16 oct 2011

Pozo de Moisés de Claus Sluter

Figuras Moisés y David del llamado Pozo de Moisés, creada por Claus Sluter entre 1395 y 1405 en Dijon, Francia, durante el pleno periodo de la escultura gótica


Características formales
La figura era un pozo para centrar al claustro del monasterio Champmol. El artista Claus Sluter esculcó a seis figuras (proféticas): Moisés, David, Jeremías, Zarachrias, Daniel e Isaías. Era la tercera y mas conocida Obra del holandés Sluter, creada cuando ya era un anciano con ayuda de su sobrino Claus de Verve. Era una estatua típicamente gótica destacable por su gran afán hacia el realismo.

Los rostros vivos de (desde izquierda) Zarachrias, Daniel e Isaías.

Por encima de la fuente se tenía una cruz, pero fue destruida, y debajo de cada personaje se podía encontrar unas inscripciones con dichos sabios. Al final hay que mencionar que la escultura había sido pintada por Jean Maelweel y dorada por Hermann de Colonia, lo que habría provocado una imagen impresionante de azul y oro.

Características de contenido y comprensión
El gótico a diferencia al románico dio mayor importancia a la persona, al humano; y eso conllevó hacia un mayor realismo de las esculturas. Como se vio en el detallado atrabajo de los paños se podía decir que Claus Sluter se había inspirado en las obras maestras de la antigüedad y de la Italia renacentista. Estaban más separadas de la pared, aunque los brazos quedaban tímidamente cerca de los cuerpos. Ya se notaba que el vacío románico había sido reemplazado por el simbolismo gótico; sin embargo la extrema decoración barroca aún quedaba muy lejos.
Todo ese grupo escultórico es un gran juego mental – religioso, interesante para los monjes. Solo se comprendía las frases que había debajo de cada estatua si se conocía al contexto y mensaje religioso de cada uno. Lo religioso en esas estatuas no era algo abstracto ni distanciado, sino todo al contrario cercano. Los profetas no se demostraban como mensajeros de un dios lejano, sino como personas humanas impresionantes, admirables, y aun así cercanas con posibilidad de identificación.
Moisés.
La figura más preciosa era Moisés: parecía asombroso, “monumental” (si eso es posible para una escultura), ya solo por los paños que lleva puesto. Junto a eso se tenía la extraordinaria barba detalladamente trabajada; su mirada fija hacia el más allá, siempre dispuesto a llevar al pueblo elegido de "Dios" desde Egipto a Israel. En vez que se tenga la distanciada reservación filosófica o la reflexión mental, todas las seis figuras actúan, dialogan con los visitantes.
Para dar un ejemplo, la frase de Jeremías: “O todos vosotros, que paséis por aquí, mirad y ved, si algún dolor sea como el mío”. Ese mensaje religioso, en combinación con el realismo de figura pintada, anima al visitante a emocionarse y a reflexionar.

Fuentes:
RAMIREZ, Juan Antonio (coord.), Historia del Arte: La Edad Media, edit. Alianza Editorial, Madrid, 2004.
Todas las imágenes provienen de Wikipedia.de

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