25 mar 2011

Definir pueblos – los celtas – Parte 2

Continuación de....

4. Una propuesta de definición para “pueblo”

Jonathan Stock había creado unos criterios, en mi opinión muy concretos, en relación con los celtas con el fin de poder definir un “pueblo”. (4). Según Stock existen cinco criterios importantes con vistas a posibilitar la identificación de un pueblo:
  • Conciencia propia. Con el objeto de que se pueda hablar realmente de un “pueblo” sería necesario que dicho pueblo se reconozca a si mismo como tal. Se tiene varios restos donde orgullosamente un romano escribió que perteneció al pueblo romano. (Aquí un ejemplo donde un "celta" recibió la ciudadanía romana) En cambio no hay fuentes similares en el caso de los celtas. Stock menciona una sola fuente: Caesar escribió que la mayoría de los galos se llamaron a si mismos “Celtae”. Al contrario de los “germanos”: no hay fuentes donde los ostrogodos, francos o sajones se reconocían como “germanos” o miembros de dicho pueblo . Lo que si era claro fue que se reconocía un grupo como por ejemplo “teutones”. Varios, diferentes pueblos fueron, de todos modos con una cultura con rasgos comunes.
  • Imagen exterior. El segundo elemento es que un pueblo sea reconocido por otro pueblo – cosa que raramente es de gran utilidad. Para las civilizaciones mediterráneas los celtas fueron “bárbaros”, sin embargo se les reconocía como un pueblo que se encontraba en el centro europeo, norte y este de los Alpes, Francia, sur de Alemania, Suiza y Austria (Platón, 350 a.C., y Aristóteles). Desde el siglo VI a.C. usaban términos con el fin de describirlos como “Keltoi”; “Keltai” y “Celtae”; y si describían a los germanos (como Tacito con su famoso “Germania”) solo aplicaban unos conocimientos de dos, tres pueblos a numerosos grupos más amplios. La imagen exterior sería la que más favoreció la creación de estereotipos superficiales.
  • Lengua. El tercer elemento es la lengua. El lenguaje es el elemento más fuerte con vistas a detectar a un pueblo ya que es un instrumento usado día a día. Cuando alguien llega a un lugar cuya lengua no comprende, ya está fuera de “su” ámbito, de la zona de “su” pueblo, es un extraño. Es la primera lengua que se aprende, después siguen las segundas y terceras. En el momento de la desaparición de una lengua se pierde un elemento troncal de un pueblo como rasgo de identificación. Esto ocurrió con los británicos. La lengua celta se extendió desde mitades del segundo milenio a.C., como una especie de lingua franca, el céltico desde los Alpes hasta España, Francia y las Islas británicas (al menos lo dicen los lingüistas, con fuentes arqueológicas, nombres de pueblos, etc.). Hoy permanecen los restos de la lengua celta en Escocia, Wales e Irlanda – a pesar de que nunca habían llegado grandes movimientos migratorios de celtas hacia esos lugares. 

La lengua celta. En claro durante la antigüedad (siglo II a.C.), en oscuro la lengua celta existente hoy en día. (Fuente: Articulo "Der Untergang". (2011). En GeoEpoche: Die Kelten, 47, pag. 150.)
  • Cultura. El penúltimo elemento sería la cultura. Entendido en el sentido más amplio: ritos, costumbres, formas de vestir, religión, arquitectura, etc.…aun así, como lo desarrolle previamente, no ha de confundirse cultura con pueblo. Si en una excavación los arqueólogos descubren varios restos arqueológicos de una cultura determinada (como fíbulas célticas en las Islas británicas, en el norte de España y Italia, en la Polonia actual y en la antigua Dalmacia. Entre Rin, los Alpes y el sur de Francia.) no necesariamente habitaban los celtas esas regiones – podrían haber sido pueblos “celtificados”.  
Extension de la cultura celta (rojo), de la cultura celtíbera (rojo oscuro) y los britanicos "celtificados" (marrón). (Fuente: Mapa de PETERS, Stefanie, procedente de STOCK, Jonathan. (2011). "Die Sicht der Forscher". En GeoEpoche - Die Kelten, 47, pag. 21.)
  • Procedencia. Eso sería el último y, en la diferenciación de cultura – pueblo más importante, rasgo: la procedencia común. En vez de entenderla como procedencia común – ya que no se podía hablar de un “clan celta” primero – se debería ver en procedencia una especie de pasado común. Cuando diferentes grupos de personas se unieron en una región, procedentes de diferentes lugares y culturas, creando y formando un “nuevo” pueblo. Si queremos: lo mismo que ocurrió con Francia entre el fin de la “Völkerwanderung” y la tardía edad moderna. La creación de un “pueblo” o, si se prefiere, de una “nación” francesa que durante la edad contemporánea se constituyo.
    Como los cinco criterios demuestran sigue siendo bastante difícil definir, o al menos limitar espacialmente, a un pueblo. Diferentes pueblos se han ido uniendo creando una cultura – la celtica. Algunos más, otros menos. Dicha cultura – principalmente por relaciones comerciales – llegó a inspirar a los Celtiberos en la península ibérica y los británicos. No hubo una migración desde el continente hacia las islas británicas – sino se han “celtificado” lentamente hasta identificarse durante las guerras de Caesar como miembros de sus primos continentales. Eso demuestra que es necesario diferenciar entre cultura (incluyendo la lengua) y pueblo, ya que los pueblos pueden adaptar elementos culturales de otros, incluso asimilarlos, creando así una nueva conciencia de si mismos y una impresión exterior diferente.
    Presentando los cinco criterios de Stock quería destacar la importancia que tiene una mayor sensibilidad hacia el tema de los – ismos. Es necesario simplificar con el objeto de hablar de “celtas” o “germanos” – siempre y cuando se reflexiona previamente el porque de la simplificación, de porque se les llama así.
    Un amigo mío eternamente me recuerda: los bizantinos no eran bizantinos, sino seguían siendo romanos…
    Y veo, aún la definición pueblo – cultura sigue siendo demasiado ambigua….

