7 jun 2014

El origen de la legitimación cristiana de la realeza europea: el bautizo y la unción

El orden estamental europeo se basaba principalmente en el dualismo reconocido que había entre el orden estamental eclesiástico y el orden estamental nobiliario, ambos ubicados por encima del tercer estamento (mayoritariamente población rural y pocas ciudades).
Continuando la lógica, se justificó el sistema dado que la cabeza del estamento eclesiástico había recibido del hijo del dios cristiano la orden directa de valer por las almas otorgando la lleva del cielo. Es decir: se veían los obispos, los patriarcas y, tras la caída de los patriarcados en manos del Islam (el patriarcado de Alejandría y Antioquia, quedando solo el de Constantinopla y de Roma), el obispo de Roma como representante de San Pedro. Los eclesiásticos gozaban de la legitimación divina.

¿Qué ocurrió con la nobleza? Si la cabeza nobiliaria tiene una legitimación similar, se pueden igualar al estamento eclesiástico, además de beneficiarse de un cierto orden jerárquico que permitía juntar fuerzas, realizar grandes proyectos y acumular - ¡como no! – poder.
Cuadro de 1500: San Remigius bautiza Clodoveo.
Por esa razón se interesó el primer rey franco, Clodoveo (466 - 511), en adquirir dicha justificación. Era un rey franco, eso es germánico, que tenían sus propios rituales de legitimación. Sin embargo, una vez conquistado el norte de la entonces Galia romana, la mayor parte de la población era cristiano – católica. Si Clodoveo se bautizaba como cristiano católico (a diferencia de los visigodos y ostrogodos que se decidían por el arrianismo, considerado por muchos católicos como una herejía), podía ganar en autoridad y prestigio.
Probablemente influido por su mujer Chrodechilde (475 - 545), una princesa borgoñesa católica, se bautizó al primer hijo. Como murió rápido, se podía decir que su alma llegó al cielo. Y se bautizó al segundo también. Claro, Clodoveo veía que lo que había hecho ese dios cristiano era NO salvar su primer hijo. Necesitaba una prueba más, que lo pedía en forma de apoyo divino ante la batalla de Zülpich o Tolbiac cuando le esperaba una batalla difícil (no desequilibrada) contra los alemanes. Y ganó. Pienso que es evidente que esta batalla (que casualmente se asemeja a la historia deConstantino y el puente Milviano) es un cuento piadoso para justificar la conversión de Clodoveo.
De todos modos aseguró el poder de Clodoveo, y le dio una fuerte justificación para sus guerras contra los visigodos herejes en el sur de la entonces Galia romana, expulsándolos con éxito.

Así con los merovingios se mezclaron los rituales paganos – germánicos con los cristiano – católicos para legitimar al rey vigente. Con el paso de los siglos el peso pagano se reducía cada vez más, dejando paso a la cultura y religión cristiano – católica, que se manifiesta muy bien con Pipino (714 - 768).
Desde Clodoveo los reyes francos de la dinastía merovingia han ido perdiendo cada vez más poder a sus mariscales y consejeros principales, especialmente en la figura administrativa del Hausmeier. Este cargo estaba desde hace décadas en manos de una dinastía, los carolingios. Llegó a tal extremo que el Hausmeier más famoso, quien derrotó al ejército del califa omeya en Poitiers, Carlos Martell (688 - 741), se olvidó nombrar un nuevo rey una vez muerto el anterior. Pipino y su hermano Carlmann (706 - 754), hijos de Carlos Martell, nombraron al Childerich III (717 - 754). Se ve, era una monarquía marioneta, pero aún gozaba de la justificación germano – católica de Clodoveo.
Pipino se atrevió hacer los primeros pasos para justificar un golpe de estado, preguntando al obispad de Roma Zacharias (679 - 752) en 749, quien debería ser el rey. Su respuesta fue clara: el quien tenga el poder. Después de esta legitimación cristiano – católica pedía el apoyo de la asamblea de los nobles, quienes lo aceptaban igualmente. Childerich III era tan insignificante que ni se tenía que ejecutarlo, se le cortó el pelo (un pelo largo era según los ritos francos signos de la bendición divina) y se le envió a un monasterio.
A partir de entonces se empeñaron los reyes carolingios en mejorar su legitimación para gobernar, con numerosos ritos que les acercaban a la bendición divina. El instrumento más importante era la unción.
La unción del rey David según una imagen medieval.
El rey visigodo Wamba (rey 672 - 680) había comenzado con la unción inspirándose en el primer libro de Samuel, cuando Samuel hace la unción a Saúl. Lo mismo ocurre después con David y Salomón. El poder viene de dios, y los que reciben la unción se convierten en la representación divina. La unción lo hacían hasta entonces solo el papa al obispo, para pasar al nuevo candidato el poder religioso con el fin de ejercer como representante (menor) de dios (o a su vez del representantes divino).
Este rito lo comenzaron copiar los reyes para tener una justificación semejante. Un obispo (o mejor el papa) hacen la unción al rey y suben de esta forma su categoría.
Pipino se dejó hacer incluso dos unciones: primero 451, y después repitió (junto con sus hijos) en 454.

Ahora uno se pregunta ¿Por qué tenía para Pipino tanta importancia la legitimación cristo – católica, que tenía que imitar a los reyes Visigodos y teniendo el poder real en el reino Franco? ¡Porque los merovingios gobernaron antes de la llegada del cristianismo a los francos! Y fueron ellos quienes introducían al cristianismo. Por esas dos razones era importante que Pipino encuentre una legitimación mayor que la pertenencia a una dinastía antigua y el de pertenecer a la religión correcta, y lo encontró convirtiéndose en ser miembro de la dinastía directamente bendecida por dios, igualándose a los otros representantes del estamento eclesiástico.

En este momento comienza lentamente el conflicto del futuro: ¿son los estamentos – el eclesiástico y el nobiliario – iguales o diferentes? ¿Quién justifica a quien, quién dio la primera unción a quién? Lo que en el siglo VIII y IX no interesó, a partir del XII y XIII causó graves problemas y conflictos. 

Esta imagen del siglo XV es una prueba del presentismo contemporáneo: el dibujante hace que el papa corona a Pipin, cosa que en realidad nunca ocurrió. La coronación y la unción son dos ritos completamente diferentes. La unción eleva el estatus religioso de la persona, mientras que la corona es la entrega física sobre un poder territorial concreto.

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