El libro The shortest History of Europe de John Hirst tiene un breve
capítulo, donde llama la atención sobre el hecho que Europa, que fue siempre
invadido, se transformó durante la edad media a su vez en invasor.
La
transformación del invadido al invasor
No es ni siquiera una teoría, pero los
datos son curiosamente veraces: Hasta la edad media concluyeron todas las
migraciones e invasiones iniciadas en el norte de África, el próximo oriente o
de las estepas eurasiáticas en la enorme península eurasiática, que es Europa.
Sean los celtas (II milenio a.C.), persas
(IV a.C.), germanas (III, V y VI), musulmanas (VII, VIII) o los pueblos
ecuestres (hunos en III y IV, húngaros en VIII, mongoles en XIII).
Durante la edad media comenzó cambiarse el
papel, y los europeos se volvieron invasores, como en la península ibérica con
la reconquista (a partir del siglo XI), el próximo oriente con las cruzadas (a
partir del siglo XII) o en el este europeo con las colonizaciones alemanas,
polacas y escandinavas (a partir del siglo XIII).
Ese periodo de transformación concluyó con
la edad moderna, donde Europa, a excepción del imperio otomano, comienza
invadir y colonizar la tierra a nivel global, sea en el oeste con América
(España, Portugal, Inglaterra, Países Bajos), sea en el este con la parte
nórdica de eurasia (Kiev, después Rusia), o sea en el sur, en las costas
africanas (Portugal, Inglaterra, Países Bajos, Francia).
Las
posibles causas
Ahora bien, Europa no fue el único invadido. Otras culturas prósperas que
están en las periferias del continente eurasiático, como los imperios del
próximo oriente (Persa, Sasánida, Abbasi), de la india o de china sufrieron a
su vez invasiones desde el centro del continente eurasiático. Solo: A excepción
del próximo oriente y Europa apenas destacaron como invasores, como mucho
hacían pequeñas expansiones para asegurar mejor sus fronteras o para crear
estados marionetas.
La
primera excepción: Los invasores musulmanes
Y en el caso del próximo oriente, las
únicas dos grandes invasiones musulmanes que se realizaron primero en los
siglos VIII/IX y después durante los siglos XV/XVI, tuvieron su éxito gracias a
la debilidad de sus enemigos conquistados y la buena organización militar que
tenían en su tiempo. Así cuando el califato omeya comenzó con sus ataques, los
imperios Sasánida y bizantinos acaban de terminar una guerra entre ellos que
les había desgastado por completo, por no olvidar la guerra civil en el reino visigodo. Cuando el imperio otomano comenzó con sus invasiones, se encontraron con
estados que habían sido debilitados por las previas invasiones mogolas o
guerras civiles intensos. Por no olvidar que cuando iniciaron sus conquistas,
tenían ejércitos excelentemente organizados (a diferencia de los visigodos),
altamente motivados (a diferencia de los sasánida o bizantinas) y
tecnológicamente avanzados (fueron ellos quienes trajeron pólvora y cañón al
campo de batalla europeo).
La
segunda excepción: Los invasores europeos
Ahora bien, según Hirst: Mientras las
invasiones musulmanes eran dos sucesos “puntuales”,
¿Cómo fue que la transformación europea fue tan profunda?
La gran debilidad europea, su
diversificación política, era su mayor fortaleza. En Europa nunca hubo persona
ni institución con el poder equivalente a la de un hijo del cielo chino, un
mongul indio, un sultán otomano ni un hijo del sol inca. Ningún rey, ni Luis
XIV, podía gobernar de forma absoluta, ni ocurrió con los emperadores romanos.
Incluso el monarca con más prestigio, el emperador del sacro imperio, tenía un
competidor, que era el papa.
Esa falta del monopolio total de un poder
unificador (porque ni la iglesia católica medieval tenía un poder considerable)
hacía que se fomentaba la competitividad, y eso la innovación.
Los reyes tenían que gobernar bien, porque
si fracasaban más de una vez, o si se convertían en tiranos, era fácil que se
provocase un cambio dinástico. Y como había más de un monarca europeo, estaban
interesados en derrotar al reino vecino, o al menos impedir que la propia
familia perdiese el reino. Para eso fomentaban y apoyaban la innovación,
incluso en contra de la opinión de la iglesia. Los estados modernos, con su
mercantilismo, su ejercito profesional y su aparato burocrático, era fruto de
ello.
Y como seguía habiendo varios reinos que
competían entre ellos, y necesitaban fomentar la producción de armas, productos
valiosos, etc….no hubo parón tecnológico. Hirst escribe “The
Chinese were very Cléber but their cleverness could never get out of control;
the innovations were never fundamentally disturbing”. Muy a diferencia en
Europa: La innovación permitía estar un paso por delante que el reino vecino,
tener armas más poderosas, tener una población más amplia, tener más ingresos.
No se podía cerrar las fronteras como lo hizo china en el siglo XV o Japón en
el siglo XVII. Esa competitividad fomentó finalmente la creación de un amplio
grupo dinámico, que eran los burgueses. Esa clase media, a diferencia de la
clase media china contemporánea, estaba ansiosa en el avance tecnológico, en
las mejoras técnicas, en el aumento de la productividad.
Toda esa mentalidad innovadora hizo que
Europa dejo de ser invadido, principalmente porque era capaz de defenderse como
contra los otomanos, y se volvió invasor, principalmente por motivos económicos
(es decir: para mejorar la producción y aumentar los ingresos).
Ese cambio es, hasta ahora, único. Una vez
convertido invasor, Europa impulso esa doctrina a nivel global, y los estados
los copian, para avanzar igualmente. Con la globalización la tierra se ha hecho
más pequeña, e igual como en la Europa medieval y moderna, la competitividad es
hoy en día un signo de importancia.
“Patricia Crone (…) asks the question: Was
Europe first or was it a freak? She has no doubt it was a freak” (Hirst, 147)
Fuente:
HIRST, John, The
shortest History of Europe, edit. Old Street Oublishing Ltd, UK, 2009
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