10 ene 2011

Roman Nikolai Maximilian von Ungern Sternberg - El último Khan de Mongolia

Roman Nikolai Maximilian de Ungern-Sternberg
Mongolia, 1920. El ojo se pierde viendo las lejanas montañas blancas. Ese paisaje, enorme y con escasos bosques y poblaciones, ha fascinado a generaciones de personas: místicos, historiadores, militares, orientalistas. Entre ellos un joven austriaco, que tras el divorcio de sus padres se fue con su madre al país de sus antepasados, los caballeros de la orden teutónica en la costa báltica. Su nombre era Roman Nikolai Maximilian von Ungern – Sternberg (1885 – 1921). Ungern abandonó tempranamente su hogar (llenó de tradiciones e inspirado por las cruzadas medievales) con vistas de ir hacia las estepas asiáticas. Primero lo vivio como joven recluta ruso luchando contra japoneses, después como soldado veterano de los “Blancos” durante la guerra civil rusa, y al final se convirtió en el “Khan” de Mongolia, salvador de las monarquías divinas en contra del comunismo y los judios (al menos de eso estaba Ungern convencido).
¿Cómo fue su vida con esas ideas tan extrañas? Y ya que se está preguntando: ¿Qué pasó con la Mongolia de esos tiempos? La historia mongola es raramente conocida en el mundo occidental. Como mucho se recuerda a Gengis Khan; algunos aficionados y expertos a Kubalai Khan. El periodo entre 1900 y 1930 está dominado por la historia europea; con suerte se estudia la guerra civil china. La historia mongola parece ser ignorada; y eso es un argumento más para leer sobre lo que ocurrió en esa región del mundo.
Para aprender más sobre ese mundo se podría comenzar con la vida de una persona, encima occidental, lo que favorece la comprensión desde “nuestro” punto de vista ignorante occidental. En vez de ser una biografía muy vista, como ocurre con todas las “vidas de Napoleón” o con las “Cleopatras” que se encuentra frecuentemente en cada revista de historia o en cada librería se tiene ahora a un aristócrata ruso – mongol desconocido.

James Palmer se encargó 2008 de biografiar a esa extraña curiosa persona en su primera obra “The Bloody White Baron”, y como el titulo ya indica no se trataba de una persona muy pacifica. La biografía tiene aparte de una introducción y del epílogo nueve capítulos, que dividen la vida del Barón Ungern desde su infancia hasta su muerte. Simultáneamente el autor logra crear y mantener el difícil y delicado equilibrio entre la persona biografiada y el contexto histórico. Una biografía que carece de un contexto histórico imposibilita la comprensión de la persona sobre quien se escribe o se lee. El éxito de James Palmer se manifiesta en la división interna de los capítulos. Una parte describe la vida personal, los pensamientos y los hechos de Ungern; aparte de sus compañeros y “amigos” más importantes, enriquecidas con una gran cantidad de citas directas. Por el contrario la otra parte coge al lector de la mano con el objetivo de enseñarle el contexto. Dependiendo del capitulo y así de la fase de la vida del barón se explica al lector temas concretos diferentes. Por esa razón se introduce al lector en los primeros capítulos en el mundo de la mentalidad de la aristocracia media de la Europa oriental (la religión, el racismo de “humanos superiores e inferiores”, la situación de estar en un “Borderland” del imperio ruso). Al contrario en los capítulos más tardíos (cuando Ungern comenzó a “gobernar”) Palmer explica el contexto de la guerra civil rusa, la política japonesa en la región mongola y la situación caótica de los Warlords chinos. Dicha división no consiste en crear dos partes diferentes “en bloc” sino cada dos o tres páginas dentro del mismo capítulo se intercambian las partes. De esa manera se tiene una visión continua de la vida del aristócrata y al mismo tiempo se entiende cada vez mejor a su alrededor. James Palmer explica de esa manera no solo la vida de un aristócrata ruso – mongol de ese periodo sino también ciertos aspectos culturales, religiosos y mentales del tiempo entre ca. 1900 y 1925.

