10 mar 2013

Jugando a gobernar O El sueño de Maquiavelo

  • I. Introducción
  • II. El príncipe como comerciante
  • III. La llegada al poder
  • IV. La forma de luchar o sobre los mercenarios
  • V. La imagen del gobernador
  • VI. Influencias de las circunstancias de la época moderna
  • VII. Intento de aplicar comportamientos aconsejados por Maquiavelo a la realidad
  • VIII. El aristócrata romano como ideal Maquiavélico
  • IX. Conclusión o la época de transición
I. Introducción

…El príncipe necesita saber utilizar provechosamente al animal, tiene que elegir de entre todos los animales al zorro y al león, porque el león no se sabe defender de las redes, y el zorro no se puede defender de los lobos. Así pues, hay que ser un zorro con el fin de conocer las trampas, y un león con vistas a amedrentar a los lobos. Los que solo se basan en el león no entienden de política (Cáp. XVIII).
Listo como un zorro y valiente como un león. Así debe ser, según Nicolás Maquiavelo, un gobernante. Observó los gobernantes de su época quienes actuaban como zorros sin el honor de los leones.
En 1513 escribió Maquiavelo su magnifica obra IL príncipe, un manual para el buen gobierno. Con posterioridad a su muerte dicha obra se publicó, convirtiéndose en un trabajo muy controvertido, con lectores a favor como Napoleón y en contra como Federico II de Prusia. Políticos, generales, dictadores leían de forma selectiva al Príncipe, seleccionando los párrafos y capítulos que más les convenía ignorando la totalidad de la obra; pervirtiendo de esa forma el mensaje final. La consecuencia es claro y solo se recuerda a los capítulos mas polémicos y malinterpretados (se permite al gobernador romper su promesa o incluso se le concede el permiso de actuar de manera cruel, siempre y cuando sirva a la salvación del estado).

En vez de actuar como una mezcla de zorro y león, para Maquiavelo una bestia honrada y orgullosa, se comportaban los gobernantes de su época como el resultado de un zorro y un lobo, si se tiene en cuenta la metáfora que usó siglos más tarde Hobbes para describir los humanos.
El gobernante maquiavélico tenía que unir ambos aspectos. Los instrumentos que emplea un mal gobernador para sus fines deberían ser las mismas del bueno. ¿Tenía Maquiavelo una visión pesimista del mundo? Bien pensando: ¿Puede ser que el optimista describa al realista como pesimista? Su visión era realista (nunca se debe olvidar que posiblemente se había inspirado en la actuación de Fernando el Católico), y aun así tenía un ideal, un sueño: el de un buen gobernador quien sirva a la sociedad.  
Con el fin de alcanzar ese ideal era necesario el empleo de instrumentos y métodos que raramente se consideraba como bellos, de todas formas eran inevitables. La mayor crítica que se hizo a Maquiavelo fue su inhumanidad, ya que opinó del ser humano como un ser mentiroso, egoísta y desleal. De veras suena pesimista, incluso poco cristiano para algunos autores, con la consecuencia que grandes partes de la población educada de forma cristiana hoy en día piensan de forma negativa sobre Maquiavelo sin haber leído jamás su obra.
Mi argumento es, resumiendo, lo siguiente: Maquiavelo recomendó al gobernador instrumentos eficaces, ignorando los efectos morales, con vistas a conseguir que se realice  un ideal: el gobernador bueno quien sirve con la mejor posibilidad al pueblo. A diferencia a otras utopías, como la republica platónica o posteriormente las ideologías totalitaristas, Maquiavelo argumentó y confió en herramientas y métodos realistas aplicables al mundo (de su época). Pido perdón, nunca quíse crear una sensación eurocentrista por el empleo de ejemplos occidentales.

II. El príncipe como comerciante

Durante la lectura de IL príncipe me parecían varios consejos para un buen gobierno como ejercicios razonables, incluso obvios.
Eran raros los grupos sociales cuales actuaban regidos por la razón, como ocurrió con los comerciantes (excluyendo los especuladores financieros actuales quienes actúan tan psicológicamente peligrosos entre el miedo y el riesgo de la bolsa). Se trata de un grupo social que daba menos importancia personal a asuntos religiosos y culturales, como ocurrió con los comerciantes fenicios y cartaginenses, la Hanse alemana, los Fugger medievales, los Medici renacentistas, los holandeses modernos y los comerciantes ingleses del siglo XIX. En cambio suelen observar y tener en cuenta las circunstancias y los contextos políticos, religiosos y culturales cuando son de utilidad para los fines comerciales.
Eso les difiere al grupo de los gobernantes, quienes en numerosas ocasiones se dejaron influir por emociones como el odio, el honor, la ambición y la fe. O les influía el puro deseo del poder. Raro era cuando un gobernador verdaderamente había intentado regir por el bien de su pueblo en vez de su propio bien (ejemplar fue el emperador Marco Aurelio).
Las emociones eran, según Maquiavelo, instrumentos poderosos para la persona del gobernador si lograba evitar ser dominado a su vez por la emoción.

