6 sept 2020

La globalización antes de la globalización

Introducción


Mi móvil está hecha en china, con Coltán del congo, comprada en el mercado digital amazon.es, una compañía estadounidense, quién lo trajo con una mensajería de paquetes alemana - DHL - desde su país de origen hasta España. Ese objeto no es de lujo, sino de uso diario, y un ejemplo de la globalización real que vivimos. 

La globalización es - como se vio con la ausencia de mascarillas y máquinas respiratorias a la llegada de la pandemia del virus de Corona en marzo del 2020 - un constructo muy débil y fácil de romperse. Las fronteras se cerraron para hacer la cuarentena, y muchos políticos lanzaron el grito al cielo: La dependencia del mercado global era algo peligroso! La reacción ante la globalización es un auge del populismo - sea de izquierdas, sea de derechas. Los unos lo critican por el capitalismo desfrenado, que permite llevar los ingresos a paraísos fiscales o trasladar cadenas de producción a países con menos derechos laborales, los otros se quejan de que los productos son extranjeros, que el país pierde soberanía y dependa de otros organismos multinacionales. 

La globalización es, sin duda, algo real y algo que nos influye y afecta - pero no ha sido así desde siempre. En este contexto quisiera introducir de forma resumida unos capítulos interesantes del breve libro Geschichte der Globalisierung de Jürgen Osterhammel y Niels P. Petersson, en la cual postulan la tesis, que la globalización no se había iniciado - como algunos historiadores surgieren - hace miles de años, sino como muy pronto con el inicio del imperialismo en 1880. Lo que me ha llamado la atención eran sus descripciones del los siglos previos a la misma. Como se podría describir las relaciones entre las sociedades antiguas, medievales o modernas?


Conceptos


Según Osterhammel y Petersson se puede diferenciar entre tres formas de integración territorial: 


  • Integración imperial:

    • Unidades políticos menores se unifican a un imperio. La estabilidad imperial (para descartar estructuras políticas unidas solo por el carisma como ocurrió con Alejandro Magno, Tamerlán o Napoleón) se asegura y caracteriza por la existencia de…

      • ...un aparato burocrático jerarquizado a nivel imperial.

      • ...un aparato militar, que se puede poner en marcha en todo el imperio.

      • ...una exigencia simbólica de la sede imperial, de ser también el centro del mundo. 

Como ejemplo de integración imperiales tendríamos al imperio Chino, Mongol (de la india), Inca, Persa o Romano, sin embargo no estaría el imperio Habsburgo de Carlos V., dado que su aparato militar estaba muy limitado (solo soldados del reino de Castilla se podían trasladar, pero no de Aragón - pero tampoco podían colonizar aragoneses las indias americanas), y la sede imperial (es decir, Madrid) tardó en consolidarse, aparte de no convertirse hasta la época Borbón en una ciudad con cierta importancia.  

  • Integración ecúmenica:

    • Las religiones permiten la integración de amplios territorios, sin embargo, su integración habitualmente era más bien simbólica. Las ideas religiosas se difundían y se mantenían unos mínimos comunes (teología común, existencia de un o más centros religiosos, catalogo de obligaciones religiosas, si es posible la existencia de algún dogma escrito), no obstante ejemplo en el cristianismo se observa la gran heterogeneidad que hay entre puritanos norteamericanos, católicos iberoamericanos, ortodoxos rusos y cristianos armenios, coreanos o filipinos. Algo similar ocurre con todas las grandes religiones. Dos fenómenos extraños son el confucianismo y el catolicismo. El confucianismo es el único ejemplo de integración ecuménico que coincidió durante siglos con la integración imperial china. El catolicismo es la única religión que cuenta con una institución centralizada que procura homogeneizar la integración ecuménica: El papado eclesiástico es la excepción de la regla, aunque tampoco haya logrado que exista una integración imperial simultanea.   

  • Integración comercial:

    • La tercera y posiblemente más extendida forma de integración es la comercial: Diferentes redes, que permitan el intercambio de productos, personas (esclavos!) e ideas, como ocurrió por ejemplo con la ruta de la seda, las rutas subsaharianas o las rutas comerciales indias.


Eso son las tres formas que existen, según Osterhammel y Petersson, para lograr la integración e intercambio entre diferentes regiones de mayor escala. Ellos descartan - algo que si se podría discutir, a mi juicio - una cuarta forma de integración, que serían los movimientos migratorias. Lo descartan porque habitualmente no se forman grandes unidades estructurales, ni se establecen contactos intensivos con los que permanecen en el hogar. Ellos mismos indican que posiblemente para los siglos XX y XXI se tendría que revisar esta cuarta forma. 


Los pasos hacia la globalización


  • Imperio de Oriente, Imperio de Occidente (Prehistoria - XII)


Para Osterhammel y Petersson había dos espacios de integración en el mundo, desde la antigüedad antigua hasta la edad moderna: Prácticamente en ambos extremos del continente Eurasia, dividido por las estepas centroasiáticas y las cadenas montañosas centroasiáticas, en concreto: La cuenca endorreica centroasiática. En la parte occidental se intentó crear una integración imperial (primero con el imperio romano, seguido por el califato omeya y abbasí), igual como en la oriental (en concreto, él imperó chino bajo la dinastía Tang). Sin embargo, ambas regiones apenas se conectaron durante la historia.