    (4) STOCK, Jonathan. (2011). Die Sicht der Forscher. En GeoEpoche: Die Kelten, 47, pag. 20 – 22.


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    Definir pueblos – los celtas – Parte 1

    1. Introducción

    Estudiando un mapa (el de abajo) sobre los celtas me sorprendió la extraña ambigüedad del titulo: “Ausbreitung des Keltentums” (Extensión del “Celticismo”). Sus autores parecen referirse a “algo” céltico sin concretizar. La leyenda indica con los colores que se puede ver la “expansión del celticismo” (flecha negra), las poblaciones célticas (los tres colores en distintos tonos azules), las migraciones (flecha fina, azul) y las influencias de la cultura céltica (flecha gruesa, azul). Se mezcla sin discriminar cultura con pueblo, hablando del extraño “Keltentum”. Interpretando ese mapa yo entiendo que habitaban tribus, familias celtas territorios desde Anatolia por el Danubio hasta Francia, las islas británicas, el norte de la península ibérica y alpinita. Solo: en las islas británicas nunca parecen haber llegado grandes migraciones célticas; en cambio en Turquía realmente habían migrado numerosos grupos (como mercenarios para los reyes helenísticos). ¿Se extendieron los Celtiberos en toda la península ibérica oriental? ¿Debo pensar que en irlanda habitaban celtas cuyos antepasados provenían del Danubio? ¿Qué significa, en concreto, el “pueblo” celta? ¿Qué diferencias hay entre pueblo y cultura – o, mejor dicho, es importante?

    Ausbreitung des Keltentums (Fuente: LEISERING, Walter (Coord.). (1997). Historischer Weltatlas. Berlin: edit. Marixverlag, pag. 18.).
    El concepto de la nación hoy en día sigue siendo muy discutido; como mínimo se podría asignar a una unidad territorial política la descripción como manifestación visible de una “nación”. Este concepto, usado a gran escala y de tal manera como hoy en día se entiende, comenzó extenderse entre las mentalidades – primero occidentales – desde la tardía edad moderna. Sin embargo si se mueve en épocas anteriores cuando difícilmente se puede hablar de “naciones” se prefiere del término más ambiguo “pueblos” o “culturas” (¿realmente hay una diferencia entre “nación” y “pueblo”?). Numerosos son los mapas que describen simplemente las zonas habitadas por poblaciones carentes de estados conocidos como zonas de determinadas “culturas” los unos o determinados “pueblos” los otros. La república romana, el reino egipcio, o el imperio China – como muy temprano formaron estados, manifestaciones visibles con nombres concretos eran (y son) aparentemente “fáciles” de describir y denominar. Obvio: parece “fácil” hablar de la cultura griega y romana ya que existían unidades políticas que claramente se entendían como representantes de dichas culturas. ¿Qué pasa cuando se habla de germanos, celtas o árabes (previos a 711)?

    2. Dificultad de definiciones

    Si inicialmente hacia mención de la dificultad de definir una nación, ahora quiero indicar la, probablemente mayor, dificultad de definir una cultura o un pueblos. A pesar de las grandes similitudes entre ambos términos son ciertamente diferentes. Comenzando con la “cultura”.
    Su definición en la Europa occidental se entiende de forma heterogénea dependiendo del ámbito cultural correspondiente. En la lengua alemana se distingue entre cultura por un lado y civilización por el otro, por el contrario en la lengua francesa, inglesa y española se suele mezclar ambos conceptos. Aquí mantendré la definición cultural alemana:

    La cultura (del latín “de colere”) tiene, desde el siglo XVII, dos significados. Por un lado es algo interior, la
    • Cultura subjetiva: actuación de creatividad, creación del ser humano, lo que forma, crea causada por el uso de razón. Por el otro lado se tiene su exposición, visible, la
    • Cultura objetiva: manifestación de la creatividad mental del ser humano.
    La agricultura por ejemplo sería la manifestación visible (cultura objetiva) de la razón práctica y de los conocimientos del ser humano (cultura subjetiva), igualmente como cada obra artística, cada ley escrita y cada poema contado es la expresión “objetiva” de la mentalidad “subjetiva”. La cultura incluye todo el mundo de la imaginación, del pensamiento, de la lengua y da los valores, una mezcla intima con la religión (que, a pesar de la diferenciación de la edad moderna, sigue perteneciendo a la cultura). (1). La cultura es todo lo que diferencia un ser humano de un animal. (2). Se podría hacer un paso más y definir la cultura como todos los logros intelectuales, artísticos y materiales característica de un grupo social o de una época. (3).
    A diferencia a la cultura “interior” se tiene la cultura “exterior”, la civilización. En tanto que lo primero consiste básicamente en crear, lo segundo es el lado más técnico, automatizado. No crea novedades, sino las mantiene, las protege. Con el uso de la razón se gobierna sobre los tesoros de la naturaleza (2) y el orden formado de la vida social en estado y sociedad (3). No es una relación sin problemas: varios autores alemanes, aún muy influidos por el romanticismo emocional alemán, habían criticado finales del siglo XIX y al inicio de XX la civilización marcada por su racionalidad fría como “enemiga”, destructora de la cultura creadora.(1)

    Resumiendo: La cultura sería todo el mundo intelectual, interior, de un grupo social o de una época concreta. (3). No es algo universal ni eterno. Hago especial hincapié en que la cultura nunca necesariamente pertenezca a un pueblo concreto – teniendo en cuenta la romanización de la edad antigua, la españolización después de las conquistas americanas, la rusificación desde el siglo XVII o la "chinaficación" contemporánea.