El grupo de los comerciantes solían tener a lo largo de la historia una notable influencia debido a su acceso a información sensible y a sus fondos financieros (como era el caso con Crassus), como confirman los dichos el dinero es la cuerda del arco y saber es poder. Por el otro lado los comerciantes en raros ocasiones deseaban gobernar de forma directa la sociedad, o lo hacían en una escala menor como era el caso con la liga hanseatica, Genova o Venecia. Normalmente preferían dejar el poder directo (y el trabajo costoso de administrar, asegurar la paz en la sociedad y la protección contra los enemigos exteriores) en los manos de los gobernadores. Eso ocurrió con el imperio español de los Habsburgos y la colonia India de GranBretaña: en ambos casos tanto la protección de las rutas (flotas, guarniciones y fortificaciones) como la administración de los territorios (tanto del reino/de la metrópoli como de los virreinatos/las colonias) tenía un coste impresionante que era casi equivalente a las ganancias y que se dejaba preferiblemente en los manos del estado.
Los comerciantes también usaban su influencia en el mundo político para eliminar posibles competidores, como era el caso del laas culturas babilonia, ateniense y cartaginense: tres culturas que solían influir a gran escala gracias a su poder económico en vez de militar. La jugada de manipulación más destacada era, sin duda alguna, la cuarta cruzada: en contra de la opinión del Papa y gracias a las habilidades de las intrigas, logró el Dogo veneciano que los caballeros cruceros conquistasen, en vez de Jerusalén, a la cristiana (aunque ortodoxa) Constantinopla, eliminando de esa forma un competidor importante.
Dicha mentalidad objetiva recomienda Maquiavelo también para sus gobernantes. En vez de tener un gobernante con espíritu filosófico – idealista, deseaba a uno de perfil comercial, objetivo.

III. La llegada al poder
(Las dificultades de un gobierno nuevo y de terrenos recién conquistados (Capítulos 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8))

Tanto un comerciante como un gobernador actúan según el ideal maquiavélico liberados de la moral, sin dejarse influir por las emociones irracionales con vistas  a conseguir su fin. Eso es lo que les diferencia: mientras que un comerciante desea la riqueza propia, un gobernante constantemente debe obrar por el bien de su estado, de su sociedad. Esa diferencia esencial convierte al gobernante en alguien altamente interesado por el buen de los suyos, en fin, se comporta como un humano.

Esa aspecto humano asegura que el gobernante pueda esperar el apoyo de los suyos ya que obra por el bien de ellos. Eso lleva a la cuestión de la llegada al poder. Según Maquiavelo se pueden diferenciar entre tres caminos: la herencia (De Principatibus Hereditariis), la obtención del control de un territorio de forma pacifica (De Principatibus Mixtis), y la conquista (sea por fuerza propia (De Principatibus Novis qui Armis Propiis et Virtute Acquiruntur), ajena (De Principatibus Novis qui Alienis Armis et Fortuna Acquiruntur) o mediante el crimen (De His qui per scelera ad Principatum Pervenere)).

El inicio más fácil y cómodo es, evidentemente, por vía hereditaria (teniendo en cuenta que a tiempos de Maquiavelo ya se había extendido la primogenitura al menos a nivel de los estados que se estaban constituyendo). El nuevo gobernante se puede apoyar en la legitimidad y el prestigio de su dinastía, puede tener confianza para iniciar sus proyectos.
Felipe V (Gobierno 1700 - 1746)
De todas formas, independiente de la forma de llegada al poder, suelen existir focos de resistencia o lugares desleales, teniendo una situación similar en el caso que haya conquistado un terreno. Entonces se puede tomar, según Maquiavelo, tres medidas. Una consiste en encuartelar una fuerza militar considerable en dicha zona inestable. Siendo una decisión costosa y poca beneficiosa para la confianza, se debería emplear cuanto antes las siguientes dos medidas. Primero respetar las jerarquías existentes. Los gobernantes locales deben permanecer en sus puestos. De esa forma se puede sacar provecho de su mejor conocimiento del contexto, y por si fuera poco, se convierten en agradecidos y leales súbditos del nuevo gobernante. Segundo se debe respetar, como bien dice en el quinto capitulo (Quomodo Administrandae sunt Civitates vel Principatus qui antequam occuparentur suis Legibus Vivebant), las costumbres, religiones y leyes locales.
Walter Ulbricht (Gobierno 1950 - 1973)
Eso es importante, debido a las circunstancias temporales de Maquiavelo. En su época se comenzaron construir los (futuros) estados absolutistas, donde los monarcas pretendían unificar sus territorios igualando la legislación. Como herencia de la edad media, cada pueblo, cada ciudad, cada valle y cada estamento tenía sus propios privilegios y obligaciones. Los monarcas procuraban, mediante el derecho de la conquista, castigar regiones rebeldes aplicando la legislación de su reino. Un ejemplo (tardío) era la conquista del rebelde reino de Aragón por Felipe V en la guerra de sucesión: Aragón perdió todos sus privilegios y fueros (mientras que Navarra y el País Vasco lo conservaban debido a su lealtad). La misma Navarra había conservado su fuero a pesar de la conquista en 1512, porque Pamplona se había rendido pacíficamente ante el Duque de Alba. De esa forma se aplicó la norma del Aeque Principaliter: se respetan las costumbres existentes.
Ese principio del Aeque Principaliter es lo que recomendó Maquiavelo. ¿Para que causar mayores turbulencias? Se espera un tiempo y después ya se cambia la situación legal de la zona rebelde. Es mejor que arriesgar una rebelión independista abierta. Ese respeto lo mostraron igualmente los monarcas castellanos cuando se conquistó  al reino Nazario. Se esperó hasta el siglo XVII para expulsar a los musulmanes cuales habían decidido continuar con su religión y su culto. Casi 200 años de paciencia. Evidentemente se había convertido esa región conquistada en una parte estable y leal al reino castellano y se podía permitir ese paso muy conflictivo.