Dos imperios - el romano en el oeste y el han en el este - mantuvieron como mucho algunas relaciones comerciales. (Siglo II d.C.)

Otros dos imperios - el califato omeya en el oeste y el tang en el este - de nuevo, excepto en algunos confrontaciones, apenas se relacionarón. (Siglo VIII d.C.)

La cuenca endorreica centroasiática es la razón principal por la cual Eurasia permaneció dividido - tanto, que incluso con la globalización sigue siendo más económico transportar contenedores por el mar desde Portugal hasta Corea que en tren.

  • Un momento de nexo (XIII)


La primera vez, en la que el continente Eurasia durante un segundo consiguió aumentar su grado de integración fue con la pax mongólica del siglo XIII. En este siglo, principalmente gracias a la integración comercial, amplios espacios territoriales se conectaron: Las cruzadas (y las consecuentes rutas comerciales) y las “polis” comerciales como Venecia y Génova unieron la Europa occidental con el próximo oriente, el comercio indico con el sureste asiático floreció, y la pax mongólica permitió la amplificación de la ruta de seda hasta de una forma desconocida hasta entonces. Tal fue ese primer paso global, que hubo la primera pandemia continental: La peste negra, que sucumbió tanto los campesinos cristianos como los funcionarios confucianos. Esa misma pandemia fue, la que eliminó al imperio mongol y debilitó drásticamente la importancia de la ruta de la seda. El mecanismo de integración más fuerte - el comercial - reaparecerá tras unos siglos.


El imperio mongol logró, durante el siglo XIII, unir las redes disperas.


  • La Edad Moderna: Época de separación (XIV - XVII)


Lo curioso es la tendencia del aislamiento: Eurasia volvió a acomodarse en su aislamiento geográfico, similar a los Inca que no sabían de los aztecas, y Tenochtitlan que jamás había escuchado a un lugar llamado Machu Picchu. Las dinastías Ming y Qing se aislaron, similar al shogunato japones, los safávidos del Irán o al Imperio mogol de la india, igual (!) como lo hizo la franja occidental de Eurasia. El interés mutuo, tan vivo en el siglo XIII, disminuyó - y la conciencia de identificarse mediante separación del otro, aumentó. Cada uno se bastaba a si mismo. A Osterhammel y Petersson les llama la atención. Solo, mientras que en la mayoría de las regiones del mundo existían imperios que cumplían con los requisitos de la integración imperial, en la Eurasia occidental eso carecía: Francés, los Habsburgos, los ingleses, los osmanos se pelearon y guerrearon, por si fuera poco, lucharon cristianos católicos contra cristianos protestantes y musulmanes. La idea imperial seguía viviendo, pero en Europa no tuvo éxito, sino se estableció el único sistema de equilibrio entre estados medianos: Mediante el consenso los estados europeos acordaron, nunca permitir que un imperio europeo se establezca. Por ello los Habsburgos se encontraron con tanta resistencia, o los Osmanos cuando quisieron homogeneizar al mediterráneo. Ni Napoleón lo logró - tanto la paz de Westafila de 1648 como el congreso de Viena de 1815 (o el tratado de Versailles de 1914, o la fundación de la UE en el siglo XX) son pruebas de aquello. 


Este mapa mundi lo visualiza: En la Eurasia occidental hay una alfombra de retazos (exceptuando al rojo osmano y el ruso azul, que a su vez están también en Asia), mientras que en la Eurasia oriental dominan el Safavid verde, el mongul rosa o el Qing amarillo. La competencia de esa alforma permitió, que se coloreé el otro lado del "mar" europeo (es decir, el oceano atlántico) con los ingleses, franceses, portugueses y castellanos.


Esa situación particular hizo, que los estados eurasicos del occidente se encontraban en una continua competición entre sí. La carencia de un gobierno central impidió la prohibición de grandes proyectos (como las flotas de expedición de Zheng He, que fueron canceladas, o la larga duración de una especie de prohibición de armas de fuego en el shogunato japones) - por ello, gracias a la intensa competencia intraestatal, los Europeos viajaron por el mundo y crearon imperios “de la pólvora”. Primero Castilla y Portugal, después los Países Bajos, Inglaterra y Francia y, hacia las otras direcciones, Rusia y los Osmanos: Todos esos estados europeos-mediterráneos expandieron por la mar, y el uso de la pólvora les permitió el control sobre América y gran parte de África. El océano atlántico se convirtió en un mar europeo: Esclavos africanos fueron llevados hacia las plantaciones caribeñas, para llevar al algodón a Europa, cerrando el ciclo trayendo armas de fuego al continente africano. 


