26 abr 2014

Viaje por el Oeste: el Santo Sepulcro de Torres del Río

Santo Sepulcro de Torres del Rio.
El Santo Sepulcro de Torres del Rio es una iglesia románica del siglo XII que destaca por tres rasgos particulares: primero se construyó fuertemente inspirado en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, segundo tanto su plano octogonal como la altura le da un aíre ligero que escasea en los monumentos románicos, tercero tiene un aura misterioso porque parece que fue una obra de los caballeros del templo del Santo Sepulcro de Jerusalén. Construida a partir de 1170 cuenta la leyenda que los templarios dejaron posiblemente su insignia en el tímpano sobre la entrada del sur.

¿Qué función tenía dicha iglesia? 
Se observa que la iglesia, que se parece casi como una torre, tiene una especie de linterna en su ábside. Algunos autores opinan que servía como faro para orientar a los peregrinos: con luz en la noche, y por su mera altura durante el día. Eso si: dicha teoría carece de fundamento dado que Torres del Río está en el centro de una pequeña cuenca, lo que hace que en una distancia de dos kilómetros es imposible ver la torre y menos aún la (débil) luz que podría haber emitido.

Con la peregrinación del rey Alfonso II al lugar donde se enterró el apóstol Santiago comenzó durante el siglo XI la tradición del peregrinase del camino de Santiago hasta caer en decadencia en el siglo XVI. 
Por Navarra cruzaban hasta seis diferentes rutas: el camino francés (Roncesvalles --> Pamplona --> Estella --> Viana), su variante aragonesa (Yesa --> Puente la Reina --> Estella), la ruta del Ebro (desde Cortes, cruzando Tudela), el camino del Baztán (desde Urdax por Olave llegando a Pamplona), el camino Yesa – Iratche (cruzando Eslava y Artajona) y el camino Burdeos Astroga (desde Pamplona por Huarte). 
Evidentemente hacer el peregrinaje en esa época era todo menos seguro y cómodo: por esa razón existían las iglesias peregrinas. Ofrecían un lugar seguro para la noche, mantenían cementerios para los que jamás llegarían a Santiago o a su casa y en algunos casos (posiblemente menos en Torres del Río) servían de guías orientativos.

Arquitectónicamente la iglesia es muy particular, con numerosos elementos de la cultura islámica. Se trata de una mezcla de diseño cordobés con rasgos cistercienses. 
Por un lado destacan los elementos románicos: arcos boceles en la portada con un tímpano simple, arcos ligeramente apuntados en la segunda planta que soportan la descarga de los muros (con solo dos ventanas ricamente decoradas) y ocho ventanales de medio punto con las típicas columnas laterales en el tramo superior. 
Techo con los 18 arcos.
En el interior continúan las características góticas, así hay grandes columnas en los ángulos con capiteles vegetales que llegan a la imposta de ajedrezados jacetanos que marcan el nivel inferior de las ventanas. Los 50 capiteles destacan por su tema (principalmente) vegetariano, y hay dos mensulas (cabezas de fiera), una con un animal y la otra con una cabeza en la boca. En los arcos hay inscripciones pintadas: nombres de apóstoles, un rostro humano y una cruz floreada.

Lo realmente asombroso de esta iglesia octogonal es la inspiración islámica de su cúpula. Tiene forma de bollones en cuádruple resalte, junto con los capiteles de las columnas de esquina, vegetales, dan apoyo a una moldura de ajedrezados múltiples. 
Ocho arcos se entrecruzan formando una estrella, dejando un octágono libre en medio, con un circuito de ajedrezados inscrito en el. 
Otros ochos arcos unen los capiteles de los ángulos. Este diseño de claro abolengo musulmán se aparece a la de la Aljaferia zaragozana. 
Finalmente interesa la iluminación mediante pequeñas ventanas colocadas en los arranques que se cierran con celosías (piedra tallada de tradición languedociana con inspiración islámica, y pequeñas formas de torrecillas).

Portal: al sur, con dos arcos boceles y una más en medio, apoyados en una columna a cada lado con capitel cuyo tema es vegetal. En el tímpano liso está una cruz patriarcal.
Tramos: en el segundo tramo hay arcos apuntados muy abiertos para soportar la descarga del peso, y solo hay dos ventanas de medio punto. En el tramo superior hay ocho ventanales de medio punto con columnas laterales y capiteles con tema vegetal.
En la derecha está una pequeña torre que contiene la escalera para acceder al tejado de la iglesia.
En la derecha: un arco triunfal doble con un ábside sencillo de bóveda de horno y una simple ventana (que en la foto no se puede ver).
Iluminación: pequeñas ventanas colocadas en los arranques de los arcos.

