19 sept 2015

El pueblo de los Tocarios (IV – XIII): Comerciantes indogermánicos en la ruta de seda

A finales de la edad antigua, al comienzo de la edad medieval europea, llegaron unos hombres desconocidos en carros de combate al rio Tarim He, en el desierto occidental Taklamakan  de la china actual. Una región seca, un desierto ubicado entre el Himalaya al sur, el desierto Gobi en el este, y las estepas montañosas al norte y oeste.
Esos extranjeros llegaron en son de paz. Los emigrantes europeos no trajeron guerra, sino ovejas y cabras de su antiguo hogar – animales desconocidos en el desierto de Taklamakan. Más importante que sus animales domésticos era su fe: Trajeron consigo una religión mundial hacia Asia.

Tocarios llamamos a ese pueblo, que emigró alrededor del siglo V d.C. hacia el extremo occidental de la actual china, pero en contacto con el entonces imperio chino de los Sui hacia el este y el imperio sasánida en Persia hacia el oeste. Ya el término Tocarios es un error nuestro, sus contemporáneos los conocieron como Arsi y Kucha, basándose en los nombres de sus capitales.
Sin embargo, esta cultura tan enigmática y misteriosa apareció sin apenas dejar rastro.

Texto Tocario, siglo VII d.C.
Los historiadores sabemos hoy en día de su existencia gracias a las obras de los arqueólogos, quienes encontraron en el desierto de Taklamakan miles de restos de papeles, que indicaban la existencia de una sociedad culturalmente avanzada. Hace casi cien años lograron los indoloros alemanes Emil Sieg y Wilhelm Siegling, tras años de trabajo, identificar y descifrar las letras como partes de un idioma desconocido. Sorprendidos descubrieron que este idioma pertenecía a la familia indogermánica, cuyo idioma se había extendido hace miles de años desde Europa hasta la India, siendo sus herederos el persa, indio, latín o griego.
Desde entonces intentaban los historiadores y arqueólogos llevar la luz hacia el pasado. El hecho que numerosos fragmentos escritos se encontraban en colecciones privadas difícilmente facilitaba la investigación. Por si fuera poco, menos de veinte personas en todo el mundo conocen este idioma.
Una de ellas es la filóloga Melanie Malzahn de la Universidad de Viena. Construyendo una amplia base de datos, junto con un equipo, coleccionan la mayor parte de los restos escritos conservados y traducidos.
Cualquiera puede acceder a esta base de datos e informarse sobre el idioma de los Tocarios (www.univie.ac.at/tocharian). Pero el mayor enigma se sigue desconociendo: ¿Quiénes eran los Tocarios, y como llegaron de Europa a China?

Los Tocarios serían el grupo azul (TOK).
Se sabe que durante siglos fueron comerciantes importantes en la ruta de seda, su idioma era una de las lenguas francas. Es más, lograron transportar la fe budista desde la India hasta China.
La mayor parte de los restos escritos estaban en monasterios budistas. Antiguas pinturas rupestres informan sobre sus habitantes. Se ve personas barbudas con pelo rubio, algo inusual en Asia. En estas regiones se descubrió hace tiempo una momia (un cadáver que se había conservado excelentemente en el desierto), el hombre de Cherchen. Un gigante de dos metros de altura, con pelo rojo y barba roja, y una nariz larga. Rasgos físicos que son más habituales en Europa que en el centro de Asia.

Pintura de monjes budistas, siglo VIII d.C., de un monasterio budista
en el oriente del valle del desierto Taklamakan. El monje de la
izquierda posiblemente era un Tocario.
Solo: La momia tiene más de 2000 años de antigüedad, mientras los textos provienen del siglo IV d.C.. Desde el siglo XIII se dejó de escribir, al menos no hay textos posteriores.
¿Desapareció la cultura budista Tocarios porque la población había cambiado de cultura, como al Islam chiíta? También probable que la crisis en oriente (China estaba dividida desde el siglo XII en varios reinos combatientes) y occidente (se peleaban entre si los reinos islámicos), que facilitó la exitosa expansión mongol, provocó una larga crisis comercial para la ruta de seda, que no se recuperó hasta el siglo XIV.

De todos modos, sabemos que tenían preocupaciones muchos más profanos. Un Tocarios escribió:
 “Antes no me gustaba ningún ser vivo más que tú. Solo el dios de los hechos conoció mis pensamientos, por eso sembró bronca, me arrancó el corazón que te pertenecía. Te alejó de mí, te separó de mí, me dejó participar en toda la pena, me quitó la facilidad de ti”.