La torre china en el 
centro de Munich es 
un ejemplo de la Chinería
(construida en 1790)
Osterhammel y Petersson destacan que el océano atlántico era Europeo: El mundo permaneció policéntrico, y las relaciones comerciales que se establecían, seguían siendo similar al siglo XIII: El comercio de productos de lujo (pieles canadienses, plata peruana, porcelana china, té indio, tecnología europea) prospero sin influir considerablemente a la mayoría de la población. Cada centro, desde Kioto por Pekín y Agra hacia las numerosas capitales europeas: Todos seguían interesándose por sí mismo, y apenas se influían. Había breves modas pasajeras como la 
Chinería en Europa, sin influirse mutuamente. 


  • El comienzo de la globalización: Su imposición (XVIII-XIX)


Como arriba describí, las continuas tensiones intraestatal animaron a una auténtica carrera del mejor aprovechamiento de recursos: Si no tenías mejores barcos, mejores cañones o mejores aparatos de producción, tu vecino te conquistaría. El imperio ruso y el imperio osmano se consolidaron durante el siglo XVIII - y se notó que sus emperadores ya no tenían más la iniciativa reformadoras que tuvieron Pedro I. el grande o el visir Kara Mustafa Pascha. Ambos comenzaron a estancarse, igual que el habsburgo (tanto los austrias como los castellanos). París, Ámsterdam y Londres aprovecharon la oportunidad, y continuaron con la mutua competición - acelerado gracias a revolución industrial. Esos avances hicieron, que a partir del siglo XVIII los estados atlánticos comenzaron con la globalización, intentando todas las tres formas de integración que mencionamos al inicio:


  • Integración imperial: Inglaterra, Francia, Bélgica y Estados Unidos intentaron crear grandes imperios, a través de sus colonias.

  • Integración ecúmenica: En vez de la religión, intentaron una integración con los valores y la cultura occidental, creyéndose superior a la del resto del mundo. 

  • Integración comercial: El comercio, en el fondo, siguió siendo y será la herramienta de integración más poderosa de todas. Al fin de cuentas, la mayoría de las colonias se fundaron por fines comerciales, y después por motivos de prestigio nacionalistas.


Esta globalización tuvo éxito gracias a la imposición por la fuerza por parte de la Europa occidental: Cañones estadounidenses abrieron los puertos de Japón, ingleses fueron quienes vendieron opio indio a drogadictos chinos, europeos quienes seguían con la esclavitud en África y quienes habitaban cono presos en Australia.


Y con eso, que se profundizaría mucho más en el libro, quisiera cerrar mi análisis sintetizada. 


20 ago 2020

Un breve análisis sobre el populismo basado en la teoría de Kolja Möller (IV)

(Eso es una continuación de la tercera parte del análisis)


La revuelta progresista


Vamos a llegar a la última parte de la obra de Kolja Möller: Su “revuelta progresiva” y su “revuelta buena”. 


Una revuelta progresiva – guiada por partidos como Podemos (España), Bündnis 90/Die Grünen y Die Linke (Alemania), Labour Party (bajo Corbyn) y Synaspismos Rizospastikis Aristeras (de Alexis Tsipras) – procuran movilizar al pueblo, pero sin el concepto identitario como lo define Kolja Möller, es decir: Sin suponer la existencia de una nación preconstitucional a la que se pertenece por nacimiento, sino al contrario. El populismo progresivo hace referencia a un pueblo constitucional. 

El populismo progresivo también se caracteriza por la generalización y popularización de los intereses de grupos concretos (como de minorías discriminadas, las mujeres, etc.), ampliando de esta manera los intereses, pero de una forma constructiva (a diferencia de las propuestas del populismo autoritario, en la que se exige asimilación o expulsión de las minorías discriminadas que ponen en peligro a la “mayoría silenciada). 


La clara visualización de líderes - tanto en partidos populistas de derecha 
(como Ciudadanos o VOS) como de izquierdas (como Podemos o Más País) 
en el fondo sigue la tradición (y el error) de los grandes,
antiguos partidos populares (sin ser populistas, como PSOE o PP).


El origen del populismo progresivo es similar al del populismo autoritario: La globalización y la toma de decisiones “desde arriba” (WTO, IWF, ISICSD, UE) sin pedir la opinión al pueblo. En este sentido se sigue el concepto básico del populismo: Abajo contra arriba, omitiendo la trampa identitaria. 


Ahora bien, según Kolja identifica un grave fallo en el populismo progresivo: Se repite el error voluntarista. La voluntad del pueblo es lo esencial, y si algo no funciona, era porque no hubo suficiente voluntad – así que: La próxima vez se conseguirá los objetivos con MÁS voluntad. Por ello fracasan o tienen dificultades para triunfar.


A mi juicio, se le escapa a Kolja Möller otro error (que tiene también el populismo autoritario): La existencia de “líderes” con los que se asocian los movimientos (como Pablo Iglesias para Podemos).


El “buen” populismo y valoración final


Eso nos lleva al santo grial Mölleriano: La buena revuelta. Que en el fondo es como la revuelta progresiva, pero propone como alternativa de buscar los errores en la voluntad popular en la búsqueda de soluciones factibles. Y eso es el mayor drama que hay, a mi juicio, con su obra: Hace una excelente definición del populismo, una clasificación útil y explica especialmente bien al populismo autoritario o identitario. Solo su “buena” revuelta se reduce, básicamente, en aplicar el lema “tened un objetivo, pero aprended de los errores” (=”Strebt, aber lernt!”), como si el populismo progresivo no lo hiciera. 

