13 jun 2015

Los mitos como fuentes de memoria: el Minotauro.

La leyenda del minotauro es bien conocida. Minos, hijo de Zeus y Europa, tuvo una mujer, Pasiphae, quién se burló de los dioses. Cabreados, enviaron un toro que sedujo Pasiphae. Más tarde nació de esta relación el famoso Minotauro, un monstruo medio hombre, medio toro.
Representación del Minotauro.
El rey Minos lo encerró en un laberinto, y cada año se le enviaron 14 vírgenes atenienses como sacrificios. Esto terminó cuando Teseo, hijo del rey de Atenas, mató al Minotauro.
La leyenda continua con que Teseo huye del reino de Minos junto con Ariadne, hija del rey Minos, quién le había ayudado encontrar la salida del laberinto.

Los sucesos que impresionaron a los contemporáneos prehistóricos (incluso históricos) no se transmitían por escrito, sino de forma oral. El suceso se cuenta, el viejo se lo cuenta al joven, los padres a sus hijos, durante décadas o incluso siglos. 
Los recuerdos más interesantes, más destacados los guardan los cantantes, los poetas y los juglares, quienes durante eventos sociales cantan sobre lo que ocurrió hace mucho tiempo. Y así forman lo que se llama memoria colectiva, que hoy en día sigue existiendo (sea con documentales, clases de historia y congresos, sea con leyendas urbanas, novelas históricas y teorías conspiratorias).
Lo que suele ocurrir con esa forma de recordar es que con el paso del tiempo se distorsiona la memoria inicial. Mediante el olvido de detalles insignificantes, el invento de información interesante, las modificaciones forzadas (para memorizarlo y / o cantarlo mejor) y la evolución de la sociedad (cambios tecnológicos, políticos y culturales que hacen difícil comprender el contenido antiguo) se producen lentamente los cuentos o mitos.

Por esa razón cada mito tiene un núcleo verdadero, a veces muy escondido. Todos se rieron de Schliemann, hasta que descubrió que Troya realmente existía. Lo mismo ocurre con el mito del minotauro. ¿Qué elementos veraces esconde el mito?
Mapa con los palacios minóicos y sus rutas comerciales más importantes.
Para comenzar los 14 sacrificios atenienses. Quitando el hecho simbólico del 14, interesa saber que solían ser 14 vírgenes que tenía que enviar la polis Atenas al reino minoico de Creta. El mito está sugiriendo que durante un tiempo la cultura minoica, en concreto los más poderosos “ciudad-estados” palaciegos Knossos y Phaistos, tenía una relación de superior con inferior con algunas polis griegas. Y la realidad es que efectivamente hacia referencia al periodo minoico medio (ca. 2000 – 1550 a.C.), que era el periodo del máximo esplendor de Creta. Sus flotas controlaban el mediterráneo oriental, negociaron tanto con las ciudades costeras de Egipto como con los hititas de Anatolia. Y muy probablemente presionaron algunas ciudades comerciales, con el fin de obtener privilegios, ventajas comerciales o simplemente tributos financieros.

Un segundo elemento veraz del mito es el minotauro: medio toro, medio humano. Desconozco la razón por la cual se había inventado el minotauro, si no es por difamar a Creta.
La realidad era que efectivamente los habitantes de Creta rendían culto a la diosa madre, una diosa de la fertilidad. Un viejo culto, herencia directa de la cultura de la Europa antigua o Alteuropa. Un animal que se solía asociar con la diosa madre era el toro, símbolo de la masculinidad. Sea con la diosa mesopotámica Inanna o la costumbre neolítica de decorar los lugares e edificios sagrados con cuernos del buey. En la cultura minoica incluso se hacían juegos anuales, donde los chicos jóvenes tenían que saltar por encima de los cuernos de un toro.
Como se observa es la bestia una representación del culto al toro en la cultura minoica. Para los griegos, quienes crearon ese mito, algo incomprensible, dado que su cultura es una herencia indogermánica y no indígena como la minoica.

Ya que estoy, quisiera también hacer una referencia a la doble – hacha. En la Europa antigua la diosa de la fertilidad se solía representar no solo con un toro (vida) o una serpiente (renacimiento porque cambia su piel), sino también mediante la mariposa. Un insecto que “renace” como insecto volador, más bello que lo fue previamente. Ahora una mariposa simbolizada se parece, si carece de muchos detalles y está muy estilizada, a una línea con dos triángulos en cada lado: un hacha doble. De allí la razón por la cual en los palacios de Creta se encuentran tantas referencias a el hacha doble. No representaba la guerra ni la artesanía, sino era otro símbolo de la diosa madre.

Plano del palacio de Knossos.
Y lo último: ¿Qué hay del famoso laberinto? Porque no existe ninguno. Sin embargo, hay dos razones de cómo llego al mito. Como ya he dicho, el hacha doble era un símbolo de la mariposa. Como los griegos no lo reconocían como mariposa, lo llamaron “labrus” o “labrys”, la palabra griega que significaba hacha doble. Y esta palabra se parece bastante a la palabra griega para laberinto: “laburinthos”. De allí que posiblemente como se transmitía por vía oral se creó una distorsión.
Por si fuera poco los palacios de Knossos y Phaistos eran edificios muy grandes, pero ni muy altos ni muy espaciosos. Los palacios en Creta no eran únicamente sedes gubernamentales, sino también almacenes para las empresas comerciales tanto del rey como de otros poderosos, residencia de la familia real, sirvientes e aliados, centro de producción de artesanía y lugares de culto. Cada gobernante añadió habitaciones y pequeños edificios al edificio original, escaseaban tanto los pasillos espaciosos como salas representativas. Tampoco solía superar los dos pisos de altura.
Es decir que para alguien quien no vivía allí parecía una acumulación de habitaciones y pasillos desordenados, complejos y confusos. En fin: un laberinto.

Evidentemente se pueden encontrar más paralelas con la realidad y otros detalles simbólicos. Yo quería presentar los tres más evidentes (toro, laberinto, sacrificio ateniense), que reflejaban lo que había sido verdad. El mensaje del cuento del minotauro y sus respectivas interpretaciones (la cuerda como “hilo rojo” para la vida, el laberinto como interpretación cósmico, etc…) no lo quise tener en cuenta para ese breve análisis.

Fuentes:

  • BAUER, Wolfgang, DÜMOTZ, Irmtraud, GOLOWIN, Sergius, Lexikon der Symbole, 2006 [21], edit. Marixverlag, Neu Isenburg
  • FUCHS, Konrad, RAAB, Heribert, Wörterburch zur Geschichte, 1987 [6], edit. Dtv, Nördlingen
  • HAARMANN, Harald, Das Rätsel der Donauzivilisationen, 2012 [2], edit. C.H. Beck, München
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