13 jun 2011

Una filosofía sobre el profesorado

1. La definición

El docente transmisivo en "Max & Moritz"
Al inicio se debe desarrollar, aclarar, la definición de profesor. ¿Qué es un profesor? Unos diccionarios ofrecen la siguiente definición: Es una “Persona que enseña o ejerce una ciencia o arte” (1); otros dicen que los profesores son “personas encargadas para transmitir conocimientos”. (2)
Ya se tiene dos términos diferentes – enseñar y transmitir. Pero en una definición se tiene que tener en cuenta a varios ámbitos. Como se ve ambos definiciones son alrededor del inicio del siglo XXI; durante los diez siguientes años hubo unos cambios notables. No se usa más el termino “Enseñar”; sino se prefiere “Educar”. El profesor de 2010 debe “Educar”.
Sin embargo, se debería ser más concreto, ya que la misma definición de educar nunca es clara, como se verá más abajo. El profesor no solo transmite conocimientos, no solo enseña – pero tampoco es solo un educador. El profesor también vive ciertas habilidades, inspira a los alumnos. Entrena esas habilidades. Tampoco se debe olvidar que el profesor no es solo el maestro de la primaria – sino también incluye a las profesoras de la Danza de Oriente, los profesores universitarios, profesores cuyos alumnos pueden ser mayores que ellos mismos, etc.….lo que significa que el alumnado no tiene limitaciones de edad. En España, para todo eso se usa "Maestro" o "Profesor"; en la lengua inglesa o alemana esto se diferencia (Teacher/Lehrer por un lado, prof. por el otro) Así que, una definición de que es el profesor podría ser la siguiente:

El/la profesor/a es una persona cuya función consiste en enseñar, educar y entrenar ciertos conocimientos, valores y habilidades a otras personas.

2. Función y persona

El profesor de "Die Welle", un ejemplo de docente que se implica.
Ese ensayo se divide en dos partes. En la primera parte de estudia principalmente el sentido, la función que tiene el profesor. Es la parte que describe básicamente la relación entre el alumno y el profesor, mientras que la segunda parte se concentra más en la persona del profesor, sus características.
Era una división necesaria, ya que una cosa es como actúa el profesor, y otra como es. Obviamente cualquiera persona puede trabajar, actuar como profesor – pero ¿realmente sería un buen profesor si su persona no coincide con el trabajo? Un Emerita académico puede ser un excelente archivador e investigador; probablemente magnifico en sus discursos en los congresos – pero ¿tendría la paciencia para el oficio de profesorado? La división demuestra que existen en la vía pública dos grandes temas diferentes cuales enfocan el profesor: el primero que son las leyes, los debates, sobre los deberes y derechos del profesor. Hasta hace muy poco era el único tema necesario.
Pero desde los años 60, 70 del siglo XX se reducía al papel “legal” del profesor, su autoridad institucional disminuía – y se descubría que también importaba la persona. Hay profesores que son fuertes, pacientes, carismáticos – pero también hay profesores débiles, blandos, incapaces a mantener el orden en el aula y que salen corriendo.
Ya no importa solo la función objetiva – sino también el carácter personal. El profesor ya no es más un funcionario anónimo que solo enseña, sino se ha convertido en un individuo que educa a los alumnos.

3. Las tres funciones básicas

Como se ha visto en la definición anterior existen tres funcione básicos del profesor: la enseñaza, la educación y el entrenamiento. En la Ley Orgánica de Educación esas funciones están divididas en varios artículos (3), pero todos recogen las tres.