IV. La forma de luchar o sobre los mercenarios
(Tácticas militares (capitulo 12, 13, 14))

Maquiavelo incluso hace referencia a unos aspectos de la estrategia militar en los capítulos 12 (Quot sint Genera Militiae et de Mercenariis Militibus), 13 (De Militibus Auxiliariis Mixtis et Proiis) y 14 (Quod Principem Deceat circa Militiam). Los últimos dos capítulos son de menor interés (en el primero habla sobre la necesidad de tropas auxiliares, en el segundo recomienda la presencia del gobernante en campañas militares para mejorar la moral de la tropa y aumentar su prestigio). Quisiera entretenerme en el primer capitulo, en concreto, sobre los mercenarios.

Estatua equeste del Condottiero Colleoni, Venecia
Desde el siglo XV se habituó en Europa el empleo de mercenarios para los ejércitos que los estados modernos estaban creando. Maquiavelo diferencia dentro del ejercito entre dos cuerpos: un núcleo de soldados nativos, leales, quienes luchan por su gobernador y su reino, y el amplio grupo de guerreros comprados. Dichos mercenarios tienen la desventaja de ser caros, desleales y sin disciplina (se tardará hasta el siglo XVI para tener cuerpos de mercenarios con una disciplina extraordinaria como en los ejércitos españoles, en ambos bandos de la guerra de los treinta años o la guardia suizapapal). Por esa razón recomienda Maquiavelo su empleo como comida de cañón. Situándolos en la primera fila se encargan de debilitar al enemigo, obteniendo incluso la victoria sin haber perdido ningún soldado nativo.
La deslealtad mercenaria lleva Maquiavelo rehusar a toda costa la guarnición de ciudades en manos de mercenarios. Por si fuera poco tienen un coste financiero tan elevado que resulta absurdo pagar lo mismo a un mercenario que a una milicia urbana para mantener el orden en una ciudad. Finalmente causan mercenarios aburridos (a pesar que estén bien pagados) grandes problemas. A modo de ejemplo se tiene a los mercenarios contratados por Venecia en 1618. Tras una (breve) guerra se incorporaron junto a la milicia urbana en la guarnición veneciana. Pronto sus lideres, deseosos por un buen botín, comenzaron intrigando con el virrey español de las dos Cecilias y por poco Venecia hubiera terminado ser conquistada. O los mercenarios mandados por el Papa al reino de Jerusalén en el año 1290. Por mero aburrimiento atacaron musulmanes, rompiendo una tregua de silencio de armas con los mamelucos. Eso si, cuando comenzaron con el ataque a la ciudad, los mercenarios desde hace semanas que habían desaparecido.

Es indiscutible que el gobernante maquiavélico deba mandar los mejores de su tropa a la batalla con el fin de ganarla, contando la ayuda de los mercenarios. Ya que solo para la lucha sirven los soldados comprados.

V. La imagen del gobernador
(Sobre las formas del gobierno y el comportamiento del gobernador (capitulo 15,16,17,18,19,21,22,23))

Una buena parte del trabajo se concentra en las características y virtudes que un gobernante tanto eficaz como productivo debe tener o al menos adquirir. Lo esencial es la observación objetiva. Un gobernador quien persigue un ideal sin tener en cuenta la realidad, fracasará indudablemente (capitulo 15, De his rebus quibus homines et praesertium principes laudantur aut vituperantur) mientras que el gobernador realista logra cumplir con sus objetivos ideales más meditados. Por ende, Maquiavelo quiere evitar los extremos: ni la carencia total de idealismo (como ocurre con aproximadamente todos los gobernantes) ni la vida en un mundo idealista e irreal son buenos. Algunos gobernantes par excelentes serían los emperadores romanos Octaviano Augusto, Marco Aurelio y Carlos V. Idealistas, nunca dejaron de ser políticos realistas, militares potentes ni reformadores eficaces de la sociedad y economía.