Fuentes:
  • THADEUSZ, Frank, Rotbärte an der Seidenstrasse, en "Der Spiegel", Nr. 28, 2012, S. 100.

5 sept 2015

Nuevas herramientas arqueológicas: Drones y lásers

Según la leyenda galopeó el ejército de Gengis Khan sobre su tumba. Después desviaron unos ingenieros un río por encima de la tumba. Y al final se ejecutaron todos los ingenieros y responsables de tal proyecto, para evitar que nunca jamás fuere dañado el sueño del gran Khan.
Pero sus herederos cometieron un error: Se olvidaron del cielo. Allí vuelan helicópteros teledirigidos con cámaras especiales, penetrando la provincia mongol de Chentii, donde se sospecha la ubicación de la tumba. Mediante radar y satélite se busca.

Albert Lin, en la sala de pantallas del Calit2.
Sin destruir. Eso es el lema de la nueva técnica arqueológica cibernética, una rama especializada en la arqueología de la universidad de California, liderada por Albert Lin. Producen modelos en 3D, imágenes infrarrojos y reconstrucciones digitales de yacimientos, cuadros y cerámicas. Donde tradicionalmente se trabaja en tierra, los ingenieros digitales crean magia con sus ordenadores.
Arqueólogos estadounidenses como Tom Levy apoyan esos proyectos, gestionados por el California Institute for Telecommunications and InformationTechnology (Calit2) de la ya mencionada universidad. Anteriormente guardaron miles de bolsas de plástico con los restos originales en los sótanos, mientras que hoy pueden consultarlos rápidamente en ordenador.

El laboratorio StarCAVE.
Levy excava desde hace años en el próximo oriente, ahora estudia la edad del bronce en Jordania. Mediante la nueva tecnología logra reconstruir con su equipo el yacimiento Chirbat Fainan.
Con la ayuda de esancers láser y cámaras documentan la posición de cualquier artefacto, y una vez de vuelta en San Diego se puede visitar de nuevo el yacimiento sin tener que estar allí. El laboratorio virtual StarCAVE es una habituación de cinco paredes con 34 pantallas de alta definición, que permiten el paseo virtual por el yacimiento. Con controlador manual y gafas en 3-D se pueden volver a estudiar los restos descubiertos.
Especialmente para las excavaciones en regiones políticamente inestables como el oriente próximo son extremadamente útiles. Muchos objetos históricos no se pueden sacar por varias razones del país. Pero ahora se puede reconstruir y volver a investigar todo desde el laboratorio.

Y no es todo. Mediante las cámaras infrarrojas o UV se puede por si fuera poco visualizar lo que está oculto al ojo. Al lado del laboratorio mencionado está otro, el laboratorio multimedia, con una pared de 70 monitores, en su conjunto 287 millones de píxeles.
A finales del 2012 estudiaron por ejemplo el cuadro de Giorgio Vasari del Palazzo Vecchio en Florencia. Si se sujeta una tablet entre el espectador y la pantalla, se puede ver en la tablet lo que las cámaras infrarrojo habían grabado en el original, permitiendo ver literalmente detrás de la pared.


Mediante el uso de toda esta nueva tecnología se acercó el equipo investigador a los gobiernos mongoles para poder buscar la tumba del Khan. Solo: Hasta hoy en día no se pueden realizar excavaciones porque se considera sagrado todo el terreno alrededor del monte Burchan Chaldun. Únicamente la tecnología que respetaría la integridad del paisaje sagrado sería permitido.
Mediante imágenes de satélite buscaron los lugares más sospechosos, drones con cámaras y helicópteros teledirigidos enviaron ondas hacia la tierra para descubrir edificios enterrados. Gracias a la geofísica (inducción electromagnética y magnetometria) se podían describir los restos enterrados.
Y efectivamente: El equipo de Lin encontró alrededor de 12 yacimientos enterrados, cerca del monte un edificio considerablemente grande. Una vez de vuelta en San Diego pudo revisarlo e investigarlo de cerca. ¿Quizás sea la tumba del gran Khan?


Sin embargo, Levy aclara: Son nuevas herramientas. Sirven mucho para dar una pista donde buscar, donde comenzar, y ayudan durante la excavación. La excavación física, al contrario, nunca será sustituida.  

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