    Ahora bien: ¿que sería el “pueblo”, terminó continuamente asocia ciado cuando se habla de “germanos”, “mongoles”, “precolombinos” o “europeos”? Usando nuevamente algunos diccionarios alemanes se llegaría a las dos siguientes definiciones. Primero sería
    • el pueblo los habitantes o un grupo minoritario con propias características de un país (1), o, más concreto,
    • el pueblo son un grupo de personas con procedencia, cultura e historia común, que comparten concientemente las mismas costumbres y el sentido común. (3). También se podría denominarlo “Volkstum” (1) sin caer en las definiciones "biológicas". Otra definición sería que el pueblo son “personas con cultura similar” (2), que sería escasamente exacto.

    3. Intento de diferenciar

    Ahora bien: ¿Qué diferencia hay entre “pueblo” y “cultura”? Sería demasiado reducido quedarse con que el pueblo sea algo “biológico – material” y la cultura “abstracto – mental”. Ambos elementos se relacionan entre si. No existe pueblo sin cultura – ni cultura sin pueblo. En cambio si puede haber una cultura con varios pueblos; y son los pueblos los que crean una cultura. A mi juicio se podría destacar dos elementos que podrían diferenciar ambos conceptos. Uno sería
    • la transmisión. La cultura se puede transmitir indirectamente. Otros pueblos pueden adaptar elementos de una cultura para su propia cultura, finalmente pueden llegar a adaptar la cultura extranjera como la propia. Los pueblos sin embargo son más “bruscos”, directos: donde vaya un “pueblo”, allí va también su propia “cultura”, chocándose violentamente con las culturas de los pueblos ya existentes. Con el fin de ver la diferencia: los romanos (bajo Julio Caesar) conquistaron a los galos celtas – y hubo escasos inmigrantes italo – romanos. El pueblo celta lentamente asimiló la nueva cultura, aceptándola como propia. Diferente fue durante la “Völkerwanderung”: numerosos pueblos del ámbito cultural germánico cruzaron al Rin. Inicialmente como esclavos y bandidos, al siguiente como soldados y mercenarios, después como familiares y comerciantes, y finalmente como invasores. Conquistaron como los romanos grandes partes de la Francia actual, la península ibérica y las islas británicas – sin embargo a diferencia de los romanos se asentaron en esos lugares nuevos. No eran miles de soldados, sino cientos de miles de personas. Los celtas galo – romanos ya no habitaban solos la Galia; sino compartían la tierra con un pueblo extranjero que tenía su propio pasado, sus propias costumbres – y su propia cultura. Eso lleva al segundo elemento diferencial,
    Diversidad de lenguas habladas actualmente en Francia (Fuente: wikipedia)
    • la velocidad. La asimilación cultural parece ser, en comparación con la poblacional, considerablemente más rápida. En pocos siglos se “celtificarón” los pueblos británicos, se “romanizaron” los celtas o se “hispanizaron” numerosos pueblos iberoamericanos. En todos los tres ejemplos hubo transmisiones culturales con migraciones realmente mínimas en comparación con las correspondientes poblaciones indígenas. En el caso de la existencia de notables, importantes movimientos migratorios se tiene un proceso más lento. Si un pueblo extraño “invade” a un territorio habitado por un pueblo que ya estaba allí existen tensiones entre ambas. No es una asimilación cultural de un invasor militar, de un extranjero que no está interesado en convivir, sino es un autentico nuevo “vecino” con quien se tiene que coexistir. Los pueblos germanos (Francos, Burgundios y algunos Visigodos) cuales habían invadido a los celtas galo – romanos se quedaron. Duraron cerca de mil años, desde el siglo IV, V d.C. hasta el inicio de la Edad Moderna, hasta que comenzó realmente una especie de mentalidad “francés”, cuando se podría tener las primeras nociones de un “pueblo francés”. 

    Lo mismo ocurrió con los británicos “celtificadcos” tras las invasiones germanas (Anglos, Sajones, Jutos, Daneses y Normandos): durante los primeros siglos de la edad media hubo una continua guerra entre los Anglosajones y celtas en contra de los invasores daneses (Danelaw), y muy lentamente se desarrollo una mentalidad “inglesa”. Otro ejemplo más complicado sería la península ibérica: entre pueblos prerromanos (celtas, iberios, supuestamente también vasconios), pueblos germánicos (visigodos, suevos, algunos vándalos que se habrán quedado), pueblos “musulmanes” (escasos árabes y sirios, al contrario numerosos bereberes) y invasores militares sin migraciones importantes (cartagineses, romanos) se tiene un conglomerado de pueblos y culturas distintas – y de eso procede la gran dificultad de hablar de un “pueblo español”. Es un ejemplo magnifico: numerosos germanos se quedaron en el sur posteriormente a la conquista de 711; podrían haber pasado fácilmente cinco siglos hasta que la reconquista comenzó avanzar notablemente. Durante esos cinco siglos no solo se asimilaron rápidamente los visigodos a la cultura islámica (llamándose muladíes – y viceversa: los musulmanes en tierras cristianas se les llamó mozárabes) – y se tardó más tiempo hasta que los pueblos árabes, sirios, bereberes y germanos formaron el pueblo de los “árabes hispanos” con una cultura musulmana propia.
    Y tras la reconquista comenzó el proceso de nuevo: rápida culturización hispano – cristiana; de todas formas lenta integración poblacional. Tan lenta, que incluso un siglo después se seguía diferenciando entre “cristianos” y “mozárabes” (conversos), llegando a la conclusión que se debería expulsarlos.

    Resumiendo: Entre la cultura (mundo mental) y el pueblo (grupos de personas físicos con rasgos mentales comunes) hay numerosos lazos fuertes y necesarios. Ahora bien: se puede y debe (al menos intentarlo) distinguirlos: la cultura sería la transmisión indirecta, rápida, de valores, costumbres, etc.…entre diferentes pueblos; en cambio el pueblo sería un grupo de personas concreto con una cultura concreta (sea propia, sea asimilada) que, más o menos, tiene un espacio geográfico limitado y cuya unión con otro pueblo pueda durar mayor tiempo que el proceso de culturización.