Exceptuando esta crítica, me parece una teoría tanto válida como práctica para el análisis de la política de la segunda década del siglo XXI.



5 ago 2020

Un breve análisis sobre el populismo basado en la teoría de Kolja Möller (III)

(Eso es una continuación de la segunda parte del análisis)

La revuelta invertida: El populismo autoritario

Todas las pequeñas revueltas tienen, según Kolja Möller, el peligro de cometer uno de los siguientes errores: 

  • El error voluntarista: Solo con la voluntad del pueblo se puede conseguir cambios (dejando la base socio – económica sin modificar). 
  • El error identitario: Se presupone la existencia de una nación, incluso previa a la formación de cualquier tipo constitucional. Es más, según la índole ideológica se cree que existe un pueblo homogéneo – sean Españoles de raza española o sean Obreros del proletariado. Esos pueblos homogéneos vivían contentos y felices, hasta que el mal llegó del exterior (sean políticos perro flautas o capitalistas chupa sangre) corrompiendo y trayendo el caos heterogéneo al pueblo homogéneo. Esa idea de la existencia de una identidad previa es lo que limita y distrae las metas del movimiento populista. 
  • El error autoritario: Se busca y se apoya a un caudillo, a un líder, quién pretende ser la voz del pueblo. La revuelta, que se inicia alegando que la élite se haya distanciado del pueblo, tiene peligro de preferir como resultado una forma de gobierno autoritario (como ocurrió con Pisístrato en Atenas, Julio Caesar en Roma, Cola di Renzo en Roma, Napoleón en Paris….) y apoyarlo de forma tanto pasiva como activa. 

La gran mayoría de los movimientos populistas – tanto el populismo autoritario como el populismo progresivo – suelen cometer el error voluntarista. Sin embargo, en cuando cometen (encima!) el error identitario, los clasifica Kolja Möller como Revuelta invertida o Populismo autoritario.

Logo del populismo autoritario: El adjetivo identitario es la nueva
forma para hablar de un nacionalismo racista sin nombrarlo.
Eso es cuando se cree en la existencia de un pueblo homogéneo previo, con límites claros, cumpliendo el estereotipo de un hipotético nosotros. Para un populista identitario un Español es, quien ha nacido en España, tenga padres Españoles, sea católico, tenga una piel clara y no se identifique con el nacionalismo catalán o vasco. Y posiblemente prefieren que no sea homosexual ni transexual, tenga un, mejor dos niños y apoye al rey. Así eran los Españoles, desde la edad antigua, desde que llegaron los visigodos (pero para nada pueden tener antepasados de los árabes, sirios ni bereberes musulmanes, eso sería inaceptable). Este sería la imagen utópica de un populista identitario - porque AQUÌ es, cuando el populismo, que es un enfrentamiento entre el pueblo y la élite, añade esta componente identitaria: Un nosotros contra un ellos. En la diferencia Pueblo/Elite ahora hay también un Nosotros/Ellos. Solo que Ellos no tienen que ser miembros de la élite, y miembros de la élite también pueden formar parte de nuestra identidad. El populismo autoritario sería la lucha simultánea tanto contra una élite (una minoría poderosa que discrimina la mayoría y se ha distanciado de ella) como contra unos enemigos de la identidad del pueblo (que pueden ser incluso otras minorías, pero con menos o sin poder).

Santiago Abascal (España), Björn Höcke (Alemania),
Marine Le Pen (Francia) y Matteo Salvini (Italia): Politicos ejemplares
del populismo autoritario.
Con este concepto se entiende como la AfD alemana y la VOX española puede identificar como enemigo una supuesta élite poderosa y financiera (universitarios y profesores perro flautas, medios de comunicación mentirosas, bancos internacionales judíos, etc.…) y al mismo tiempo minorías completamente ajenos del poder (migrantes violadores que se aprovechan del estado del bienestar y simultáneamente logran quitar el trabajo modo gato de Schrödinger, musulmanes terroristas, etc.…). Por eso Trump es capaz de ver uniones y conspiraciones entre una élite del partido demócrata y los trabajadores ilegales mexicanos, por eso Viktor Orbán ve una conspiración detrás de los refugiados sirios y el multimillonario George Soros: Porque en todos los casos los populistas de derechas se identifican como miembros de UN pueblo homogéneo, que es atacado por una élite que a su vez no quiere formar parte de dicho pueblo y se aprovecha de otras minorías para intercambiar las razas, sustituyendo los “pueblos originarios” (ya que fueron al parecer Españoles quienes lucharon incluso contra los cartaginenses sin que lo supieran) por migrantes fácilmente controlables. (Por curiosidad, esta teoría conspiratoria se denomina el gran reemplazo). Obviamente, el mismo peligro corren los movimientos populistas de izquierda, pero hasta 2020 no hay movimientos que se asemejen en grado de importancia a los movimientos populistas de derecha.

