Friedrich Engels envió el cuatro de septiembre del 1870 una carta a Karl Marx con la siguiente conclusión: Se tiene (…) una mejor idea del gobierno del miedo. Nosotros entendemos eso como el gobierno de gente que dan miedo; es al revés. Se trata de un gobierno de gente que están asustados. La terreur, eso son en mayor parte crueldades sin sentidos, hechos de gente, cuales tienen miedo, lo hacen para tranquilizarse. No pienso, que hay mejor descripción de los campos de concentración soviéticos o nacionalsocialistas como campos del terror. (Pág. 97)
Andrzej Jozef Kaminski (1921 - 1985) |
El autor
Cuando en 1939 comenzó la segunda guerra mundial con el ataque a Polonia. Fueron dos estatos aparentemente diferentes aunque realmente similares en su naturaleza como estato totalitario cuales ganaron a los ejercitos polacos. Con posterioridad a la derrota había polacos cuales seguían luchando como guerrilla desde la clandestinidad, otros huieron y otros se silenciaron.
A numerosos les cayó la mala suerte de ser detenidos , llegando a ser prisioneros en los campos de concentración nacionalsocialista, entre ellos Andrezej J. Kaminski.
Sobrevivió al campo de concentración, pero fue, vulgarmente dicho, de Guatemala a Guatepeor: una vez libre, su Polonia se había convertido en un satelite del sistema totalitario de la URSS con posterioridad de 1945. En 1973 emigró. Durante su trabajo como profesor de historia contemporanea en la universidad de Wuppertal, Alemania, (lo fue hasta 1985) se dedicó a redactar su monografía, publicandolo en 1981.
Despúes de la segunda guerra mundial la época del nacionalsocialismo era un tema tabú en ambas Alemanias, se prefería evitar hablar del pasado y presentar a los nacionalsocialistas como una banda de criminales quienes influyeron y engañaron al pueblo alemán. Se tardó hasta los años 60 y 70 cuando los jóvenes quienes habían nacido en la postguerra preguntaron a sus padres exigiendo la verdad. Se confrontó con el pasado, el dialogo, la acceptación de lo ocurrido.
Tras la memoria, viene la historia, y llegó el momento de los estudios exhaustivos del pasado, los historiadores podían comenzar con un analisis más objetivo del pasado. Entonces fue cuando Kaminski en los años 80 comenzó con la redacción, publicandola en 1981. Kaminski pretendió escribir una obra con el fin de entender como funcionaban los campos de concentración evitando el camino subjetivo de la diabolización. De esa forma logró una obra bastante objetiva.
La meta era ofrecer una visión sobre la estructura y el funcionamiento de los campos de concentración independiente de las ideologías. Nunca quería olvidar el autor las victimas ni faltarles el respeto, ya que personalmente rechazaba a cualquier tipo de estado totalitario y de sus instrumentos.
Con el fin de obtener la mejor neutralidad posible trabajó Kaminski con fuentes primarias. Si embargo, como ocurre con todo autor con una biografía similar, hay pequeñas influencias subjetivas. Por esa razón todo su monografía está influida por su visión mundial: los derechos humanos son a su juicio derechos superiores a cualquier ideología, cualquier sistema político, en fín un derecho que dificilmente puede negar ni rechazar nadie. Desde ese punto de vista estudia a los campos de concentración, y se nota con el (raro) uso algo inadecuado de adjetivos y metáforas. Así se situa inconscientemente en contra de esos campos y sus sistemas, aparte procura mantener una postura objetiva.
Estructura y Contenido
En la introducción de la obra trata Kaminski las cuestiones sociales, morales y políticas de los campos de concentración. Analiza los estudios realizados sobre los campos de concentración, la opinión publica y la percepción que se tiene, llegando a la conclusión que existen escasas investigaciones sobre dichos campos.
