"Se" ha olvidado la primera guerra mundial. Lo que fue “La Gran Guerra” ha dejado paso a la segunda guerra mundial. Ambas eran guerras "fascinantes" (si se puede dar ese adjetivo a algo tan destructivo), crueles e quizas inclasificables. La segunda guerra mundial hoy en día es muy conocida, por varios motivos. La rápida expansión militar tanto de la Alemania nacionalsocialista como del Japón imperial y sus respectivas derrotas son movidos, “llenos de acción”, como en una obra teatral: desde el culmen hacia la derrota total. Algo muy curioso que llama la atención. Por si fuera poco “surgieron” de esa segunda guerra mundial dos nuevas potencias mundiales. Los USA y la URSS entraron en el gran juego, a pesar de que tanto económicamente como culturalmente ya habían comenzado a lanzar sus redes al mundo
décadas antes de 1939. La segunda guerra mundial manifestó visiblemente el poder norteamericano y soviético, dejando claro sus nuevos rangos. Finalmente se tiene esa terrorífica atracción por “el mal”: los “Nazis”. En novelas, libros, películas, juegos – siempre son la “personificación” del mal, inhumanamente cruel. Muy lento se está desmitificando esa imagen, y sigue siendo políticamente peligroso intentando lograr una objetividad total cuando se trata la historia entre 1933 y 1945. Yo al menos no me arriesgaría a gritar en Berlín “Los Nazis no eran malos” (ya que entonces se piensa que quiero decir “Eran buenos”. No – simplemente lo de Bien/Mal es para los filósofos) La memoria sigue siendo muy potente.
1. Edición, 1929 |
Esos serían – simplificando – los tres grandes puntos que, aparte de la cercanía temporal explicarían el enorme interés que despierta la segunda guerra mundial. ¿Y qué ocurre con la primera? Temporalmente lejana para el público, "aburrida", ya que fue principalmente una guerra de trincheras….parece que no solo en la vía pública se ha olvidado que una guerra tensa y cruel no necesariamente tiene que tener nazis asesinos ni grandes éxitos militares. A mi parecer se debería despertar la curiosidad hacia la primera guerra mundial. Ahora mismo no recuerdo películas ni videojuegos que traten ese tema – y cuando pienso en novelas, solo me suena “Sin novedad en el frente” de Erich María Remarque. ¡Y eso que hay tantas obras literarias que demuestran el lado inhumano de la guerra!
¿Inhumano? Como historiador no debo conocer ese término, mi obligación es ser objetivo. Tengo que estudiar al sufrimiento de forma objetiva; si me despierta, intranquiliza emocionalmente, es cosa mía, privada, que no debería manifestarse en el trabajo. Si el lector lo lee y también le mueve emocionalmente, es su cosa; pero si se conmueve por la forma como escribí, entonces le manipulo. Y si algo se considera “inhumano” o “cruel” automáticamente se tiene una connotación negativa. Pero permítame esta vez ser algo menos historiador. Me interesa expresar mi opinión sobre la imagen que tiene la guerra “en general” hoy en día. Actualmente, cuando la guerra es lejana (Irak, las guerras civiles en la “lejana” África, y algunas hace “mucho tiempo” en los Balcanes), se tiene que leer esos libros escritos por veteranos de la Gran Guerra 14 – 18. La guerra de Kosovo fue hace unos escasos años y África no es otro planeta, está a pocos kilómetros al sur de Europa. A pesar de que hoy en día no necesariamente tienen que morir numerosos soldados gracias a sus tanques, armamentos y armas a distancia (como los misiles), sigue siendo la misma para los que lo tienen que sufrir. Soldados iraquíes, civiles croatas, familias africanas, todos ellos podrían – y probablemente hay innumerables que lo hacen – escribir lo mismo como los autores europeos de la primera guerra mundial. Entre los últimos existe una enorme variedad de autores que trataban el tiempo 1914 – 1918, como Carl Zuckmayer (1896 – 1977), Franz Schauwecker (1880 – 1964) o Richard Aldington (1892 – 1962).