3.1. Aprendizaje de conocimiento

Comencemos con la primera función, la enseñanza. Marc Belth hizo una definición buena que podría ser la enseñanza, aunque el mismo lo usó para definir la educación: “Educar consiste en transmitir los modelos por los cuales el mundo es explicable" (años 60, 70). 
La enseñanza consiste en transmitir conocimientos básicos, medibles, objetivos, neutrales. Cada asignatura, cada materia, tiene base de datos, formulas, hechos y procesos cuales continuamente se repiten. Todos esos conocimientos pueden ser útiles para comprender el funcionamiento no-humano del mundo.
Reyes Godos - al menos algunos se deberían conocer.
Para ser concreto: la enseñanza da al alumno la explicación del funcionamiento del mundo puramente lógico. Si uno conoce las novelas futuristas de Isaac Asimov, comprende que existe una diferencia fundamental entre la lógica y la razón: las maquinas comprenden la lógica, pero no la razón. No obstante, la persona necesita la lógica y esos conocimientos, de otra manera no podría vivir en el mundo y menos controlarlo.
Las listas de los reyes anglosajones, las fechas de las guerras mundiales, los nombres de los huesos del cuerpo, las capitales del mundo, la frase del Pitágoras – eso es lo que se puede entender bajo enseñanza; y eso debe transmitir el profesor. No sirve una razón puramente empiristica; sino se requiere un mínimo de conocimiento. La LOE únicamente trata ese asunto como función del profesorado a lo último, como si casi se hubiera olvidado: Una ocupación del profesor es “La investigación, al experimentación y la mejora continua de los procesos de enseñanza correspondiente”. (Art. 91, 1L). Se ve perfectamente que en la LOE las enseñanzas ya son solo el conocimiento aquí descrito y que son algo “obvio” – al contrario de la educación, que se tenía que concretizar muy en detalle.

3.2. Aprendizaje de actitudes

Diferentes actitudes.
Claro que la memorización, la enseñanza, no es todo. Lo que marca una diferenciación importante entre la maquina – las computadoras – y la persona es la educación.
Hubo muchas definiciones sobre la educación, como por ejemplo “La educación tiene por fin el desarrollo en el hombre de toda la perfección que su naturaleza lleva consigo” de Kant; Comte dijo que la “educación es la manera de aprender a vivir para otros por el hábito de hacer prevalecer la sociabilidad sobre la personalidad”.
Ambas definiciones están en si solas incompletas, pero unidas sirven. La educación es la necesidad para crear, tener a la persona. Sin educación no se tiene la persona, sin la educación la persona no puede moverse, orientarse en el mundo. La educación no es mero conocimiento; ni son solo capacidades, ni es el puro uso de la razón. Sinceramente:

La educación es un proceso continuo que dura hasta la muerte cerebral que hace incapaz el razonamiento sobre y memorización de la información de todo tipo que llega a la mente de la persona y que le facilita vivir y trabajar con y para la sociedad, desarrollando al mismo tiempo su propia personalidad individual.

Eso es la segunda parte del deber del profesor. Tiene que ayudar en el proceso de desarrollar la personalidad del alumno. Un ser que razona, que es social, que es individual – una tarea difícil, pero inevitable. La Leo Orgánica de Educación de 2006 recoge en sus fines (4) (Cap. 1, Art. 2) una serie de características de la educación, que deben formar parte de la personalidad que hay que desarrollar. Son valores éticos, como el respeto de la igualdad (2.1b), la tolerancia (2.1c) o el respeto a la paz (2.1e). En concreto, “la orientación educativa, académica y profesional de los alumnos” es una función básica del profesor, recogida en el Art. 91, 1d de la LOE. Desafortunadamente se reduce la LOE aparte de esos puntos en destacar aspectos puramente técnicos sin concretizar mas las funciones del profesor.

3.3. Aprendizaje de habilidades

Mientras que la educación es una especie de ética, moral, antropología, se tiene por el otro lado a los instrumentos, o como se menciona arriba: “el entrenamiento de las habilidades”. La enseñanza se puede memorizar; los valores, la sociabilidad y la individualidad se pueden educar con la belleza de las obras humanas etc.…; pero las habilidades hay que entrenarlos.
Eso es el tercer rasgo. Hay muchos instrumentos mentales – y todos solo puede usar la persona – que son útiles tanto para memorizar como para comprender (educadamente) al mundo. Serían por ejemplo el uso de la razón, de la síntesis, la reflexión, etc.…
También aquí sirve una definición, como de W. James, cuando habla sobre la educación que para el es “la organización de hábitos de acción capaces de adaptar el individuo a su medio ambiente y social”. Los alumnos entrenan esos hábitos, instrumentos haciendo tareas, debates en clase, examinándose. La LOE trata la parte del entrenamiento en tres puntos de sus fines para la educación (5). Los instrumentos mencionados son las técnicas de trabajo y capacidades para ejercerlos tanto en actividades profesionales como para poder comunicarse en otras lenguas.