La manera de identificar al pueblo con características biológicas, pseudocientíficas y/o religiosas hace que el conflicto nunca se terminará, dado que es imposible proteger la homogeneidad de un pueblo en una sociedad que siempre se está transformando. El conflicto se convierte en permanente, y el orden que promete el populismo de derecha, en algo utópico.

Trump, Marie Le Pen, la AfD: Todos ellos son populistas porque luchan contra una supuesta élite – pero SIEMPRE cometiendo el error identitario, volcando de esta forma a la revuelta: Diciendo que luchan contra los de arriba (como Merkel), se enfocan en luchar contra los de afuera (como los refugiados).
Un hermoso ejemplo para evitar el error identitario es el video musical del satírico Jan Böhmermann de marzo de 2016:

En este video contrasta Böhmermannlas definiciones de los pueblos. Por un lado está la identidad del pueblo pre-constitucional como lo ve el populismo de derechas: El alemán gris, blanco, con mente conservadora - cerrada, discriminatorio, en contra del alemán multicultural, colorido, que incluye todas las personas, independiente de orientación sexual, religioso y pro decencia. En el primer caso tendríamos la Alemania identitaria que busca la exclusión, mientras la otra Alemania es la integradora.

Una vez cometido el error identitario, llama Kolja Möller la atención sobre la muy probable caída en los otros dos errores:

  • El error voluntarista se convierte en una política de aclamación: El populismo de derechas cree, que todos saben, quien es del pueblo, y todos saben, que hay que hacer. La voluntad del pueblo ha de ser homogéneo, no se reflexiona, sino solo se acepta, se aclama, se está de acuerdo en lo que hay que hacer – la autocrítica brilla por su ausencia. El pueblo aclama - aplaude, hace gritos de apoyo ante todo lo que se decida. Se tiene una paradoja: La voluntad del pueblo es manifiesta – pero al mismo tiempo, se impide toda voluntad critica, ya que puede ser contraria. Eso lleva a que no se discute lo que se declara como voluntad del pueblo, y fue la mayor justificación para todos los regímenes totalitarias. 
  • El error autoritario – de allí que esta forma de revuelta invertida también lo denomina populismo autoritario. El populismo de derechas – al menos hoy en día, verano del 2020 - aún no es fascista, dado que aún no otorga (a diferencia del fascismo originario) hacia la violencia una potestad creativa. Sin embargo, Kolja Möller recuerda que no se puede ignorar todas las investigaciones sobre el fascismo: Siempre hay el peligro de caer al autoritarismo. La Falange, el fascismo italiano y el nacionalsocialismo fueron movimientos rebeldes, proletarios y anticapitalistas – y su crítica a las élites se manifestaba en su fuerte antisemitismo y un temor de supuestas conspiraciones comunistas. Lo mismo puede ocurrir hoy de nuevo, y un Björn Höcke podría ser, igual como un Santiago Abascal, un nuevo Führer o Caudillo. 
 
Kolja Möller intenta explicar las causas del éxito del populismo autoritario, sin embargo, su tesis – se educa a las futuras generaciones una identidad egoísta, un YO egoísta contra el solidario NOSOTROS – no me convence mucho, pero estoy de acuerdo con su definición sobre este tipo de populismo autoritario. 




29 jul 2020

Un breve análisis sobre el populismo basado en la teoría de Kolja Möller (II)

(Eso es una continuación de la primera parte del análisis)

El populismo es – según Kolja Möller – un tercer camino de participación del pueblo al poder, aparte de una auténtica revolución o la participación institucionalizada (huelgas, oposición, manifestaciones, fundaron de partidos, etc.). Un tercer camino que también denomina como pequeña revuelta, algo que, según su teoría, existió siempre en las sociedades como camino medio entre los dos extremos participativos.

Basándose en los textos de Karl Marx y Friedrich Engels identifica Kolja Möller tres puntos débiles que tiene el populismo:
Propaganda nacional-
socialista: Triunfo de
la voluntad.
  • El error voluntarista. El pueblo es el soberano – y por ello, si se quiere obtener el éxito, se necesita la voluntad popular para obtenerla. Si no se consigue, la voluntad del pueblo no era suficiente – un hábito, que incluso se observa tanto en la URSS histórica como las democracias parlamentarias: Si la sociedad / el pueblo obrero se esfuerza lo suficiente, se logran todas las metas que se desea. Ese santo grial – con voluntad lo consigues todo! – es el telón de Aquiles. No la voluntad es la solución, sino el análisis de sus obstáculos: La organización estatal, política, social o económica pueden ser los mayores obstáculos para conseguir las metas.  Porque una buena voluntad se puede deshacer, si por ejemplo el aparato burocrático es tan lento y complejo, que lo desenreda por completo al final del camino.

