25 jul 2011

15 pequeños puntos para un docente de Filosofía

Diez "Leyes"

1. Pregunta al alumno.

Siempre se debe preguntar al alumno. No solo por asegurase que lo haya comprendido, sino también con el fin de conocer que le inquieta, que tema le gustaría hablar. Por esa razón el profesor ha de ser flexible con el temario.

2. Escucha al alumno.

También se debe escuchar al alumno; y no escuchar con vistas a olvidar lo en el momento siguiente o ignorándolo porque son “preguntas raras” o “complicadas”.

3. Evita al Dogma.

Es fácil recurrir a la autoridad – sea la propia o la de un filósofo. No existe ninguna autoridad que conozca la verdad. Se puede tener en cuenta la autoridad, jamás se puede usarla con el objeto de silenciar.

4. Se intercultural.

Los griegos no fueron los únicos filósofos. Se tiene que evitar la arrogancia occidental y la sobre valoración de los filósofos griegos e ilustrados.

5. No existe lo correcto en la filosofía.

Eso no es así” o “Eso no es correcto” nunca ha de aparecer en la filosofía. Nadie sabe como “es”, el profesor debe dialogar con el alumno y no huir.

6. Filosofía es real.

Es difícil, pero “filosofear” no consiste en decir palabras por las nubes abstractas sin sentido. Eso tiene que aprender los alumnos. Y el profesor tiene que intentar de ser convencido de en esa ley.

7. No existe “eso no es filosofía”.

Como dice la 6. Ley – la filosofía es real – también es por consiguiente lógico que todo se puede estudiar desde el punto de vista filosófico. No hay tabú. Filosofía puede tratar temas de amor, muerte, aborto, sin embargo también de sexo, terrorismo, kebabs o juegos de ordenador.

8. Explica claro y breve.

La ley habla por si mismo.

9. Importa lo que se dice y como se dice.

Tanto el contenido como la forma como se expresa tienen importancia. Si algo tiene contenido pero nadie lo entiende deja de tener sentido.

10. Argumenta con razón.

Recuerda de nuevo a la sexta y séptima ley. Se huye diciendo “es así porque es así y punto”; mejor se debe explicar y hacer comprender.

Los cinco peligros que hay que evitar a toda costa

1. El dogma

Como arriba dicen las leyes: el profesor debe comunicar, dialogar, hacer comprender y comprender a su vez. Tiene que preguntar y escuchar; todo y nada es verdadero, cada opinión cuenta. Ser magistral y hablar de autoridades es fácil, evitarlo difícil.

2. El desinterés del alumnado

El profesor debe evitar el desinterés haciendo clases entretenidas. Monólogos magistrales jamás deben existir. Si el profesor habla o explica algo, su voz nunca debe ser monótono; si no puede enseñar imágenes, gráficos, que al menos enseñe imágenes con su lengua con anécdotas, metáforas. También es recomendable preguntar al alumno que le interesa y tener en cuenta grandes eventos actuales que les pueden interesar o conmover.

3. El miedo del alumnado

Un peligro es el alumno desinteresado. El otro es el alumno interesado pero tímido. Numerosos alumnos no se atreven preguntar o decir algo con el fin de no “perder la cara”, con vistas a mantener seguro su imagen. El profesor tiene que romper ese miedo preguntando directamente a alumnos, llamándolos con el nombre. Dependiendo de la madurez del alumnado el profesor puede permitirse ironías o chistes; si por ejemplo la respuesta de un alumno fue ingenua. Si el profesor se comporta de manera inadecuada puede asustar al alumno, y ese jamás se atreverá a hablar en voz alta. Eso se tiene que evitar a toda costa.

4. The political correctness

La filosofía no puede ser políticamente correcta porque no está a servicio de ninguna política. Si sería eso el caso se convierte en una ideología. No se debe evitar temas que son políticamente brillantes, como por ejemplo si el terrorismo vasco es moralmente bueno. Esos temas delicados se tienen que estudiar, debatir, jamás se debe dogmatizar o argumentar sin sentido.

5. La Sobrevaloración del programa

Abundantes profesores evitan debates y preguntas de los alumnos recorriendo al dogma, autoridades filosóficos o argumentos sin razón (“Eso es así porque es así”) con el objeto de lograr llegar al fin del temario. El único curso en donde el temario es realmente importante es el segundo Bachiller. Los cuatro cursos de la E.S.O. y el primero de Bachiller no ponen al profesor bajo presión. Si no llega al final del temario, no importa. En asignaturas como historia es vital, ya que de otra manera se “saltan” épocas, aun así en Filosofía todo es importante y si algunos temas no se podían ver, ya se verán en otro curso o, si le interesa realmente al alumno, en su tiempo libre. Todo es filosofía. Y el profesor no sirve al programa; el programa sirve al profesor.






Imprimir artículo

0 Kommentare:

Publicar un comentario