    Una última cuestión: Egipto, una cultura faraónica – helenística, nunca tenía un grado de romanización tan importante como la Europa occidental, a pesar de que estaban aproximadamente el mismo tiempo en el hemisferio romano.

    (1) FUCHS, Konrad, & KAAB, Heribert. (1972). dtv – Wörterbuch zur Geschichte, München: edit. Deutscher Taschenbuch Verlag GmbH & Co. KG.
    (2) BERGER, Wilhelm. (coord.). (1965). Schülerlexikon, Freiburg/Breisgau: edit. Verlag Hans Witte.
    (3) Neues Grosses Lexikon in Farbe. (2001). Köln: edit. Buch und Zeit Verlagsgesellschaft mbH.

    Continuación....

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    18 mar 2011

    The Mythistory - vigente en la actualidad

    El servicio del historiador a una “nación” y el problema de los mitos que surgen de ello siempre fue problemático. Una “nación” suele definirse a través de su pasado. Como el pasado raramente es suficientemente trágico ni suficientemente glorioso se suele idealizar, glorificar, simplificar con el objeto de poder identificarse. En resumen: se inventan mitos; y los mitos intentan explicar lo inexplicable; son mezclas de memoria subjetiva y sueños irrealizados. Se mezcla la historia – lo real, verdadero – con la mitología; y lo que se crea es la Mythistory. La Mythistory en vez de ser algo del pasado, del siglo XIX y al inicio del XX; sigue vigente, como una tentación, una fruta prohibida, durante la segunda mitad del siglo XX hasta inicios del siglo XXI. Unos ejemplos magníficos: Carlomagno, cristiano, tolerante y primer emperador “bárbaro” civilizado, y la Grecia clásica, democrática y urbana: son la nueva Mythistory de la Unión Europea. Aquí se describe muy brevemente cuales pueden ser los rasgos de la Mythistory a base del artículo “On the Role of Myths and History in the Construction of National Identity in Modern Europe”(1), intentando demostrar que sigue vigente en la historiografía del siglo XXI y que sería recomendable evitarlo.

    Estatua de Vercingetorix (1856).  En su placa está escrtio: La Gaule unie/Formant une seule nation/Animée d'un même esprit/Peut défier l'Univers.
    El asunto del “origen” de una nación está discutido hasta hoy en día. ¿Cuándo “nace” una nación? Ni siquiera se puede definir claramente el concepto de “nación”. Normalmente “nacen” las naciones a través de unas personas singulares, sean Romulus o sean Vercingetorix. La historiografía intentaba antes buscar un claro inicio, un año 0, el momento X. Como ese momento nunca existía se usaba como “marcador” a los héroes. El problema de esas personas fundadoras (independientemente si "crean" naciones o religiones, en ambos casos formas de organizaciones) – sean Mahoma, Jesús o Guillermo el Conquistador – es que rápidamente eran glorificados y se olvidaba la biografía históricamente correcta con posterioridad a ellos. 

    Sin embargo esos mitos son recursos importantes, porque cada mito contiene un núcleo verdadero. Siempre a base de algo conocido se creaba algo, se combinaba con la verdad. En esos casos se mezclan hechos históricos y memoria subjetiva con ideales, sueños, con el fin de crear al héroe de la Mythistory. Por esa razón son interesantes: reflejan tanto los sueños como un pequeño fragmento de la realidad. El rey Arturo, por ejemplo, nunca existió como tal. Ahora bien: refleja el ideal que tenían los Anglosajones tardo – medievales y también describe como posiblemente fue la circunstancia socio – política entre de la retirada de los ingleses y anterior a la construcción del Danelaw Los años de la llegada de los Anglos, Sajones y Jutos y cómo comenzaron convivir con los (realmente no celtas) británicos y los britano – romanos. Puesto que la Historia puede usar del Mito; aun así nunca debe caer en la trampa de convertirlo en un hecho factible.

    Existe en la Mythistory la idea del proceso, de la vida de una “nación”, que se puede dividir en tres partes. La nación en decadencia (muy en moda con Spengler y su hundimiento del occidente); la nación que ha llegado a su gloria (La historia de los USA actuales) y la nación que ha caído y que sube (probablemente a la historiografía China le encantará eso). Siempre la historiografía tenía la necesidad de clasificar las épocas; de todas formas eso también conllevó a clasificarlos por calidad. La edad dorada, la edad de plata, la edad de hierro – la idea griega, de mejor a peor. De todos modos desde la Ilustración comenzó un fuerte cambio. Por lo contrario los renacentistas quienes admiraban la edad de oro greco – romana, los ilustrados comenzaron a hablar de una “subida” de su cultura en vez de un simple renacer. Ascender y descender, comenzó la idea de la historia cíclica. Que siempre nacen, maduran, mueren y tal vez renacen naciones.
    Es mejor que se evite el uso de tal concepto en la historiografía. Nunca hubo un verdadero ciclo: en la política los sumerios solo podían repetirse siendo los neosumerios, sin embargo ignoro la existencia de una republica democrática Sumeriana actual. Tecnológicamente siempre se iba progresando: la segunda guerra mundial en vez de ser un “paso hacia atrás” en Europa, fue solo un “stop”, un paro. Lo mismo ocurrió con el Japón aislado de la edad moderna y la China imperial. Mejor que mencionar que “caían” en decadencia se debe indicar que solo se “pararon”. Y ¿Cómo se puede clasificar una decadencia? ¿En términos políticos, demográficos, económicos, culturales, tecnológicos? ¿Francia ahora es más decadente que cuando fue bajo Napoleón? Es imposible hablar de decadencia o edad dorada, ya que existen tantos factores e indicadores que sería una horrenda simplificación de la realidad. Carlos V, ¿edad dorada de España? Personalmente prefiero vivir en una España donde se matan entre si por ser rojos o fachas, pero al menos se tenía baños y agua corriente en las zonas industriales.