Aparte de la habilidad militar (mencionado en los anteriores capítulos 12, 13 y 14), un gobernante debe observar atentamente a su imagen en vía publica (capítulos 17, 18, 19, 21). Evidentemente la estrategia militar más brillante y una fama asombrosa difícilmente sirven si se ignora los asuntos financieros (capitulo 16) y si carecen los buenos ayudantes (capitulo 22 y 23). Esos tres amplios campos los voy estudiar brevemente, comenzando con el más amplio: la imagen pública.

Tres son los componentes de la imagen pública del gobernante: el apoyo social (sea por temor, sea por amor), la imagen de la fidelidad a la palabra y la estimación.

Un gobernante sin el apoyo social (capitulo 17, De crudelitate et pietate et an sit melius amari vel timeri, vel e contra, y capitulo 19, De crudelitate et pietate et an sit melius amari vel timeri, vel e contra) esta obligado al gobierno basado en el miedo y el terror, que suele ser típico en un gobierno breve y inestable.
Es preferible que tenga el apoyo del pueblo, ya que de tal forma obtiene dos ventajas considerables: el numero de adversarios internos se reduce y dichos enemigos internos tendrán que luchar contra el gobernador y la población a la par. Eso obliga al gobernador tener muy en cuenta su grado de crueldad y piedad, evitando a toda costa los extremos.
Maquiavelo opina que la crueldad es un instrumento útil y necesario, incluso  inevitable cuando se crea un nuevo gobierno, y señala la importancia de mantener el equilibrio entre el odio y el amor. Son observaciones tanto tristes como reales: el ser humano individual quizás menos, un grupo de humanos seguramente olvida los hechos positivos, buenos, y se recuerda de todos los males creados. En fin: raramente se valora el amor si el gobernante lo es, por lo contrario: se convierte en un estigma de debilidad. Maquiavelo diferencia en el uso del temor entre el amor y el odio. Evita el extremo de Calígulaquien prefería le odien siempre y cuando le teman. Maquiavelo recomienda que se tema al legislador, respetándole debido a dicho temor, sin odiar y preferiblemente amando. Dicho en otras palabras: el temor es según Maquiavelo un instrumento necesario mientras que se rehúsa el odio del pueblo.
El temor y el terror se diferencian. El temor es una forma de respeto negativo, sin embargo más estable y fácil de obtener que el respeto positivo basado en la admiración. Como el gobernador por el bien de su estado en numerosas ocasiones tiene que tomar decisiones popularmente poco aprobadas, pierde fácilmente el apoyo de la mayoría. Hoy en día los gobernantes, los gobiernos de los estados occidentales, pueden ser odiados, temidos o carecer del apoyo popular: la estructura estatal y el respeto al estado, construida a lo largo de los siglos, asegura la orden y paz de la sociedad. Bélgica estabadurante casi un año sin gobierno y continuaba funcionando gracias a la estructura estatal. Cuando los aliados derrotaron la Alemania nacionalsocialista construyeron cuanto antes un cuerpo estatal para evitar un desorden caído en la anarquía. Desde el siglo XVI existe en el mundo occidental la idea de un estado a - personal que administra la sociedad, independientemente de la forma que tenga. Cuando Maquiavelo escribió su obra se comenzó construir y hacer realidad el concepto de estado. Lo que llevó a la fuerte dependencia del orden social de la persona del gobernador. ¿Por qué el ciudadano actual evita cometer abiertamente crímenes, y lo pretende realizar de forma oculta? ¿Por qué se reduce la velocidad del coche en los límites permitidos o se evita cruzar la calle en rojo cuando se acerca un guardia civil? Son la manifestación del estado, el ciudadano les tiene respeto y miedo. El ciudadano tiene miedo al castigo que puede recibir, en forma de multa. Justamente eso es lo que Maquiavelo recomendó a la persona del gobernador, solo que hoy en día eso se refleja mejor en el estado. Es un respeto temido por el posible castigo que se puede obtener. 

Mantener la palabra era y es algo muy importante para mantener la fidelidad y lealtad. Alguien quien está lejos de cumplir con su palabra, difícilmente puede ser digno de confianza para proyectos más importantes. Para Maquiavelo la confianza es un valor como odio, lealtad, miedo, etc.…en fin: una emoción difícil ya que los humanos no son Ángeles (capitulo 18, Quomodo fides a principibus sit servanda). En concreto permite que el gobernador ropa su promesa dada por un bien mayor. El gobernador rige la sociedad por el bien de esa misma sociedad, y los promesas dadas deberían tener como objetivo servir a dicha sociedad. Si las promesas, por cambios sustanciales, dejan de ofrecer dicho servicio positivo o incluso se convierten en obstáculos, se puede retirar la palabra dada.
Un ejemplo son los árabes del siglo XIX. Los ingleses les habían dado su palabra que obtendrían la independencia después de la caída del imperio osmanlí en 1914. En vez de cumplir, se repartieron los ingleses y franceses el imperio osmanlí entre ellos, ignorando las protestas árabes. ¿Cuál era el motivo? Los propios intereses de los gobiernos franceses e ingleses.
Repetitivamente aclara Maquiavelo que el gobernante tiene que ser objetivo y eficaz, empleando emociones (el temor, el amor y también el honor) como meros instrumentos por el bien del pueblo. Las promesas son igualmente utensilios útiles hasta cuando dejan de serlos. A partir de entonces el gobernador se puede liberar.