  • El error identitario. La esencia del populismo es la crítica hacia la élite, que se haya distanciado del pueblo – ahora bien: La definición de lo que es el pueblo suele ser a menudo muy diversa. Según Kolja Möller muchas tendencias populistas cometen el fallo de presuponer la existencia de su propia versión de un pueblo – sea el “pueblo obrero” o “el pueblo español” – sin especificar ni concretar lo que es. Así un movimiento populista debería constituir, formar, crear (cada vez de nuevo) su concepto de lo que es el “pueblo”. Por ello, los movimientos populistas derechistas como VOX y AfD son identitarias porque presuponen la existencia de un pueblo español o alemán, incluso antes de la creación de una constitución. De allí la razón por que muchos movimientos populistas también pueden migran de izquierda a derecha (y viceversa) como ocurrió con el Movimiento de los chalecos amarillos franceses – nos encontramos tanto con grupos comunistas como con neofascistas, ideas anarquistas mezcladas con conceptos liberales – porque cada uno tenía “su” interpretación de pueblo, y todas suponían que la identidad de “su” pueblo ya existía, tratándolo como algo obvio.
Populistas de la derecha alemana, los identitarios, quienes presuponen
la existencia pre-constitucional de un "pueblo alemán", que
suponen en peligro por un "cambio de pueblos" organizado por una
Élite izquierdista del gran capital neoliberal - independiente de la valoración
sobre la coherencia de su crítica: Su aparato propagandístico (colores, uso de simbología
y de las redes sociales) es exitoso. 

    Pisístrato (600 - 527 a.C.)
  • El error autoritario. Los movimientos populistas tienen una tendencia hacia el autoritarismo, otorgando el poder al tirano que ellos mismos eligen. De allí, por cierto, el origen del concepto de Tyrannis: Una persona llega al poder absoluto por una revuelta populista: Pisístrato fue el primer tirano de Atenas, llegando al poder por conseguir manipular la asamblea popular, y se mantuvo gracias al pueblo. Otro ejemplo magnificó fue Napoleón I (y también Napoleón III): Ambos se convirtieron en emperadores – dictadores! – amados y apoyados por el pueblo, y se justificaron estando en el poder por voluntad popular. De hecho, eso fue la razón por la que Napoleón I. jamás fue visto por sus co-monarcas europeos como uno de los suyos.
 
Esquema
De esos tres errores pecan – de mayor o menor medida – dos de las cuatro clasificaciones del populismo de Kolja Möller: La revuelta invertida y la revuelta progresiva. Su solución – la buena revuelta – intenta superar esos errores. Pero quisiera empezar con el cuarto tipo, dado que no encaja a mu juicio bien con su estructura: La revuelta contraria: El Antipopulismo.
 
Cartel propagandistico del populismo derechista AfD con la frase
Nosotros somos el pueblo! - Wir sind das Volk!
El Antipopulismo es – Sorpresa, lo indica la propia palabra! – la reacción negativa ante cualquier forma de populismo, independiente de su índole ideológico. El pueblo ya tiene, en una democracia, su representación en la constitución, de la cual emana el poder de todas las instituciones. La constitución ES la representación del pueblo, y no un movimiento populista que reclama “NOSOTROS SOMOS EL PUEBLO!”.
Por ello, tanto en los medios como en los discursos de la mayoría del las instituciones y de los políticos, se crítica y se distancia del populismo.
No obstante, destaca Kolja Möller: Si la solución del Antipopulismo es la eliminación del mismo – no está funcionando. Los partidos populistas de extrema derecha están en los parlamentos (la AfD tiene 89 de 709 asientos, la Linke 69 en el Bundestag, VOX tiene 52 y Podemos 35 en el Congreso, etc…) o políticos populistas en el poder (Brasil, EE.UU., UK, pero también Giuseppe Conte en Italia y Alexis Tsipras en Grecia). Como para Kolja Möller el populismo siempre ha existido de mayor a menor medida durante la historia, no se puede ignorar, porque las protestas institucionales al parecer no son suficientes. Es más, la continua critica del populismo resulta ser contraproductivo: 

Mejor publicidad, para llevar a los hombres jóvenes entre 15 y 25 años a los brazos de los identitarios, no hay (Página 101).

Por eso, es mejor analizar, clasificar y entender al populismo – y conseguir integrarlo, como tercer camino, usando al buen populismo. De las tres clasificaciones pendientes hablaré en la siguiente publicación.


22 jul 2020

Un breve análisis sobre el populismo basado en la teoría de Kolja Möller (I)

Introducción
La pandemia del populismo (El Diario, 29 de marzo del 2020), Corona-Pandemie: Populismus tötet (Spiegel, 10 de abril del 2020) o una serie de noticias „The New populism“ (The Guardian, Marzo–Abril 2019) – el auge del populismo ha llegado al la vida diaria, se ha convertido en el  ,ainstream político.  De mayor o menor medida reaccionan historiadores, sociólogos, politólogos o publicistas ante la oncienciación mediática y de la sociedad sobre una  nueva corriente política - ¿pero realmente es tan innovador?
MÖLLER, Kolja, Volksaufstand & Katzenjammer,
edit. Wagenbach, Berlin, 2020

El término del populismo es antiguo – solo que hasta hace pocos años era un término usado por estudiosos de las ciencias políticas o historiadores (si por ejemplo si hacen referencia de los populares romanos y sus respectivas guerras civiles). Eso cambió cuando tras la Gran Recesión del 07/08/09 (ya tenemos nuestro Crack del 29 para la selectividad!) en numerosos países (primordialmente occidentales) surgieron movimientos políticos que culminaron en la fundación y reestructuración del mundo político, o donde con éxito llegaron políticos al poder, cuyo auge anteriormente ni era imaginario. Me refiero a las fundaciones de (o las transformaciones a) partidos como Movimiento 5 Stelle (2009), Synaspismos Rizospastikis Aristeras (2012), VOX (2013), AfD (2013), Podemos (2014), el breve auge sorprendente de la ya antigua UKIP en 2015, o el auge político de personas populistas como Donald John Trump en los Estados Unidos (desde 2017) o Jair Bolsonaro en Brasil (desde 2019). Todas estas organizaciones políticas y personas políticas tienen en común que se clasifican o son clasificados bajo él (ya muy amplio) adjetivo del populismo.