Aclara dos elementos que aparecen a lo largo de toda su obra como dos lineas rojas. Primero diferencia claramente el sistema estatal del pueblo, aclarando que los nacionalsocialistas, soviéticos y maoistas dificilmente representan la totalidad de la población alemana, rusa o china. Un detalle importante ya que habitualmente se confunde ambos tipos de grupos como se manifiesta en la expresión popular que durante la segunda guerra mundial todos los alemanes eran nazis o la existencia de numerosos esteriotipos.
El segundo aspecto es el intento de objetividad. Con notable esfuerzo procura ser el autor objetivo, ya que con vistas a entender los campos de concentración carece de útilidad diabolizarlos. Sin embargo es inevitable debido a su biografía la una u otra mención subjetiva. Es comprensible, ya que Andrzej J. Kaminski fue un guerrilla polaco de la segunda guerra mundial y había sido prisionero en los campos de concentración nacionalsocialistas. Continuamente aclara la necesidad de recordarse de las víctimas, sin que eso se convierta en el único aspecto de su estudio.
Campo de concentración donde los ingleses encerrarón los mujeres y hombres boer durante la primera guerra boer. |
Esos campos al principio solo se había construido durante la guerra con el único fin de desmoralizar al enemigo y habitualmente sus prisioneros nunca pertenecían al pueblo quien los había construido.
Junto a eso trató la cuestión problemática de la confusa definición, ya que por ejemplo unos autores hablan de campos de trabajo, cuales serian los campos de concentración (KZ = Konzentrationslager) mientras que los otros serian los campos de destrucción (VZ = Vernichtungslager). Kaminski consigue una definición suficientemente exhaustiva y útil.
Finalmente analiza Kaminski las ideas políticas, filosóficas y ideológicas con vistas a entenderlo la justificación de la existencia de los campos. Así muestra que los nacionalsicoailsitas se basaron en la idea de que los alemanes arios necesitaban hilotas, a esclavos estatales, y que para ellos se necesitaría los campos de trabajo.
La característica de los cambos de concentración los abarca Kaminski en los siguientes los capitulos tres y cuatro: por un lado servían como campos de terror, por el otro lado como campos de esclavo.
Campo salvaje de la SA en Dürrgoy. |
Un detalle interesante es la influencia de las utopías. Tanto La republica de Platón como el estado de Licurgo o la sociedad de Marx y distintas ideas parecidas tenían la visión de un mundo ideal. Ahora bien: sin libertad con una sociedad supervisada, sin esfera privada con unos gobernantes cuales regían al estado con una población que obedece ciegamente. Esas ideas eran la base para las ideologicas a favor de estados totalitarios, como ocurrió con Lenin y los bolcheviques (soviéticos), con los nacionalsocialistas y con Mao y los comunistas chinos.
Kaminski nombra a otros sistemas equivalentes como las dictaduras militares de Argentina, el régimen de Pol Pot con los Khmer rojos y el corea del norte de Kim Jong I, solo que le faltaba espacio para incluirlos en su obra.
Victimas de un campo de concentración nacionalsocialista. |
Así solo en Alemania había al principio los campos salvajes. Por el contrario en la URSS desde principio el partido, mejor dicho la policía del terror (como llama Kaminski la Teschka) había planificado y estructurado claramente los campos de concentración.
Construcción frozada en un Gulag sovietico. |
De todos modos la función económica era según Kaminski en ambos sistemas claramente secundario. Principalmente porque los guardianes de los campos de concentración se encontraban ante un problema: por un lado tenían que romper y debilitar a los enemigos encerrados con poca comida, malas condiciones y castigos duros, despreciando la salud y la vida, por el otro lado precisamente por esas condiciones los prisioneros jamas podían trabajar de forma eficaz. Si ahora se mejoraría sus condiciones hubiera sido muy probable que los prisioneros se hubieran rebelado contra sus guardianes, ya que en todos los campos de concentración tenían una ventaja númerica aplastante.