Eso lleva al tercer punto, la estimación (capitulo 21, Quid principem deceat ut egregius habeatur). Se podría reducir a que el gobernante evite ser neutral. ¿Parece una contradicción con un gobernante frío y utilitarista? Maquiavelo hace referencia a la política exterior cuando dice que el gobernante en vez de ser estrictamente neutral se busque aliados. Eso si: los aliados deben ser igual de poderosos sin llegar a tener un poder mayor que el del propio estado, ya que de esa forma se evita entrar en conflictos a escala mayor (pienso en Sajonia cuando era aliado de Austria en la guerra delos siete años contra Prusia) o ser ocupado por el propio aliado (¿Alguien dijo Napoleón y España?).
Un país neutral que carece de aliados es presa de sus vecinos, que juntos podrían atacarlo y conquistarlo. Como se ve ni a Bélgica nia los Países Bajos les ha servido la neutralidad durante la primera guerramundial (aunque gracias al ataque a Holanda los ingleses declararon la guerra). Suecia, el eterno país neutral, lo es diplomáticamente. Realmente tiene numerosos aliados desde el siglo XVIII: los poderosos y gobernantes de los países occidentales (y hoy mundiales) gracias a su función como banca privada. Esa es la importante y posiblemente única razón por la cual la Alemania nacionalsocialista, que 1941 controló Europa entera menos Inglaterra, evitó anexionarlos.

Esa balance complicada forma la imagen y el prestigio (exterior) del gobernante. En el interior debe ser respetado, mejor temido, sin ser odiado. En el exterior debe contar con aliados de poderes equivalentes. Y en ambos casos puede buscar apoyo y aliarse, siempre y cuando sea de utilidad para los intereses del estado.
Por si fuera poco, existe un dicho de la antigüedad: el dinero es la cuerda del arco.

El dinero, el poder económico, comienza obtener una gran importancia en el siglo XV: los banqueros Fugger, Medici y siglos más tarde Rothschildconseguían amigos muy poderosos por las prestaciones de dinero que ofrecieron. Los estados modernos necesitan del dinero para pagar sus ejércitos y su administración. Un proceso que en la italiana renacentista había estado ya muy avanzado. Según Maquiavelo el gobernador debe encontrar un camino entre el extremo de despilfarrar las riquezas y el de ser un esclavo parsimonico (capitulo 16 De liberalitate et parsimonia).
Un Nerón, un Luis XVI quienes gastaban fortunas para sus caprichos o proyectos inútiles y arruinan al estado sirven tanto al estado como un gobernante que solo acumula montañas de oro (curiosamente me faltan los gobernantes ejemplares). El dinero desde el siglo XIV había comenzado introducirse en la vida diaria de las poblaciones occidentales en forma de impuestos. Un aumentó desproporcionado de esos impuestos debido a los gastos financieros provocan intranquilidad (como en la revolución norteamericana) o descontento entre los poderosos. Tanto Carlos I de Inglaterra como el emperador Carlos V convocaron los poderosos: el uno al parlamento ingles, el otro a las cortes españoles. Ambos pedían dinero y ambos recibían resistencia. El Carlos ingles terminó teniendo una guerra civil, y Carlos V recibió su dinero con las amargas protestas castellanas, y Luis XVI terminó provocando la revoluciónfrancesa.
Cuando el gobernador necesita dinero, está en peligro y dependencia.
Aún así, Maquiavelo señala al ejemplo opuesto: un gobernador tacaño quien nunca invierte las riquezas acumuladas provoca igualmente el descontento popular.
Ejemplar fue el emperador Augusto: generoso (sin derrochar) y parsimonia (sin ser tacaño) construyó numerosos edificios en Roma, organizó fiestas y realizó recortes administrativas. Los Austrias también eran gobernantes austeros (si se compara con las cortes de sus contemporáneos), quitando las campañas militares y el desproporcional aparato burocrático cuales eran las causas de sus ingresos desaparecidos.  
Finalmente señala Maquiavelo la importancia de la generosidad (como parte de la imagen del gobernador): el pueblo está satisfecho si de vez en cuando puede gozar de los fondos financieros (como fiestas).

