21 ago 2013

Viaje por Burgos: El Ojo de Guareña




En la merindad de Sotoscueva (provincia de Burgos, de la CC.AA. Castilla y León) se encuentra el ojo de Guareña, unas enormes cuevas kársticas. Dada a su ubicación y su tamaño había presencia humana desde tiempos muy tempranos (así se encontró huellas de pie descalzos de 13.000 a.C.).

Durante la edad media, en concreto durante los siglos VIIII y IX, servía perfectamente como lugar de retirada durante ataques y para almacén de trigo y alimentos para los habitantes de las zonas de alrededor. Posiblemente en estas fechas se comenzó rendir culto en estas cuevas o cerca de ellas al Santo Tirso. Dicho martirio cristiano quien murió en 251 gozó de gran popularidad a lo largo de la edad media, especialmente en el reino de León anterior a la independencia castellana.

Una vez que dejo de ser necesario ocular la ubicación de las cuevas, a partir del siglo XIII con el alejamiento de las fronteras y la unificación de León con Castilla, se rendía abiertamente el culto en la entrada de dichas cuevas. En su interior se dibujaba el martirio del santo en las paredes de la roca, que se conservan hasta hoy en día.

Durante la contrarreforma en la edad moderna, en los siglos XVII y XVIII, se reformó el lugar del culto. Entonces dejo de ser su ubicación ventajoso. Lejos de grandes poblados o centros neurálgicos, se construyó en sus afueras la iglesia y las paredes actuales con un estilo barroco simple y con escasas decoraciones, lo suficiente para fiestas puntuales a lo largo del año, pero sin espacio suficiente ni la riqueza necesaria para recibir personas importantes o masas de personas.

 Posiblemente se implantó el culto de San Bernabé para reforzar el papel de los santos, en este caso de un apóstol in oficial mencionado en los evangelios. La extensión del culto en el reino de Castilla se reflejó igualmente cuando se había comenzado celebrar las fiestas de San Bernabé desde 1521 en Logroño, es decir, siglo y medio antes.

Depósito en el interior de la cueva.
Restos de 5 o 6 humanos de épocas diferentes, guardados en el depósito.

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