Después de una década se nota como un cierto desprecio hacia el término del populismo – tanto desde la izquierda como desde la derecha se acusa al bando opuesto de ser un populista de derechas o de izquierdas, y se asocia al populismo con el uso activo de las emociones irracionales, oprimiendo el uso de la razón, para escuchar únicamente al quién más grita. Por ello me pareció interesante entender un poco mejor este término y este concepto, leyendo para ello “Volksaufstand & Katzenjammer” (2020) de Dr. Kolja Möller de la Facultad de Derecho de la Universidad de Bremen.

Una definición del populismo

Según Kolka Möller – y otros sociólogos y politólogos que menciona en su libro – el populismo es una corriente política muy antigua. Lo refleja haciendo referencia a la poca conocida pero muy llamativa revuelta romana orquestada por Cola di Rienzo de 1347, cuando llegó al poder gracias al pueblo romano, pero lo perdió tras pocos meses tras la fuerte resistencia del papado y la nobleza romana. Kolja Möller clasifica a Cola di Rienzo como político populista. Según él, se puede clasificar la participación del pueblo en el poder con tres categorías diferentes.

Tres formas de participación

  • El pueblo participa haciendo una auténtica revolución, clasificada también como Gran Revuelta, cambiando por completo la estructura política y el reparto del poder. Los que anteriormente tuvieron el poder, lo pierden por completo, la vieja jerarquía se elimina, incluso se invierte: Los que estaban abajo, ahora están arriba, los que eran mandados mandan.
  • El pueblo participa empleando los mecanismos políticos existentes, como a través de elecciones, referéndums, en la oposición, en manifestaciones y huelgas puntuales. El pueblo puede, usando las vías institucionales ya establecidas, hacer cambios políticos, dado que está en un estado cuyo poder emana de la soberanía del pueblo constitucional. Evidentemente, esa forma de participación del pueblo solo es factible en estados democráticos o que tengan un mínimo de funcionalidad democrática.
  • El pueblo participa haciendo la pequeña revuelta. Según Kolja Möller falta esta tercera categoría, falta algo entre una oposición parlamentaria y una revolución autentica: La critica a la política actual y la petición de un completo reajuste jerárquico del poder, pero sin cambiar al sistema entero. A diferencia de una gran revolución se quiere reanudar con el sistema político existente – criticando a los partícipes del sistema y a parte del sistema, pero sin desear crear un sistema político completamente nuevo. Hace referencia a las personas, que sienten que los mecanismos políticos existentes no son suficientes, no se sienten bien representados, pero tampoco quieren cambiar al sistema entero.

Según Kolja Möller, la pequeña revuelta surge cuando los ciudadanos sienten o acusan a la élite (social, política, financiera) de haberse emancipado y separado del pueblo, exigiendo una recuperación de un buen gobierno. Esa pequeña revuelta es lo que clasifica como populista: Los populistas se ven como mayoritarios y se sienten oprimidos por una minoría. Un ejemplo simple sería, por un lado, cuando populistas de izquierda critican la discriminación de la mujer, y cuando populistas de derecha critican el lenguaje políticamente correcto: En ambos casos (independiente de la realidad!) se sienten atacados y oprimidos por una élite que consideran minoritaria (en el caso de los ejemplos, en el primer caso sería una élite machista del patriarcado, mientras en el segundo casó tendríamos una supuesta la élite cultural-liberalista).
Esa inversión jerárquica, este cambio de abajo hacia arriba, existió según Kolja Möller durante toda la historia, y se manifestaba incluso en las arcaicas sociedades indígenas de Norteamérica (las culturas que fueron estudiados por Pierre Clastres y Christopher Boehm): Cuando un líder empezó a separarse demasiado de los intereses del pueblo, este pueblo lo destituyó del poder. Solo que dicha inversión jerárquica se podía hacer de numerosas maneras: Asesinando a la élite con una revolución, mofándose de ella, o mediante mecanismos de control institucionales.

⇒ La política populista es una pequeña revuelta, que desea invertir la jerarquía del poder, considerando que la élite se ha separado del pueblo, pero sin cambiar la estructura política por completo. Siempre se basa la política populista en la primicia de la soberanía del pueblo, de la cual según la constitución surge todo el poder político.