El último elemento trata de los consejeros del príncipe (capitulo 22 De his quos a secretis principes habent y 23 Quomodo adulatores sint fugiendi). Un gobierno es complicado, el gobierno unipersonal resulta imposible exceptuando grupos muy pequeños.
Los consejeros deberían ser ayudantes leales del gobernador, dispuestos a servir únicamente por el bien del pueblo y del estado. En cambio reciben del gobernador bienes materiales o financieras (en vez de privilegios) y nunca deberían regir sin permiso del gobernador. A lo largo de la edad media se había pervertido el papel de los consejeros y ayudantes leales de los gobernantes. Cuando Carlos I, el primer emperador franco, nombró condes, dichos puestos se convirtieron en menos de 20 años de un trabajo administrativo hacia un puesto lleno de privilegios y poderes incluso hereditarios. En numerosas cortes las funciones como el del senescal se convirtieron en influyentes privilegios de familias puntuales. Por ese motivo Maquiavelo recomienda que se deba pagar a los consejeros con bienes en vez de tierras o privilegios.
El control sobre la última palabra es lo que diferencia un buen de un mal gobernador: Felipe II, Elizabeth I, Luis XIV, Federico el Grande etc.…leían y firmaban las propuestas de sus consejeros, tomaban la última decisión (y en numerosas ocasiones opinaban lo contrario que sus consejeros). Peligroso son en cambio los consejeros que logran influir al regente. Si son eficaces (como el conde-duque Olivares, el cardenal Richelieu, Otto von Bismarck o Colbert) resultan beneficiosos para el pueblo. En el caso opuesto, son un peligro considerable (como se observó con el duque de Lerma, Godoy, Rasputin y Franz von Papen), ya que debilitan al estado y desprestigian al gobernador.

Eso lo del importante tema de la imagen del gobernante: el uso delicado y adecuado del temor,  el uso utilitarista de la palabra dada y la búsqueda de aliados adecuados necesitan de unas bases financieras estables y de consejeros tanto fieles como eficaces.

VI. Influencias de las circunstancias de la época moderna

Maquiavelo estaba lejos de ser un teorético frió carente de moral, todo lo contrario. Su deseo es que el gobernador haga lo mejor para los habitantes quienes habitan su estado. El príncipe es una obra con dos contenidos. Por un lado ofrece consejos aptos para un gobierno eficaz, por el otro lado transmite su filosofía sobre la función del gobierno.

Escasos gobernadores actuaban según los consejos de Maquiavelo, como ocurrió con el rey sol Luis XIV. Controlaba completamente su reino, los consejeros fieles y competentes le aconsejaban, y seguía teniendo la ultima palabra en todos los asuntos. En fin: uno de los pocos monarcas quienes actuaban como le hubiera gustado Maquiavelo. O Augusto, el primero emperador romano: siendo generoso evito el malgasto innecesario de las riquezas estatales, cuando era necesario fue piadoso con sus enemigos o cruel (ejemplo: las proscripciones). Y Federico II de Prusia, otro magnifico gobernador maquiavélico, escribió un Anti-Maquiavelo.

La esencia de toda la obra es la única función, el sentido de existencia, que tiene el gobernador según Maquiavelo: el bien obrar por su pueblo a través del estado. Al fin y al cabo dependen los gobernadores de la voluntad del pueblo. Dicha idea ya se había formado durante la edad media. Unos pensadores declararon que la legitimidad del gobernador viene del dios de los cristianos a través de la iglesia, otros protestaron aclarando que dicho dios concedía el poder directamente a los gobernantes. Especialmente el obispo de Roma y el emperador del sacro imperio se pelearon con esos argumentos. La tercera corriente defendió que el poder otorgado por dios viene del pueblo, lo que legitimó la lucha contra gobernantes que se consideró escasamente cristianos o incluso tiranos (en el sentido negativo).
Maquiavelo sigue y desarrolla esa tercera vía, y a lo largo de toda su obra recuerda que sea mejor que el pueblo ame al gobernante o que por lo menos le teme antes del odio, que se deba respetar a las provincias recién conquistadas y como mucho eliminar la elite gobernante local o rehusar de un uso masivo de mercenarios extranjeros por su falta de lealtad e identificación con el pueblo. Un buen gobernante existe con el fin de servir al pueblo, independientemente de la forma de gobierno (sea oligárquico, monárquico, democrático o cualquier otro sistema).

¿Y por qué era Maquiavelo capaz de escribir de manera objetiva, fría, sin emociones?
Principalmente debido a las circunstancias de su propia vida. En 1497 había sido  miembro del consejode los diez de Florencia, después fue mandado como embajador a diferentes cortes europeas: Roma, la corte de Luís XII de Francia, al emperador Maximiliano y al príncipe Caesare Borgia. Sin embargo, después de 14 años de servicio fue encarcelado y torturado, porque se sospecho que había traicionado a Florencia. Siendo inocente se exilió en 1513, año que comenzó con la redacción.
Tenía experiencia del poder y del gobierno, observaba otros gobernadores grandes de su época y al mismo tiempo vivía en una Italia que era un campo de lucha entre ciudades estados (como Venecia y Genova), el estado papal y los vecinos poderosos (españoles en el sur, franceses en el norte y por si fuera poco los Habsburgos de Austria). En su capitulo 26 se esconde un sueño que tenía Maquiavelo: un estado italiano unificado por un león gobernante.
Maquiavelo solo describió lo que el conocía. Si los Medici eran capaces de colocar a cuatro papas de su familia, muestra que el papado posiblemente tenía aparte de su servicio espiritual otras tareas. Y eso que al mismo tiempo continuaba criticando los estados eclesiásticos (capitulo 11), indicado que los principados eclesiásticos carecían de legitimidad y que imposiblemente puedan ejercer sus funciones.