    Siguiendo la línea de evitar la simplificación se tiene aparte de la dificultad de hablar de la “edad” de una nación la cuestión del mismo cuerpo. Una “nación” en vez de ser un organismo vivo es una comunidad con fronteras variables. El mismo artículo ya trató sobre la cuestión de los “Borderlands”. ¿Dónde comienza, dónde termina una nación? Tanto geográficamente como cronológicamente se tiene ese problema. ¿Cuándo los españoles comenzaron ser españoles? En 511 vivían en la península ibérica pueblos celtas, germanos (visigodos, unos vándalos y alanos se habrían quedado), unos romanos de Italia, tal vez unos griegos, judíos. Y el 711 también los “musulmanes” – y ellos eran a su vez árabes y de diferentes tribus bereberes. Las fronteras se movían continuamente y claro, también se tenía hijos sin mirar si se pertenecía a una tribu concreta. ¿Navarra es francesa? ¿O Francia es navarra por haber tenido a unos reyes navarros como Enrique IV? ¿No formó todo lo que estaba al norte del Ebro en varias ocasiones parte de la nación francesa? Lo que hoy se entiende como “nación” se comenzó a formar durante la edad Moderna, porque las fronteras políticas dejaron de moverse y se comenzó con la creación de “lenguas oficiales” para la administración. Aún así era un proceso continuo, lento, nada de personajes puntuales ni destacables.
    Hoy en día, si se pregunta qué es una nación, se oyen “ideas” raras: Por la lengua, por la raza, por nacimiento, por la cultura. ¿La lengua? Entonces si uno aprende ingles pertenece a la nación inglesa. ¿Por la raza? Primero es imposible que existan razas humanas; segundo si existen estarían tan mezcladas que difícilmente sería posible clasificarlas. ¿Por el lugar de nacimiento? Conozco uno que es hijo de un austriaco, de una mejicana, vive en Alemania y nació en Honduras. ¿Entonces es de Honduras? Y, finalmente, por la cultura. ¿Existe la cultura española, vasca, europea, occidental? Se puede – con dificultad – definir una cultura general para occidente, no obstante aparte de eso nada más.

    "Völkertafel" del inicio del siglo XVIII - Como un alemán veía a otras naciones, con sus carácterísticas y comportamientos.
    Entonces, ¿Qué es una nación? Una nación es una construcción profundamente histórica y artificial. Un estado administrativo es la nación. El estado es que da fronteras claras, que fomenta una o mas lenguas, que aporta unos símbolos – y ese estado es el que se inventa a los “héroes nacionales” con el fin de que los habitantes tengan caras con las cuales pueden identificarse. La misma Alemania no tenía hasta 1871 claro que era una nación. ¿Se incluía, excluía a Austria, porque tenía también a los Balcanes en sus fronteras? ¿Los alemanes que vivían en Dinamarca, Bélgica y Holanda debían formar parte del 2. Reich? ¿Y los franceses de Elsass-Lohtringen, podían seguir llamándose franceses? Eran debates que nunca fueron resueltos; y cuando en 1945 se expulsaba a los “Alemanes” de las tierras orientales, también tenían que huir habitantes que nunca han nacido en tierras del estado alemán, ni en su máxima extensión. Familias a las cuales únicamente se les consideraba alemanes por sus nombres alemanes y porque quizás aun hablaban algo de alemán, porque sus antepasados habían llegado durante la edad media o moderna a vivir en esos lugares.
    Estatua de Juana de Arco de Alfred-Desire Lanson, 1895.
    El Cid, Jeanne dArc, Charle Magne – son caras, imágenes, personas, héroes. Fomentados por el estado, con los cuales los habitantes se identifican y los confunden llamándolo “nación”.
    De aquí la idea del proceso: Con la condición de que el estado está políticamente débil se habla sobre “decadencia”; si el estado desaparece es el “fin” de la nación. Eso crea una gran confusión, y eso explica las dificultades que tiene la Mythistory a menos que intente buscar un origen o desarrollar un proceso. Siempre se olvida algo: la desaparición del estado – y, en cierta medida, de una “nación”, no significaba que desaparecían sus habitantes. En la Inglaterra romana no había solo romanos, de otra manera sería absurdo.

    Todo lo mencionado hasta ahora no suele aparecer más en la historiografía actual; sin embargo hay una serie de pequeñas “herencias”. Son las características que se asignan a una nación: naciones libres / democráticas; naciones que se defienden contra un archienemigo; las naciones que tienen una religión nacional y las naciones que dan gran importancia a unas mujeres concretas. En ese caso se tiene un uso propagandístico que permanece abiertamente hasta hoy en día en varias naciones occidentales. Es una “herencia” en la historiografía que siempre estará presente, a pesar de que de manera mínima.
    Los Estados Unidos sirven como ejemplo estrella: sin vergüenza alguna se declaran como país democrático que nunca deja de defenderlo; siempre luchando contra el archienemigo de la democracia (sean ingleses, confederados, nacionalsocialistas, rusos soviéticos o terroristas islámicos) y son orgullosamente cristianos (“olvidando”, en cierta medida, a las otras minorías religiosas en su país sin discriminarlos abiertamente). La mayoría de los ensayos políticos, textos históricos, etc.…están marcados, empapados gracias a esos rasgos; y en cada conmemoración se recuerda al “glorioso” pasado, como cierto museo canadiense (en el caso de Canadá, claro). Se ve como algo normal que los USA hayan luchado en las dos guerras mundiales y que hayan invadido tanto a Vietnam como a Irak (después del gran olvidado Afganistán) para llevar el regalo de la Democracia y obligarles a su “suerte”, no obstante parece que no quieren tenerlo.
    Esa mentalidad, esa Mythistory está reforzada porque ya históricamente los USA desde su fundación repetían y defendían sus ideologías y rasgos. La Doctrina Monroe y más tarde las políticas de Franklin Roosevelt y la Doctrina Truman seguían con un camino igual, lo que dificulta evitar añadir a los USA las etiquetas de que “siempre” hayan sido defensores de la democracia etc.…
    La consecuencia negativa de esa “sobrevaloración” de unos escasos aspectos puntuales es que arriesgan tanto la creación de los estereotipos como dificultan la objetividad. Especialmente en Alemania se tenía ese problema. Con posterioridad a la segunda guerra mundial surgió la idea del “camino especial alemán” (Der Deutsche Sonderweg): ¿Puede ser que los alemanes sean incapaces para la democracia y que estaban tan acostumbrados a obedecer como demostró la monarquía prusiana? ¿Por eso obedecían ciegamente a los líderes nacionalsocialistas?