Diferenciación

Esos movimientos populistas se diferencian de los movimientos de protesta y de la política popular, según Kolja Möller:

  • Greta Thunberg y el movimiento Fridays-for-Future.
    Los movimientos de protesta (Como No-Deshaucios, Occupy, los movimientos antinucleares, Fridays-for-Future, etc…) en sí no son movimientos populistas, porque tratan temas que afectan a la sociedad, pero solo se enfocan en temas y ocasiones muy limitadas (vivienda, medioambiente, etc.). Sin embargo se pueden integrar perfectamente y formar parte de políticas populistas, sea el medioambiente en el partido alemán Die Grünen o para el tema de los desahucios en Podemos.
  • La política popular (lo que hacen supuestamente todos los antiguos grandes partidos, desde el Partido Popular español hasta los socialdemócratas alemanes) procura – en teoría – hacer política para todo el pueblo. Pero no es populista, porque una característica del populismo es la crítica a la jerarquía política de la que no forma parte. Por ello, aunque muchos políticos de Podemos o VOX estaban de alguna u otra forma participando en la política, nunca fueron dirigentes o tenían gran potestad de poder hasta la fundación o el auge real de sus respectivos partidos políticos. Por ello, el caso de Donald Trump y los Republicanos es especialmente llamativo y tan ejemplar al mismo tiempo: Trump critica a la élite – de la que su propio partido según el populismo forma parte! Los republicanos serían un partido popular que quiere representar al pueblo entero, pero su jefe de partido Trump actúa como un político populista (en su caso, Trump hace referencia a la élite de izquierdas).

De todos modos la política populista destaca, según Kolja Möller, por reutilizar, reciclar y mezclar elementos de las viejas, grandes ideologías políticas, como del liberalismo, del socialismo y del conservadurismo.


Contexto geopolitico

Kolja Möller concluye su definición con un paseo ejemplar por los movimientos que considera populistas a lo largo de la historia reciente, para ubicarlo también geográficamente:

  • Un ejemplo del populismo de derecha, cuando se acusa a Obama de ser
    comunista (en esencia, antiamericano) por ser visto de la Tea Party
    como miembro de la "Elite izquierdista".
    Norteamérica: El populismo estadounidense se destaca por mezclar tener dos corrientes: Por un lado la crítica de una mayoría (refriéndome al punto de vista de los supuestos afectados) religiosa-conservadora del mundo rural hacia la minoría atea-liberal de las ciudades de la costa, que se combina con una mayoría de pequeñas empresas y granjeros contra la minoría de las grandes empresas multinacionales capitalistas. De allí la posibilidad que se mezclen las dos corrientes, culminando en el movimiento populista Tea-Party de 2009, donde cristianos conservadores de clase media-baja y multimillonarios como David H. Koch criticaron al Big Government (por entonces, el demócrata Barack Obama). Pero ya un siglo antes hubo un breve movimiento similar: La Farmers Alliance de 1887, que se convirtió en 1891 en la Peoples Party, tenía muchas semejanzas, hasta su final en 1900: Unos granjeros pequeños del centro de los estados unidos se veían amenazados por las grandes empresas capitalistas de las costas, y encima dichas empresas las consideraban como ateas y lascivos - mientras que a sí mismo se consideraban buenas personas de moral cristiana. Cristianismo conservador + Pequeñas empresas rurales VS. liberalismo ateo + grandes empresas multinacionales. Otro tema aparte es la evidencia incoherencia real que Donald Trump no vive como esos valores, lo que nos interesa es la motivación de los votantes de Trump y la razón de éxito. 

  • Nicolás Maduro es un ejemplo de la transformación que puede
    provocar el populismo: Hacia un gobierno más autoritario.
    Iberoamerica: Desde los años 70 había dos corrientes políticos opuestos: Por un lado los movimientos populistas neoliberales, por el otro lado los movimientos populistas de izquierdas. Ambas tenían (y tienen) en común que hacen referencia al deseo del pueblo, a luchar contra unas élites corruptas. En la primera década del siglo XXI dominó el movimiento populista izquierdista, con los peronistas Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, el Chavismo venezolano y Correa en Ecuador. Sin embargo – algo que se tiene que tener en cuenta como Kolja Möller destacará más adelante: El populismo tiene tendencias autoritarias, y eso es lo que pasó por ejemplo en Venezuela. Durante los últimos años se ha volcado la ideología, y el populismo derechista (como con Bolsonaro en Brasil) está en auge. 

  • También la AfD alemana de Björn Höcke tiene el riesgo de convertir
    el sistema politico democrático hacia un sistema autoritario,
    como ya se está reflejando ahora.
    Europa: En Europa los populismos de ambos lados ideológicos surgen, según Kolja Möller, como reacción ante la globalización, los actos de la Unión Europea y el tema de la migración. Especialmente fuerte está el populismo derechista, que combina dos corrientes diferentes, pero ambas nacionalistas: Por un lado el concepto como pueblo económico (Los otros nos quitan a NOSOTROS el dinero), por el otro lado la interpretación nacional – socialista del pueblo (NUESTRA gente sufre el paro, etc…PRIMERO ayudamos a los NUESTROS, y después los OTROS). 

En la siguiente parte intentaré explicar los cuatro tipos de pequeñas revueltas que existen según Kolja Möller.