El estilo de la biografía es muy fluido, sin perder la objetividad ni la indicación de las fuentes. Ese libro es un ejemplo excelente para las obras historiográficas: la “carne” es objetiva y científica; por el contrario la “piel” del mismo es literario y narrativo. Con un uso adecuado de adjetivos y metáforas se crea un mundo muy imaginable. Los lectores pueden entender mejor al mundo de Ungern y sus contemporáneos sin perderse en la ficción. Sirve como ejemplo: los mongoles veían a Ungern durante un tiempo como la encarnación de una divinidad marcial. Solo: “Quite which god they thought he was is unclear. Looking for a “god of war” in the eclectic Mongolian pantheon is like looking for a virgin martyr among the Catholic saints”. Todas las fuentes usadas están indicadas al final de libro; y en vez de usar notas de pie en página indica las citas asimismo al final.

A mi entender es una obra magnifica. Accidentalmente me encontré con ese libro en una librería de segunda mano en Oxford en 2010; y me atrajo tanto el título como la imagen de la portada. ¿Quién era esa persona, cuya mirada fría desde una fotografía con casi un siglo de antigüedad me impresionaba? ¿Por qué se le llamaba “Bloody White Baron”?
Lo veo, como arriba indicado, como ejemplar con vistas a comprender la importancia que tiene la historiografía: ser objetivo y científico en el núcleo y venderse con una escritura narrativa divertida, colorida e interesante. El lector no se aburre leyendo a “Bloody White Baron”. De esa manera el libro sirve como fuente para una investigación tanto como una lectura de tiempo libre.
No obstante hay, como en cada obra, aspectos negativos. En ese libro son concretamente tres los errores que tener en cuenta. Primero, un error capital en mi opinión, la falta de una lista cronológica. El libro tiene entre las primeras paginas dos mapas. Son muy informativos, a pesar de que solo se indican las ciudades importantes para la vida del Baron cada persona que sepa algo de geografía puede orientarse. De todos modos si se quiere tener una cronología con el fin de mirar rápidamente una fecha, se tiene la obligación leer a cada capítulo (o sea crea una lista mientras que se lee). Eso lleva al segundo error, que no es tanto un error en el sentido estricto, sino un detalle que se hecha de menos. En cada capitulo describe James Palmer el contexto del Barón, ahora bien: si uno solo se recuerda de un tema, como sobre el gobierno de Mongolia con anterioridad a la llegada del protagonista, está nuevamente obligado a hojear entre las páginas del libro. Hubiera sido bueno que los capítulos tuvieran (sub-)títulos que indicarian el contenido del tema (o un índice temático, porque el índice existente es de poca utilidad). Lo Hecho dn menos porque abundantes pasajes son realmente buenos. El tercer “error” ya es de mayor subjetividad: la falta de las notas de pie en página. Las fuentes aparecen en una amplia lista al final del libro. Posiblemente el uno u otro lector se disgustan tener que mirar hasta la última página con el fin de informarse; según creo ayuda en aumentar la fluidez del texto.
Finalmente: recomiendo el libro a cualquier persona que esté interesada en la historia contemporánea del oriente asiático. El libro ayuda mucho en entender la guerra civil rusa oriental o el interés del occidente hacia el budismo, aparte que se conoce la vida de una persona curiosa. Con vistas a conocer los grandes hechos del periodo 1900 – 1930 esa obra no sea necesario; de todas formas si lo es con el objetivo de completar y aumentar la capacidad de comprensión. Eso sí: se debe tener unos conocimientos mínimos sobre la historia política y cultural, al menos de Rusia y china, con el fin de no frustrarse. En el caso de que se cumpla con eso, invito a la lectura sobre una persona curiosa y cruel que vivía en un mundo fascinante y sangriento cuya existencia varias veces se olvida. Los campos de batalla de la primera guerra mundial no fueron los únicos hogares de la muerte; sino también lo fue Mongolia. Con Ungarn como su fiel servidor.

PALMER, James, The Bloody White Baron, edit. Faber and faber, 2008, London, ISBN: 978-0-571-23023-5.

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