Interior: Columnas con capiteles vegetales, en la parte superior con una imposta de ajedrezados jacetano.
Cúpula: En las paredes hay siempre dos ménsulas gemelas cuadradas y en las esquinas hay capiteles con columnas de esquina. Todos ellos están conectados entre si mediante una moldura de ajedrezados múltiples (con mera función decorativa). En las ménsulas se apoyan (en total) ocho arcos, y otros ocho arcos unen a los capiteles de las esquinas. Juntos forman un octágono libre en el centro, decorado con un circulo de ajedrezados.

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19 abr 2014

Viaje por el Oeste: el dolmen hipogeo de Longar de Viana

Entrada al dolmen hipogeo de Longar de Viana.
En la prehistoria, en concreto entre el Neolítico y el Calcolítico (el IV milenio y la primera mitad del III mileno a.C.), existían dos formas ritualizadas en el norte de la península ibérica (y a nivel europeo en toda la costa atlántica) para enterrar a los muertos: o en dólmenes (donde sobre grandes piedras verticales se colocó una piedra enorme a modo de cubierta) o en dólmenes hipogénicos (eso es: una cámara subterránea excavada). 
Con la llegada del cobre y el comienzo de la agricultura (y los asentamientos) decayó esta costumbre.

Solían ser lugares de enterramientos colectivos. En el dolmen hipogénico de Longar de Viana se enterraron durante casi un siglo entre 80 y 100 personas entre 2850 y 2500 a.C.. Se introducía los cadáveres por un corredor de piedras con losas, y se les dejó en postura de feto, posiblemente para ahorrar espacio. 
Como se utilizó para enterrar a todos los miembros de la tribu era necesario dejarla abierta para meter los cadáveres. Por eso se colocó una gran piedra vertical en la que se perforó un hueco circular, de 50 centimetros de anchura, que se solía tapar con una piedra.

En esa tumba en particular no se encontró ninguna ofrenda ni adorno personal, excepto algunos utensilios de silex. En cambio se encontró hasta 30 puntas de flechas, varias de ellas alojadas en los esqueletos. 
Durante la excavación.
Ese detalle indica un ambiente hostil de la región. En concreto fueron heridos cuatro varones por las flechas. Uno tenía una punta de silex en el canal medular, lo que le habrá convertido en paralítico o (dado las infecciones) la muerte. Similar era el caso con otro varón, donde recibió una flecha en el húmero, a la altura del hombro. La base del arma se partió posiblemente cuando se intento extraerla. Y finalmente recibió un varón un impacto sobre los dientes de su cráneo. Ninguna de las tres heridas se cicatrizaron, posiblemente murieron poco después tras el dañó. Solo el varón que recibió una herida en una costilla del costado izquierdo sobrevivió, dado que hay signos de cicatrización.

En algún momento la tumba se vino abajo cuando se rompió una de las losas de areniscas y se dejó de usar el sepulcro. Cada una de las losas pesa mas que una tonelada. 
Gracias a los arqueólogos se restauró el dolmen, colocando de nuevos las losas (arregladas con cemento). 

Entrada al dolmen, con la parte inferior de la piedra perforada que había servido como entrada.
Las cuatro victimas enterradas.
En el interior se observa como las paredes estaban construidas mediante pequeñas piedras, que se mantienen estables e unidas unicamente por el peso de la enorme piedra que tapa todo el conjunto.
El dolmen una vez finalizada la investigación e anterior a la restauración.
El dolmen al inicio de la excavación, la enorme piedra tapadera se partio por razones desconocidas en dos e destruyó buena parte del dolmen. Despúes se abandonó.
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12 abr 2014

Viaje por el Oeste: la casa de Viana / el palacio consistorial

En el centro se observa el escudo de los orgullosos vinieses: un escudo de la monarquía española de 1688, con una corona real resaltada (mostrando la protección real), con tres leones. Es el único elemento que no fue reformado, de allí su estado de deterioro.
Aparte de las tierras reales, eclesiásticas y señoriales existía un cuarto tipo de propiedad durante la edad moderna: las villas autónomas protegidos por la monarquía, como Viana
Podían autogestionarse los precios del mercado y todos los asuntos de importancia, como la defensa de la ciudad y la organización interna. Solían tener una asamblea general que votaba a los consejos presididos por uno (o más) alcaldes.

Habitualmente esas villas autónomas conseguían beneficiarse gracias al comercio. Viana se enriquecía principalmente por el comercio del vino y podía comprar en 1630 el titulo jurídico de ciudad por solo 14.000 ducados. Orgullosos construyeron, como muchas ciudades medievales y modernas hacían, casas consistoriales. Viana comenzó en 1657, poco tiempo tras la compra del título, con la construcción. Pero por la mala calidad de los cimientos se tenía que comenzar de nuevo con la construcción en 1684, acabando por fin en 1692.

