En la colina de la derecha se puede contemplar la iglesia y el torreón de Rada. |
El sur de Navarra había sido
desde la antigüedad clásica hasta mediados de la edad media una amplia zona
fronteriza, primero entre la población no – romanizada del norte y de los
territorios romanizadas del sur, posteriormente entre los reinos cristianos de
Pamplona / Navarra y los reinos musulmanes del emirato / califato / de los taifas.
Fue la geografía de esa
región que lo permitía. Numerosas colinas rocosas, poco hábil para una amplia
agricultura fértil a diferencia de, por ejemplo, la cuenca de Pamplona en el
norte y alrededor de Tudela al sur, solo permitían la ganadería (principalmente
ovina) y el vid. Lo primero requería una alta movilidad, lo segundo muchos años
de trabajo hasta que genere ganancias. Y esas desventajas se convirtieron en
ventajas desde el punto de vista geoestratégico: Desde unas pocas colinas
elevadas se podía observar un amplio territorio, lo que no solo permitía el
control sobre las rutas comerciales (y la recaudación de aduana), sino la
temprana visibilidad de posibles movimientos enemigos (y la tranquila
preparación ante el posible ataque).
Vista del paisaje desde la iglesia de Ujue. |
Especialmente durante el
comienzo de la „reconquista“ (o la expansión de los reinos cristianos en
dirección sur) en los siglos IX y X se re fortalecieron los pocos aldeanos
cristianos que hubo en esta región. Construyeron aldeas bien defendidas, como
el pueblo de Rada, o iglesias – fortines, como en San Martín de Tours la
iglesia de San Martín de Unx o la iglesia Santa María del pueblo de Ujué.
Todos esos lugares destacaron
por su ubicación, y su arquitectura defensiva les permitía un mínimo se seguridad
excepcional en un territorio donde se podían esperar ataques esporádicos del
sur, o de bandas criminales del semidesierto de las Bardenas Reales.
Vista del paisaje desde la iglesia de Unx. |
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