Maquiavelo era un ciudadano, un burgués, un intelectual. Opina que era necesario que un gobernante rige al estado, al mismo tiempo aconseja que se debe apoyar en el pueblo. En el capitulo 21 se pone eso de manifiesta: el gobernante debería premiar cualquier ciudadano que sirva al estado. La mentalidad objetiva se indica de nuevo cuando  habla en el tercer capitulo sobre los romanos, quienes intentaban solucionar los problemas antes que ocurran en vez de esperar que surgieran. Actuaban antes que esperar a una mano divina.

VII. Intento de aplicar comportamientos aconsejados por Maquiavelo a la realidad

Sería interesante si se intentaría aplicar los consejos de Maquiavelo a la realidad. Sin embargo la sociedad del siglo XXI difiere en muchos aspectos de la sociedad del siglo XV. Nuevos medios de comunicación, un cambio de la importancia de la economía, la transformación del rol de los militares y la guerra y la creación del estado social con una base democrática imposibilitan la existencia de una persona quien acumula todo el poder (y cuyo comportamiento sea relevante).
Si se sitúa en la posición del gobernante al estado social (incluyendo tanto al gobierno democrático con los tres poderes como al aparato burocrático), sería aplicable. Sería bueno si se exceptúa dos aspectos: el punto de la crueldad (los derechos humanos, el mayor logro del siglo XX, lo impiden) y el punto de la mentira (tanto las redes sociales como la prensa imposibilitan la mentira).
La crisis de la primera década del siglo XXI pone en peligro a dicho ideal. Numerosos políticos de los países europeos actuales suelen mentir o decir la mitad de la verdad, con la consecuencia que son rechazados por la mayor parte de la población. Por el otro lado se tiene el problema grave de la personalidad de los gobernantes: se enriquecen, trabajan para los intereses de sus partidos o para empresas multinacionales (¿Dónde está trabajando el anterior canciller alemán Gerhard Schröder? ¿Qué hay de las relaciones entre la familia Bush y la dinastía gobernante de Saudí Arabia?).
¿Ayatolá Khomeini, Gandhi o Nehru fueron gobernantes mejores? ¿Actuaban como Maquiavelo había aconsejado? Hoy ambos países, tanto el Irán como la India, son potencias independientes, estados modernos y bastante democráticos (aunque el actual presidente de Irán avergüenza su país bastante difícilmente significa que la mayoría de sus habitantes piensen lo mismo como el).

El sentido de un gobernante es servir al pueblo en vez de enriquecerse. Su forma de  llegada al poder y su manera de servir depende de las circunstancias y de la personalidad del gobernante. Numerosos gobernantes desde el mítico Hammurabi hasta los dirigentes de los Estados Unidos, Bruselas y China estarán convencidos de obrar por el mayor bien de las poblaciones que gobiernan. Cada uno aplicaba de manera directa o indirecta partes de la teoría de Maquiavelo  ya que eran prácticas de gobierno.

VIII. El aristócrata romano como ideal Maquiavélico

Cuando vi la película El padrino I, en concreto durante el inicio cuando el padrino concede  favores en la boda de su hija, me dio la sensación que a pesar de ser un criminal actúa como un aristócrata romano. Los aristócratas romanos de la era republicana actuaron como Maquiavelo hubiera querido. Solo conservaban su legitimidad para gobernar servían al pueblo romano. En vez de enriquecerse como los nuevos nobles de la era imperial gastaron sus fortunas con vistas a embellecer las ciudades con edificios, termas, organizar  juegos públicos y crear escuelas. Intentaron derrotar los enemigos, luchando con orgullo en la legión (republicana) y como comandantes de campo.  Los romanos tenían una idea clara de lo justo, el derecho y los deberes. El aristócrata era un patrón quien tenia que proteger a los suyos, era el Aristol de su Oikos, de su clan y al mismo tiempo servia al pueblo romano entero.
El honor máximo que deseaba un aristócrata romano era haber derrotado a los enemigos y pasar por el arco de triunfo, de haber sido cónsul y haber mejorado el bienestar del pueblo, de haber aumentado el prestigio de su clan a través de actos benevolentes.
Evidentemente: Los aristócratas romanos eran privilegiados, arrogantes, oligarcas, aceptaron la esclavitud como algo natural. Y efectivamente llevaron la guerra y la matanza de miles de personas por su ansiedad de conquistar a los pueblos vecinos. Sin embargo  tampoco se puede negar su bien gobierno durante la era republicana.
Tengo que rehusar el riesgo de idealizar, la trampa en la que estoy a punto de caer. Raramente todos los romanos eran como Cicerón, y varios fueron como Catilina y Julio Caesar fue un usurpador quien prefería atacar la republica antes de ser juzgado por sus actos y sus guerras gálicas que el había provocado. Cuando en 171 a.C. se crearon los tribunales repentudii tenían un motivo vergonzoso: la corrupción enorme de los senadores. Y como dicho tribunal estaba formado por senadores, se convirtió esa idea de anti corrupción en un teatro de mal gusto.
Durante la era imperial rápidamente ese comportamiento se pervirtió. Augusto, el primer emperador, fue el ultimo quien actuó como un aristócrata. Todos los emperadores siguientes, sean Calígula, sea el mismo Adrián, nunca podían actuar de manera similar, sea por su personalidad, sea por las circunstancias.