    Estatua de Bismarck en Berlin (1906)
    Esa teoría – como muchas teorías, desafortunadamente – en vez de basarse en datos y hechos históricos se basaba en características que la Mythistory había creado; y gracias a esas teorías la Mythistory seguía reforzándose.

    Con y en esos aspectos el texto demuestra claramente el peligro y la dificultad de la Mythistory. Ahora bien: ¿Cómo se puede evitarlo; o al menos reducirlo a un mínimo? Es imposible crear la guía de salvación; sin embargo sí se pueden poner de relieve unos rasgos que pueden ayudar. Serían los siguientes:

    • Comprobación objetiva de las teorías sobre la historia. Existen muy pocas teorías (como la de Braudel), y la mayoría de ellas favorecen la Mythistory. Especialmente la teoría ciclista y la tradicional teoría de “nacimiento – madurez – muerte” de una nación o un pueblo deben ser descartadas. De otra manera se buscará desesperadamente un inicio (y un final) y se intenta asignarlo a nombres, a personas concretas. Se sabe más sobre Clodoveo, el “padre de los francos”, que sobre todos los reyes merovingios quienes le seguían, por la énfasis de ver al nacimiento franco – francés.
    • Evitación o uso muy cuidadoso del concepto de la nación. Como arriba se ha dicho el concepto la nación es del siglo XVIII. No existen “las naciones” como grupos homogéneos con características similares en regiones geográficas concretas, con inicio y fin. Las naciones son, considerablemente y en sentido muy amplio, grupos heterogéneos culturales que tienen al menos una lengua en común, unas costumbres y símbolos similares, y en algunos casos una estructura organizada común; o sea que un estado. ¿Los Kurdos son una nación? Para ellos sí lo son y se entienden como tal, a pesar de que carezcan de un estado. ¿No obstante: Desde cuándo existe “su” nación; y en qué se diferencia de la “nación” iraní, por ejemplo? Aquí ya los historiadores deben tener considerable cuidadosos y evitar a toda costa determinaciones. Como mucho pueden hablar del “proceso” de la “formación” de una nación.
    • Negación de estereotipos. En vía pública los estereotipos son usados para chistes, la prensa los usa con vistas a llamar la atención, la política con el objeto de poder ser identificada por amplios grupos sociales. La historiografía debe ser la enemiga principal de todos los estereotipos. Cuando se escribe se puede hablar de “los españoles” o “la clase media”; con todo en ambos casos debe definirlos. El “típico judío ladrón” que coopera con los “anárquicos franceses” en lucha contra el “germano valiente” – una frase así construida es absurda e implica comprender complejos procesos históricos, afortunadamente no suele aparecer más en el mundo académico.
    • Reducir adjetivos a un mínimo. Varios textos suelen usar adjetivos con el fin de influir de manera indirecta al lector. ¿Es necesario ese uso? ¿No se camina en dirección hacia el uso ideológico del texto? También pueden sugerir en el lector la asignación de ciertos rasgos a ciertos estereotipos. Ejemplo de un libro de texto de historia para la secundaria(2): La vida de los campesinos. “Su vida debía ser dura y miserable”(3). Desde nuestro punto de vista era miserable; en el sentido económico, biológico y educativo. ¿Pero se consideraban ellos como miserables? Es muy difícil de imaginárselo; sin embargo puede ser que consideremos miserables a los abuelos de nuestra generación por no haber tenido MP3 en su juventud. ¿Se nota el peligro del presentismo con el uso inadecuado de adjetivos?
    • Enfocar en casos conflictivos a dos lados. La Mythistory suele estar muy cerca de la memoria. Los mitos están operando normalmente con un claro blanco y negro; un bueno y un malo; raramente se enfoca correctamente. Jeanne d Arc por ejemplo es la virgen de hierro sagrada; la joven muchacha que liberó a Francia - ¿De qué manera? También de manera sangrienta, como lo habían hecho los ingleses y borgoñes. No obstante se suele olvidar ese detalle; glorificando a un solo lado porque “libera” a “su” nación. Es como cuando un francés ve al “Trafalgar Square”, la estatua del almirante Nelson o parques con nombre Waterloo: Es grande para los unos y humillante para los otros. Es subjetivo.
    • En caso de democracia: evitar al presentismo criticando a otros sistemas. Especialmente los libros de texto para la educación abusan del presentismo: con vistas a que los alumnos comprendan la vida “tan miserable” de las épocas pasadas se suele hacer preguntas que solo llevan a esa conclusión. ¿Cómo piensas que han vivido los campesinos? ¿Te imaginas cómo hubiera sido una vida diaria allá…? Aquí se tiene a la ideología liberal de que solo hay un proceso hacia lo positivo (cosa que yo también pienso, aun así intento evitarlo cuando escribo o al menos lo digo claramente aparte, como ahora).
    Siguiendo a esos “breves” consejos quizás se pueda evitar la continuación de la Mythistory y convertirla definitivamente en una fase pasada de la historiografía.

