22 ago 2015

Modificando el cuerpo: Frentes Mayas & el brazo izquierdo de Guillermo II

Hace un tiempo hablamos mis amigos y yo sobre la teoría, que tocando piano siendo niño sus dedos crecerían más de lo normal. Una amiga nuestra defendía energéticamente esta idea: ¡Si se juega al piano, los dedos terminaran siendo más largos!
Mientras mis amigos argumentaban en contra usando razones científicas y la experiencia propia (¡Mira, juego violín y piano desde pequeño y tengo unos dedos cortos, mientras que él tiene dedos largos sin haber jugado nunca un instrumentos!), empleé los ejemplos históricos.

En numerosas culturas las personas se empeñaban en cambiar la estatura física del ser humano. Y evidentemente, hubo cambios. Gracias a la alimentación diaria y los avances de la medicina hemos crecido considerablemente a lo largo de los últimos dos siglos. Por ejemplo, el ciudadano europeo medio del siglo XXI es casi 15 cm. más alto que el ciudadano romano medio del siglo II.
El esqueleto ha crecido, los huesos son más fuertes y más largos que hace siglos. Es una evolución larga, compleja, y ya sirve de argumento en contra de tocar al piano. No hemos crecido porque nos hayamos estirado, sino por la mejora alimenticia y salud, y esa mejora no ha sido durante la infancia cuando crecemos sino es fruto de siglos de la evolución humana.

Creemos que podemos modificar partes de nuestro cuerpo, especialmente durante la infancia cuando se desarrolla. ¡Los mismos nazis intentaron Aricar a los que no consideraban arios mezclando sangres e empleando la química! De hecho, podemos modificar a los cuerpos, pero no de esa manera. Con mala nutrición el cuerpo no se desarrollará como debería, en cambio, si lo entrenamos diariamente tendremos mejores habilidades motóricas, visuales, olfativas, etc.….dado que lo que entrenamos es nuestro cerebro y nuestra musculatura, durante toda nuestra vida. ¡Los dedos no serán más largos si se entrena durante la infancia tocando al piano, pero si serán más habilidosos o flexibles!
En la izquierda sería a comienzos de la infancia,
a la derecha se ve la forma estimada para la madurez.
En algunas civilizaciones se quería aprovechar la plasticidad del hueso infantil. En la civilización Maya se consideraba un frente plano como algo muy bello y destacado, por esa razón se fijaba una tabla en el frente del niño con el fin que su frente sea más listo y plano. Y evidentemente: Tanto los esqueletos como las imágenes demuestran que miembros de la elite maya tuvieron un frente semejante.

O la civilización china, donde una mujer debería tener pies pequeños. Se les ataba a las niñas los pies mediante cuerdas en pequeños zapatos, con el fin de evitar que crecieran. De hecho, nuestra amiga estaba convencido que posiblemente los pies así se deformaban, pero que eran de todas formas más
pequeños. Eso es erróneo, como los estudiosos occidentales lo comprobaron durante comienzos del siglo XX. Calculando la media de altura, masa de grasa y el tamaño de los pies de la población campesina china y comparándolo con la minoría que sufría atarse los pies, y analizando sus pies deformados, se llegó a la conclusión que el tamaño no se reducía de cómo hubiera sido sin el tortuoso tratamiento, solo se deformaba de acuerdo con la forma del zapato. Tan grave era la deformación, que impedían las mujeres ir más rápido que con minúsculos pasitos, tenían el mismo volumen que los pies de las mujeres que no fueron embellecidos.

Ejemplo de una deformación de una mujer japonesa, que durante su juventud trabajó como Geisha.
Guillermo II, con su brazo izquierdo.
Llegando a un ejemplo reciente: Guillermo II, último emperador del segundo imperio alemán. Su brazo izquierdo resultó ser cerca de 10 cm más corto que su brazo derecho (que tiene el tamaño que se considera normal según su altura). Los médicos solían ponerle al joven Guillermo un corsé metálico. Ese corsé inmovilizaba al brazo sano derecho para fomentar la actividad del débil brazo izquierdo, es decir, para que se desarrolle su musculatura. Y alternando se colocaba en el brazo izquierdo una armadura que tiraba el brazo, con el fin que los huesos durante la infancia se alargaran.
Cosa que no ocurrió: Guillermo pasó una infancia terrible con esos aparatos que solo creaban dolor, y cuando era adulto ocultaba el tamaño de su deforme brazo izquierdo llevando siempre en su mano izquierdo el cetro imperial.


Cada uno de nosotros intentaba convencer nuestra amiga que su idea era errónea, cada uno a su manera. Claro, debería haber estado nuestra amiga fisioterapéutica, la más calificada. ¡La próxima vez que esté, propondré este tema! 

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