Hemingway, 1918 |
Edición de 1960 |
Los diarios de Wittgenstein se pueden leer y estudiar desde tres puntos de vista: un punto de vista filosófico, uno histórico y uno “humanista – literario”. Desde el punto de vista filosófico es evidente: con vistas a comprender la filosofía de Wittgenstein se debe haber leído su diario. El punto de vista histórico es, claro, muy valioso, de todas formas lo comentaré más abajo. El tercer punto de vista es lo que he llamado como “humanista – literario” porque no se me ocurrió otra forma de definirla. Wittgenstein ya había escrito desde temprana edad diarios. También en 1914, cuando se alistó como voluntario en el ejército. Solo: escribió dos diarios. En las páginas pares (a la izquierda) escribió con una clave (simple: a es z, b es y, etc.…) su diario “personal”, intimo, y en las paginas impares a la derecha anotó pensamientos filosóficos. ¿Qué había ocurrido? Los “guardianes” de Wittgenstein – o sus administradores – eran Elizabeth Ascombe, Georg Henrik von Wright y Rush Rhees. En la primera edición de 1960 habían publicado únicamente las páginas impares, las que contenían puramente la filosofía. Yo
cuando leí esa frase en el prologo no pensé nada; afortunadamente le hacían intranquilo al investigador Wilhelm Baum. El comenzó en 1960 a sospechar que probablemente haya “otros” diarios, y tras años de búsqueda, investigación y peleas con los administradores logró publicar en los años 80 los “diarios secretos” – o sea las páginas pares. Esa anécdota me ha gustado y demuestra que siempre es necesario que todas las fuentes (o al menos copias completas del original) sean accesibles a quien quiera con el objeto de poder investigar. Esos tres administradores habían idealizado la imagen de Wittgenstein; y gracias a personas como Baum se podía encontrar (y ayudar así a los filósofos) elementos esenciales del verdadero Wittgenstein. (1)
cuando leí esa frase en el prologo no pensé nada; afortunadamente le hacían intranquilo al investigador Wilhelm Baum. El comenzó en 1960 a sospechar que probablemente haya “otros” diarios, y tras años de búsqueda, investigación y peleas con los administradores logró publicar en los años 80 los “diarios secretos” – o sea las páginas pares. Esa anécdota me ha gustado y demuestra que siempre es necesario que todas las fuentes (o al menos copias completas del original) sean accesibles a quien quiera con el objeto de poder investigar. Esos tres administradores habían idealizado la imagen de Wittgenstein; y gracias a personas como Baum se podía encontrar (y ayudar así a los filósofos) elementos esenciales del verdadero Wittgenstein. (1)
Volviendo a la gran Guerra. El diario de Wittgenstein demuestra prácticamente todas los grandes características que había vivido un soldado estando en las trincheras, independiente de que frente e incluso de las épocas desde el inicio de la guerra industrializada y mecanizada.
Se han conservado tres “diarios” (o cuadernos:( el primero es del 9 de agosto al 30 de octubre 1914; el segundo del 30 de octubre 1914 al 22 de junio de 1915 y el tercero va del 28 de marzo al 19 de agosto de 1916. Wittgenstein había luchado desde agosto de 1914 hasta noviembre de 1918, en los frentes de Rusia y al final en el italiano, donde fue capturado (por error: los austriacos habían firmado una tregua, con todo no tenían en cuenta el inicio de esa tregua, así fue la unidad de Wittgenstein capturada). Quedó prisionero hasta agosto de 1919. Como se ve faltan varios periodos de la vida de Wittgenstein, desafortunadamente no se sabe si había seguido escribiendo su diario – o si fueron destruidos por su orden, ya que tenía la “manía” de destruir todos sus “borradores” una vez finalizadas sus obras escritas a máquina. De todos modos reflexionan los tres cuadernos conservados sobre la vida diaria de un soldado de la primera guerra mundial, y eso quisiera comentar brevemente.