3.4. Conclusión de los tres aprendizajes

Una partida de fútbol cualquiera.
Metafóricamente se puede comprender esos tres ámbitos con un deporte como el futbol: Primero los jugadores se memorizan las reglas del juego, donde están sus posiciones y que tácticas deben usar (Enseñar). A continuación (o previamente) aprenden unos morales, ideales, como respetar el Fair-Play o el trabajo en equipo y la identificación con el propio equipo (aunque hoy en día la educación tiene cada vez menos importancia). Finalmente se tiene al entrenamiento: tanto las tácticas memorizadas como la educación adquirida se pone al día entrenando continuamente. Una vez finalizado, se puede ir al juego – y seguir aprendiendo durante ese juego, porque nunca termina el aprendizaje.
Eso serían los tres campos de trabajo del profesor, su función consiste en ellos mismos. Si falta uno de esos campos, ya no es más profesor, sino programador, filósofo o uno de esos entrenadores de televisión.
Esos tres campos de aprendizaje que debe transmitir el profesor se encuentran también recogidas en las ocho competencias básicas (6) que debe ir adquiriendo al alumno.

3.5. Las formas en como debe trabajar el profesor

Sabiendo las tres desempeñes básicas del profesor no garantizan que los alumnos los aprendan – sino depende del profesor. En concreto depende de su manera de trabajar.

3.5.1. La manera de trabajar

Cuando se escribe de la “manera de trabajar” se hace referencia a la educación y al entrenamiento, en concreto. La enseñanza se supone como algo que ya ha adquirido el profesor y que va siguiendo ampliando libremente.(7)
Hasta hace pocos años en España se había tenido al llamado C.A.P.que duraba solo unas pocas semanas; hoy se tiene al “M.U.P.” (Máster Universitario de Profesorado Secundaria) que dura un año. En Alemania la educación del profesorado es una carrera propia de cuatro años de duración.
Eso se tiene que tener en cuenta, porque el profesor aprende a enseñar, quizás, con unos métodos básicos como el trabajo en grupo, el trabajo cooperativo, etc.…; pero difícilmente puede aprender a educar y a entrenar en tan poco tiempo.
El profesor mismo debe “vivir” delante de los alumnos lo que educa y lo que entrena. Es claro que no se puede explicar como hacer una reseña si nunca se ha hecho reseñas durante la carrera; pero muchas veces se olvida que también se debe tener una “ética” vivida. Una ética que puede ser por ejemplo la tolerancia vivida; el interés por la persona; o la disciplina. Sino se tiene algo esquizofrénico: educando algo que no se vive. El profesor debe querer a su trabajo, interesarse.
El profesor no es como un empleado del supermercado que lleva masas de cartones – de datos – a las estanterías de las cuales el cliente alumno coge algo; sino es el propietario de una dulcería donde atiende al cliente alumno personalmente, aconsejándole los dulces mejores para él. No solo ofrece una gran cantidad de conocimientos para enseñar, sino también demuestra que le gustan los dulces, que le encanta ver que les gustan a los otros. Ayuda a entrenar al alumno a saborearlos explicando como masticarlos y – ¡importante! – dando dulces para masticar.
De esa manera debe trabajar, y no de otra.

3.5.2. La forma de trabajo en geografía e historia

Muchas veces se tiene el problema que no se comprende a los textos por falta de ejemplos y porque se alejan de la realidad. Como eso puede estar ocurriendo aquí, sería de gran utilidad tirar el ancla para no perderse.
Usando ejemplos de la geografía y la historia se quiere demostrar con unas actividades como debe trabajar, funcionar el profesor, comenzando con el campo de la enseñanza.