Igual como cada  humano es un individuo, es imposible observar a la aristocracia romana como un grupo ideal monolito y homogéneo. Posiblemente los Artistol griegos de la época arcaica y los aristócratas romanos con anterioridad a la primera guerra punica fueron los gobernantes quienes más se acercaron al ideal del gobernador Maquiavélico.
Tenían en común el tamaño reducido de sus sociedades, cuales apenas incluían más que dos o tres aldeas. Eso nunca se debe olvidar: Maquiavelo de veras pensó que se podría gobernar al reino de Francia igual como la ciudad de Venecia.

IX. La época de transición

Eso me lleva a la pregunta: ¿los humanos son incapaces de actuar siempre como lobos?
Maquiavelo opina como Hobbes que los humanos están lejos de ser Ángeles siendo mentirosos, peligrosos y teniendo la necesidad mentir e engañar con el objeto de protegerlos. Ambos vivían en los extremos temporales de la edad moderna, y se tiene la sensación que esa manera (tanto pesimista como realista) de pensar se había formado durante la edad moderna cuando nacen los estados modernos y centralizados. El momento de la creación de las bases legales y el descubrimiento del ser humano como persona individual en el sentido legal.
El humanismo, la reforma y contrarreforma y las guerras cada vez mas sangrientas en las percepciones de los contemporáneos había formado el pensamiento del mundo occidental de la edad moderna, destruyendo el ideal de las épocas anteriores, terminando sustituyéndolos por el mundo (supuestamente objetivo) del capitalismo y la ciencia exacta.

Maquiavelo imposible podía saber del protestantismo y menos de las guerras de religión. Tampoco era necesario: la guerra aterrorizaba Italia desde el siglo XIII, más aun desde El segundo cirio Carlos VIII deFrancia.
Con anterioridad al renacimiento el mundo occidental seguía unos ideales tanto irreales como religiosos. En la antigüedad, tanto los Aristol de la Grecia arcaica como los aristócratas romanos republicanos, tanto los jefes de los clanes de Galia y Germania como los reyes helenísticos tenían ideales sobre la vida, se orientaron y se copiaron los unos a los otros. Pensaron que hacían lo mejor para sus estados, sus pueblos. Desde el siglo III y IV d.C. dichos ideales fueron sustituidos por el ideal del cristianismo, que intentaba dar legitimidad y sentido a la vida. Un cristiano debería actuar como un rey helenístico de Pergamo o un jefe de la tribu Helvetii: jamás enriquecerse, intentando aumentar el bienestar de los suyos y de su sociedad.

Maquiavelo seguramente tenía esos ideales en su mente cuando escribía su obra, derrotado y fastidiado en su pequeña granja en el norte de Italia, olvidado por los poderosos, cazando de vez en cuando pavos.
Veía como en al Italia caótica, desunida, desde hace mas de dos siglos lucharon diferentes potencias extranjeras, veía como clanes y personajes crueles y egoístas, como los Borgia españoles, los jefes mercenarios, los Medici, cuales se han convertido de comerciantes a dueños de terrenos, llegaron a poder y gloria en los estados. Observaba como ejércitos españoles y franceses llegaron a Italia. Si las potencias extranjeras y los gobernantes impotentes eran capaces de regir a Italia, debería ser posible que un buen gobernante tome el control y unifique al país azotado.
Vivía en una era de transición, entre el mundo de los ideales, con anterioridad al siglo XV, y el nuevo mundo de la lógica del siglo XVIII, vivía en un mundo de cambios, cuando se descubrieron nuevos continentes y se lucharon las últimas guerras en el nombre de la fe con los primeros armas nacidas por la ciencia y la lógica.
Maquiavelo, el frió, “cruel”, objetivo Maquiavelo resulta que tiene un lado sensible, romántico: su sueño de una Italia unificada, rígida por los ideales del pasado.

Esa época de transición y ese sentimiento sensible se manifiestan en su breve obra, IL príncipe, una obra que principalmente habrá escrito con el propósito de que el Lorenzo di Medici le de algún titulo de poder. Sin embargo se observa lo que Maquiavelo deseaba, lo que seguramente sus contemporáneos pensaron.

Querían paz.

Después de 432 años llegó la paz a la Europa occidental. En el resto del mundo continúan las guerras, y los malos gobernadores siguen gobernando.
                                

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