyenda cuenta que en una de las salas, durante una cena, la mujer de Juan II (quien era la madrastra Juana Enríquez del príncipe heredero) insultó a Don Carlos recomendándole que actuara de maestresala (criado que probaba la alimentación para comprobar si estaba envenenado). La leyenda sigue con Don Carlos confesando años más tarde, que en aquella noche surgió la idea de sublevarse contra su padre.

El palacio de Sangüesa, pese de su naturaleza como palacio – castillo, se salvó de la orden destructiva de 1512 únicamente porque se convirtió en un cuartel militar para proteger la frontera con Francia.
En 1536 Sangüesa compró el edificio para convertirlo en una casa consistorial (eso es un ayuntamiento), derribando entre 1569 y 1570 parte del ala sur. 

Fachada sur, que tenía dos puertas góticas con ventanas rectangulares, adientalas sobre mansulas. Hacia este lado se abrió el patio de armas del castillo. En frente estaba el ala sur, que había sido derribado para construir al actual ayuntamiento.

Torre occidental abierto, visto desde el sur.
Torre occidental visto desde el norte.

Fachada norte, con una puerta adintelada, cuatro ventanas rectangulares en el piso inferior y otras cinco en el superior. Abajo se observa el foso.

En el lado nórdico las torres aún conservan las almenas (teniendo en cuenta que era hacia el lado exterior de la villa), y se puede ver la única chimenea conservada de la planta superior.
Torre oriental que, desde el siglo XIII, había sido la residencia regia, con ventana gótica con arco trilobulado.
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