    (1) BERGER, Stefan. (2009). “On The Role of Myths and History in the Construction of National Identity in Modern Europe”. En European History Quarterly, (39), 490 – 502. Online: http://ehq.sagepub.com/content/39/3/490.citation.
    (2) LIMES – Ciencias Sociales, Geografía e Historia 2. (2006). La Rioja: edit. Vicens Vives, 3. edición.
    (3) LIMES, Pág. 34



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    12 mar 2011

    Un museo canadiense: memoria vs. historia

     
    Un video curioso sobre el "War Museum" de Cánada

    La lucha entre memoria e historia es una batalla que siempre existe y nunca un bando gana. El problema de la memoria es que por un lado suele ser subjetiva a pesar de que pretenda ser objetiva y que por el otro lado siempre está afectada por personas quienes habían vivido sobre lo que trata la misma memoria. 

    Especialmente fuertes son los conflictos en casos violentos, las guerras. Están llenas de emociones como odio o venganza; derrota o victoria. Se tiene por un lado a los soldados que habían “ayudado” a liberar Europa, como los pilotos canadienses del articulo “Historian decries change to war museum exhibit”, (inclusó apareció en CTV) por el otro lado se tiene el punto de vista más objetivo de historiadores como Randall Hansen quienes quieren recordar que durante esos bombardeos murieron casi 600.000 personas. 

    En mi opinión el conflicto entre memoria e historia se disuelve, ya biológicamente, si entre el hecho histórico y el momento en que se habla sobre ese hecho hayan transcurrido 100 años. Porque en esos casos las personas que han vivido activamente ese hecho, por ejemplo un soldado de 20 años, ya tendrían que tener 120 años y normalmente ya están muertos. La historia debe intentar ser objetiva, y eso incluye el enfoque de como mínimo dos lados. En casos militares, incluso se tiene que enfocar a otros aspectos con el fin de lograr una cierta objetividad. Por ejemplo, el War Museum canadiense parece haber “glorificado” las acciones militares de sus pilotos, ignorando el hecho de que había una gran cantidad de víctimas civiles que no eran ni del bando enemigo militar ni culpable de la guerra.

    Holocaust Memorial Berlin
    El problema de la memoria es que se quiere recordar principalmente lo “suyo” – los propios daños que se había tenido, como el Hiroshima – Memorial Museum, o los propios daños que se ha hecho, aquí se tiene al memorial del Holocausto en Berlín. No son tantos los museos que pretenden enseñar el pasado de manera objetiva, sino son con vistas a recordar, como indica ya el término “Memoria”. Son recuerdos emocionales, subjetivos, muy marcados por las ideologías dominantes (así actualmente se detestan las guerras y la discriminación, al menos en Europa). Se tiene el “Museo de la paz” de Guernica, que pretende demostrar que la guerra es algo difícil de comprender, siempre cruel y que hay otros caminos con el objeto de solucionar conflictos.

    Sin embargo, nunca se debe caer en ese foso de la memoria – es un error idealizar los unos y demonizar los otros. Una vez que se haya obtenido una distancia tanto geográfica como cronológica notable se puede comenzar con el estudio histórico, más objetivo y menos subjetivo. De otra manera la historia se pone de nuevo al servicio de la política, cosa que es mejor no ocurra.

    Diversión y Aburrimiento: depende del tipo de Museo

    Römisch - Germanisches Zentralmuseum
    Los museos. Son instituciones cuya única ocupación es la de depositar, cuidar lo que quedó del pasado y estar disponibles a los contemporáneos con el objeto de ver cómo eran las cosas materiales del pasado. Nada más. Aparte de todo lo que se pretende señalar del sentido de museos – educación, enseñanza, etc.… – realmente se debe reconocer que la mayoría son realmente aburridos. En mi opinión existen tres tipos de museos: los depósitos, los espaciales y los nuevos. 

    Comencemos con el más común (y mejor conocido por la mayor parte de la población) al prototipo de los museos: el depósito. En mi vida había estado en muy escasos museos, sin embargo la mayoría de ellos eran simples almacenes. El pequeño museo del pueblo de Lehre, el museo romano y germano de Maguncia, un los museos de la isla de Berlin o, con permiso, la vergüenza de Pamplona (que, eso reconozco, con la nueva directora Jover parece realizar unos cambios positivos). Todos esos museos se caracterizan porque tienen objetos que puede ver el visitante, normalmente con una placa con explicaciones de autor, año y función. También suelen existir tablas informativas. 

    Piedra de Rosetta en un momento entre masas turísticas.
    Esos museos, a pesar de que me veo como historiador y pese a que me encante la historia, realmente me aburren. Entro, miro los objetos, y me voy. Es como ver una ilustración o una fotografía: ¿Por qué necesito ir a esos museos? Leyendo en un libro aprendo más sobre la función y el sentido de los objetos que viendolos en el museo Carezco del conocimiento sobre el peso de una espada medieval de un castillo en baja Sajonia, ya que nunca había tocado una. De todas formas si lo pregunto al vigilante de la sala o leo en un libro ya obtengo ese dato. Estaba en el British Museum de Londres, me pase un día entero y lo recorrí corriendo porque solo me quedaba una tarde de tiempo, parándome únicamente en unos restos como la estandarte de Ur o los relieves asirios. Claro, intentaba ver también la estela de roseta, pero obviamente había siempre un anillo de turistas como yo molestando la vista. Todo eso lo había visto varias veces en imágenes, y quería verlo vis a vis. Sin embargo, cuando me fui del museo, ¿Qué era lo que me compré? ¡Un diccionario con todos los objetos del museo! Me he ido a un museo, he visto los objetos, y me compro un libro, para tener más información.