La casa consistorial, con la sala de consistorio, una audiencia, un oratorio, un archivo y una cárcel con vivienda para el alcaide (el policía), tenía una fachada barroca al estilo francés, la moda de la tardía edad moderna.


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5 abr 2014

Viaje por el Oeste: la iglesia de Santa María de Viana

Frente de la iglesia.
Cuando en 1219 Sancho el Fuerte fundó Viana, la razón principal consistía en crear una defensa contra Castilla. Viana recibió un fuero y tenía un muro con torreones y una iglesia. 
Varias veces Castilla asedió la ciudad (1275, 1376, 1460) sin lograr conquistarla, y se continuó concediendo a la ciudad varios privilegios. 
La iglesia se construyó entre 1250 y 1312, claramente de estilo gótico con tres naves. Refleja tanto la riqueza de Viana como su importancia militar: tanto por su tamaño casi catedrático como por el grosor de sus murallas que le dotaban de una mayor fortaleza. 
Durante los siguientes siglos continuaron los habitantes de Viana demostrando su poder económico enriqueciendo la iglesia con ricos elementos decorativos, como con la portada monumental del siglo XVI (en 1549) o el retablo barroco en su interior.

En está Iglesia, que formó parte del castillo, está enterrado Cesar Borgia. Hijo de una aventura del papa Alejandro VI con Vannozza de Catanei, era un amigo de caballos y torero. Con 16 le nombró su padre obispo, y a los 18 años deseaba Alejandro VI nombrarle cardenal – ¡a un joven que destacaba por sus peleas con la espada! 
En vez de eso dejó César su puesto de cardenal, y por razones políticas (principalmente de su padre papal) deseaban conseguir una alianza con Francia. El rey Luis XII estaba interesado, ya que necesitaba divorciarse de su mujer para casarse con otra (como siempre, por razones políticas). Y así terminó César casándose con Charlotte d Albret, la hermana del rey navarro, vasallo del francés
Mientras tanto las tropas papales bajo mando de César conquistaron en nombre de su padre numerosas ciudades italianas y él convirtió con ayuda de Leonardo de Vinci la ciudad Cesena en una fortaleza. Machiavello terminó admirando César como gran general y genio político. En 1503 gobernaron los Borgia la Romagna, el Latinum y partes de la Toscana – ningún papa jamás controló tanta tierra. 
Pero el mismo año murió Alejandro VI, demasiado pronto. César vio con miedo que ahora numerosos, incluso anteriormente leales, cardenales se alejan de él. Para colmo se eligió Julio II, archienemigo del muerto Alejandro VI, como nuevo pontífice. Cesar huyó a Nápoles, donde el virrey español le arrestó por petición papal. Los reyes católicos, quienes no habían ordenado el arresto, tampoco hacían nada para impedirlo. 
Placa en la entrada de la iglesia, pisada por quien quiera que entre.
Sin embargo, César logró escaparse a Navarra, donde estaban su esposa y el hermano de la misma. Aquí servía para las tropas del rey navarro. Cuando el conde Lerín se declaró en rebeldía, se dirigió César Borgia hacia la conquista del condado y del castillo de Viana. Puso cerco al castillo y pretendía tomarla por hambre, pero durante una noche tormentosa llegaron algunas tropas beamonteses con alimentos para sus compañeros encerrados. César Borgia, furioso, salió en búsqueda de Luis de Beaumont, y fue muerto en la Barranca Salada el 11 de marzo 1507. El más cruel y temible condottiere italiano murió durante una emboscada minúscula.

Por esa razón fue enterrado dentro de la iglesia, hasta que en el siglo XVI ordenó un obispo de Calahorra sacarlo e enterrarlo en frente de la iglesia como castigo para (…) le pisotearan los hombres y las bestias. Hace unos años, el arzobispo de Pamplona autorizó trasladar sus restos otra vez al interior de la iglesia.

Portal del siglo XV que se convirtió en la entrada principal. Se destaca por su rica decoración clásica del renacentismo, especialmente se observa eso con el juego de la perspectiva del tejado.
Interior de la iglesia, con una bóveda ricamente pintada e decorada, con un retablo barroco.
Aquí se observa como se añadio el portál en un momento posterior, que rompe con la arquitectura medieval.

La antigua portada principal de la iglesia, poco decorado.

Se ve muy bien como las antiguas ventanas góticas se taparón para crear en el interior una segunda planta.

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