Por esa razón los prisioneros tenian que realizar obras primitivos con escasa relevancia económica, como cortar árboles y transportar sus troncos, obviamente con hachas malas, si los recibían. O trabajar en lugares peligrosos, como las minas, limpiar wn el caso soviético las turbinas radioactivas de los submarinos nucleares o trabajar en las fábricas subterraneas de Braun y sus experimtos con los misiles. El ser humano se reducía a un ser peor tratado que un animal.
Campos de concentración nacionalsocialistas (Konzentrationslager) |
Un argumento que se suele usar a favor de los campos de concentración era que con frecuencia se encerraban también a criminales. Un argumento que Kaminski demuestra como absurdo, ya que varios criminales fueron (de nuevo) detenidos tras haber cumplido su castigo o tras ser prisioneros desde hace varios años en prisiones normales. Aparte de los prisioneros estaban los guardias. Personas con habitualmente escasa formación y educación quienes con gusto mostraban su poder. Kaminski los describe como una horda de pequeños burgueses que se han vuelto locos (Pág. 145), y cuenta de un ejemplo soviético donde el comandante de un campo mandó que varios profesores llevaran su carro estirando como burros. Los guardias cuales acompañaron los transportes también solían tener una nacionalidad diferente a la de sus prisioneros, como cosacas, asegurando tanto la imposibilidad de comunicación como una posible fraternicación.
Otro rasgo con el fin de hacer sufrir a las victimas durante el transportes era darles nade de comer encerrados en multitud en vagones pequeños.
De los beneficiados habló escasamente, más bien se dedica a mencionar y criticar empresas para las que Kaminski había trabajado durante la segunda guerra mundial y cuales en (al menos hasta) 1981 seguían existiendo y floreciendo.
Campos de concentración sovieticos (Gulag) |
El último párrafo de la obra aclarara de nuevo la visión de Kaminski como vio al mundo – un mundo, en que la que imposiblemente sabia que la URSS 1991 caerá, que la China de Mao escasos años después comenzara a abrirse: Pero sino así el mundo sigue lleno con esclavitud, lleno con alambre espinoso, lleno con injusticia. Y lo poco que pueden hacer los humanos libres en contra de eso para apoyar la hola de los derechos humanos, que se va formando en los últimos siglos, que va a hundir todas las torres de los campos de concentración de todo el mundo un día es, SABER de eso (Pág. 264).
Conclusión
En mi juicio es una monografía bien elaborado, con buen empleo de tanto de fuentes primarias como de secundarias, después de cada capitulo aclara en una lista larga de que fuentes ha conseguido las informaciones o cuando habla de lo que el mismo había visto detalles, anécdotas, hechos, lo que hace convertir al libro en una mezcla entre fuente primaria – objetivo y obra con un mensaje claro de criticar a los sistemas totalitarios como inhumanos. El lenguaje es muy fluido y fácil de leer. Evitando ser es una lengua académica seca ni distanciada logra estar rica de adjetivos y metáforas.
Todo ese trabajo aclara la dificultad y el problema de la historia contemporánea: igualmente como es imposible la pura objetividad, dificilmente se puede ser relativista, menos uno quien haya vivido esa misma época. 2045 se podrá comenzar una análisis objetiva sobre lo que ocurrió en Alemania, 2091 lo de Rusia. Opino que se necesita como mínimo 100 anos, una vida completa, con el fin de poder hablar de algo que ni afecta mas a una persona mismo o a otro familiar, amigo, conocido cercano.
Simbolo de los Derechos Humanos. |
La obra explica como funciona la administración de los campos y la organización de los transportes y o cuantos morían en que campo, y va un paso más alla: pretende explicar el porque de la existencia de los campos. Y a pesar de que Kaminski rechaza personalmente a los sistemas totalitarios, no hace una obra propagandística, que solo consiste en criticar sin entender, sino lo contrario. Su unico mensaje politico es solo uno: nadie tiene derecho a sobresaltar los derechos humanos.
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