    Por esa razón dichos museos resultan ser hoy en día aburridos – menos para arqueólogos, restauradores, investigadores e historiadores. Los últimos van para decir “Mirad, yo he estado en Omaha-Beach”, para impresionar colegas suyos, fans de películas y juegos de ordenador sobre la segunda guerra mundial. De todos modos el resto de la población no gana nada o muy poca. Con anterioridad a la globalización y la expansión de Internet, las visitas a los museos eran casí obligatorios para cada escuela. En clase solo se tenía mapas, unas imágenes de los libros de texto. Ahora bien: los museos estaban ricos de objetos y muestras. Eso, con Internet, ya ha perdido mucho sentido. Es más: en muchas clases de Historia del Arte o Arqueología los profesores enseñan miles de fotografías, a pesar de que casi nunca se detienen porque son todos los mismos, raramente hacen excursiones a museos, porque los curriculos no les permiten el tiempo.

    Considerablemente más me gusta el segundo tipo de museos, los espaciales. Por el contrario los museos depositarios que arrancan las piezas de sus lugares, e
    Columnas en Numancia
    n los espaciales uno llega y por primera vez puede comprender mínimamente la vida como fue en ese lugar. El museo de Numancia, el museo del campo de concentración de Bergen-Belsen o el museo del templo de Isis en Maguncia (que forma parte de un centro comercial, una forma excelente de visitar un museo gratuito (¡) y después ir a comprar la comida del día) son magníficos, excelentes. En vez de estar sobrecargados de piezas diferentes son espacios homogéneos. Uno pasea y sabe que por donde él está paseando, hace décadas o centenaries de años había ido un Judío a las cámaras de gas, un romano de paseo o un sacerdote con vistas a sacrificar un animalito. Es como visitar una catedral o los palacios imperiales romanos en la capital Italiana; o visitar la tienda de souvenirs en el tejado de la nave del Vaticano: Uno se imagina, se sitúa. La historia comienza a narrar y liberar la fantasía. Ah, por allá se escapó el Papa cuando Carlos V hizo una visita a Roma; y ahora entiendo por qué a todos los arquitectos les encantaba el panteón. Aquí si hay una ventaja que ningún libro ni una reproducción virtual pueden superar. Se “ve” como han visto los antepasados. Antes de ir al (imaginable) Museo de San Fermín prefiero ir por donde van los Toros en San Fermín; antes de visitar la Isla de Museo en Berlín quiero ver la misma Acrópolis de Atenas y pasear entre sus columnas.

    Arriba hablé del tercer tipo, los museos nuevos. Me refiero a los museos que se construyen en los últimos 20 años, con las nuevas tecnologías – y hago referencia a los museos del articulo “Historys Real Stuff (Sorry, Muss Grundy)” . Esos museos quizás carezcan de muchas piezas ni están obligatoriamente en un espacio históricamente correcto – con todo al menos disimulan al pasado. Son, si queremos, Micro-Historia, la vida diaria, sin embargo en vez de ser contado o enseñado es “vivido”. Me hizo gracia que el “Train With Ali exhibition (…) offers shadow boxing, rhytm drills and the opportunity to feel the strengh of the boxers punch”. Claro, materia que se aprende es escasa. En esos museos uno aprende poco o nada sobre las causas y las consecuencias de la guerra de Vietnam o la segunda Guerra Mundial, raramente se aprende considerablemente de Ideologías ni de procesos socio – económicos. Aun así: ¿es esa la misión, la ocupación de los museos? Que “the museum is finally about the story and about finding a better way to present it to the generations”, con el objetivo de que tengan la oportunidad de vivir esa historia. 
    La historia es ciencia y letras, es una ciencia social narrada. No es ciencia ficción ni un archivo o depositario; sino es el pasado verdadero contado. Qué ocurrió, cómo ocurrió. Y se tiene que contar cómo ocurrió. La manera más fiable y más informativa son, innegablemente, los libros y textos escritos por historiadores. Sin embargo un buen documental, una película (pseudo)histórica como la serie Enrique VIII, incluso el uno u otro juego de ordenador enseñan a la persona de manera visible y comprensible cómo era realmente lo que su fantasía se inventa cuando leen los libros escritos por los historiadores.
    Lo mismo debe pasar con los museos, y el museo de Guernica sería un buen ejemplo. En ese museo el tema de la guerra civil se aprende de manera muy breve, ahora bien: tienen una habitación, donde una mujer cuenta el día que se bombardeó Guernica. Se está en una sala amueblada, la mujer con voz de anciana cuenta, cuando atacan los aviones las luces se apagan. Después se ilumina la habitación – y se ve, que el otro lado de la habitación son los restos que habían quedado de la misma. 

    La misión de los museos debe ser doble: por un lado, claro es, conservar los restos originales y presentarlos para los interesados. Es innegable que tengan que estar operativos como depósitos. No obstante, por el otro lado, deben presentar la historia. Tienen otra función que ser clases de historia, deben ofrecer al visitante al menos la opción de “vivir” el pasado (Sin caer al presentismo, obviamente). Ver lo que han visto otros, con el fin de comprenderles. Un museo sobre la guerra civil queda muy lejos. Se tiene cifras, unas fotografías de cadáveres y ruinas. Y nada más. Si se pasea por un campo de batalla, un campo de concentración o si se disimula eso, entonces se comprenderá un mínimo.
    En ese sentido, me encantan y apoyo a los museos nuevos magníficos, y me gustaría que algún día también España tenga más de esos. Especialmente Navarra: Maguncia tiene seis (¡) museos, uno de ellos espaciales, el resto depositarios (y con mucho material) y la mayoría gratuitos, mientras que Pamplona, teniendo una historia similar (Romano, Obispal, capital de reino / obispado, murallas del siglo XVIII) solo tiene a su vergüenza cerca del magnifico  archivo general. Guerras Carlistas, reyes franceses, Carlomagno – hay episodios históricos que eran tanto importantes como interesantes. Se puede presentarlos, en vez de hacerlo con unas diez piezas de restos para una planta de un edificio.