¿Qué quiero decir con ese breve desarrollo de la historia bélica europea? Que la primera característica “nueva” fue el olvido de los enfrentamientos y sufrimientos bélicos. Desde 1815 la guerra se ha convertido cada vez más en algo abstracto, extraño, lejano. Es escasamente probable que un campesino medieval hubiera participado en una guerra de forma feliz y alegre cuando le llama su señor feudal como lo hacían los voluntarios de 1914. El campesino sabía que era una guerra, varias veces en su vida habrá sido victima, testigo o causante de una pequeña pelea entre “su” pueblo y el vecino. Los soldados de 1914 mayoritariamente no han vivido ninguna guerra, o como mucho, una guerra breve. (Ah, como me recuerda eso a Vietnam o Irak….una guerra muy breve, y lo admito, militarmente rak fue una cuestión muy breve en el
Soldados austriacos, 1914. |
La desilusión es uno de las múltiples impresiones que sufren sus compañeros. La segunda característica nueva es el aburrimiento. Personalmente tengo dificultad en imaginarme eso, de todos modos gracias al avance tecnológico, y especialmente en la primera mitad del siglo XX con el uso de la artillería, no sorprende. Vi hace unos años una película actual sobre unos GIs situados en Irak durante la primera guerra del Golfo, “Jarhead” se llamó (Trailer abajo). Durante la larga primera parte de la película los soldados tenían un único enemigo: el aburrimiento. No tenían nada mejor que hacer, la guerra se hacía con misiles y tanques veloces. Wittgenstein tenía los mismos sentimientos cuando fue mandado a la retaguardia, un taller en Cracovia (desde diciembre de 1914 hasta agosto de 1915). Tenía considerable trabajo burocrático, aparte de eso parecía haberse aburrido con frecuencia. Y lo intentó solucionar a su manera: “Muy sensual. Me m(masturbo) a diario. Hace ya mucho tiempo que no tengo noticias de David. Trabajo. (…)”, como escribió el 16 de abril de 1915.
Con el fin de evitar la desmotivación y el miedo solía pensar Wittgenstein también mucho en el dios de los cristianos – y como abundantes soldados perderá la fe. Así escribió el 11 de mayo 1916 “Pasado mañana, cambio de posición. ¡Muy desagradable! Pero hágase Tu voluntad”, y dos semanas más tarde “Somos tiroteados. ¡Que sea lo que Dios quiera!” En ese periodo ya había vuelto al frente – esta vez en el frente de Galicia, desde marzo hasta septiembre de 1916. La reducida moral se mostraba también en el tratamiento entre los soldados. Cuando al inicio, en 1914, era algo honorable ser voluntario - ¡ay de quien quería negarse a luchar, perdía toda su cara! – poco después eso había cambiado radicalmente. Los soldados se reían de los voluntarios, quienes habían sido tan “tontos” en alistarse. El 27 de abril anotó Wittgenstein: “Con pocas excepciones la tropa me odia porque soy un voluntario. Así es que ahora me encuentro casi siempre rodeado de gente que me odia (…)”.
En el diario de Wittgenstein solo se echa de menos un elemento (¿Probablemente estaba en los diarios hoy inexistentes de 1917 y 1918?), y esos son los heridos y muertos. La primera guerra mundial pone el relieve por la matanza principalmente “anónimo”: cañones situados a kilómetros de distancia, nubes de gases, granadas tiradas de trinchera a trinchera hacían al soldado imposible identificar a su enemigo, matarle o protegerse de él. Las armas no se podía ver más, sin embargo nunca perdían su cara: hombres sin mandíbula, sin cara, sin brazos, ciegos. Y eran ejércitos de masas, con cientos de muertos en cada semana.
Otto Dix: Flandern |
(1) WITTGENSTEIN, Ludwig, Diarios secretos, edit. Wilhelm Baum y Alianza Editorial, Madrid, 1991, ISBN: 84-206-2670-8
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