Lo primero en todo aprendizaje es el mero conocimiento memorizado. Los alumnos deben aprender de memoria – con unas pequeñas pruebas, sean escritas, sean orales, o para presentarlos sin apuntes delante de la clase. No deben formar el 100 % de la nota final; pero si el 30 %. Un alumno no necesita saber todas las capitales del mundo ni todos los reyes de los ottones; pero si debe saber que Julio Caesar era romano y que Pekín es la capital de China. Dibujando mapas, haciendo líneas cronológicas, enseñando fotos e imágenes se puede ayudar a los alumnos a memorizar esos datos.
Hoy en día se puede encontrar todos los conocimientos rápidamente en los recursos electrónicos, se tiene más tiempo para concentrarse en la ecuación y el entrenamiento. No obstante al menos se tiene que conseguir que al alumno sepa que la guerra civil española era antes de la segunda guerra mundial, que Camboya es algún país africano. (Sinceramente, no sé como se me ocurrió escribir está absurdidad; obviamente se situa el país en Asia). Debe saber que existen diferentes capas de tierra y los incas. Eso facilitará la educación y el trabajo en el mundo laboral, ya que se otra manera tendría que estar continuamente leyendo la Wikipedia.

Mientras que el aprendizaje del conocimiento es fácil, resulta más difícil educar la educación. Aquí importa tanto el comportamiento del mismo profesor como al elección de los temas. La historia es un magnifico ejemplo para desarrollar las competencias que se concentran en las personas, como la diversidad, la tolerancia, la libertad. Los alumnos aprenden que cada época fue diferente, que la manera de convivir nunca fue fácil. Tanto el tolerante imperio romano en la época imperial como el intolerante tercer Reich sirven para demostrar los cambios. El profesor siempre debe apoyar a los alumnos en reflexionar sobre la situación pasada y la situación actual. De esa forma se fomenta las competencias en lo social y la ciudadanía. No debe manipular ni indoctrinar, pero puede enseñar las ventajas y desventajas.
¿Qué ventajas tiene que la mujer tiene los mismos derechos que el hombre? ¡A estudiar la vida de la mujer en Atenas, en la Hansa y en la Britania Victoriana! ¿Era justo que tuvieran menos derechos que hoy? Ese tema se trabaja y al final de hace un debate. Siempre se tiene el riesgo de generalizar, se ver solo las masas o solo unos individuos destacables y no las personas. Ese “asunto antropológico” también se tiene que tener en cuenta en la educación – y de nuevo sirve la historia, en concreto la microhistoria. No se enseña al alumno la vida de un rey ni los comportamientos y características del campesinado – sino la vida diaria de un artesano, de un mendigo y de un patricio urbano medieval. Ya los alumnos comienzan a ver la persona detrás de esos tres, sus emociones, sus planes, sus sueños, al mismo tiempo que adquieren los conocimientos de la vida real de esos mismos. (Correcto, en ese mismo texto se arriesga hablando de generalidades como “el alumno” o “el profesor”. Para ser concreto: cuando se habla de “el profesor” se refiere a un modelo que puede ser real o que sirve de orientación, mientras que “el alumno” es la personificación del cliente del profesor.)

La ultima función, el entrenamiento, es lo más difícil. El profesor puede enseñar conceptos de cómo hacer una reseña, de cómo interpretar una fuente, de cómo analizar una zona industrial. Pero depende de los alumnos si al final lo comprenden o no. Tienen que repetir continuamente los ejercicios, mientras que el profesor los vaya corrigiendo, indicando donde hay mejoras. En Geografía se puede por ejemplo, para fomentar las competencias del conocimiento y la interacción con el mundo físico, estudiar la agricultura de maíz en varias regiones diferentes y mirar sus consecuencias, con ayuda de estadísticas y el uno u otro articulo. De actividad a actividad irían mejorando.
O las competencias en autonomía e iniciativa personal y en informática: un deber para historia puede ser escribir una página sobre la guerra de los 100 años. Cada alumno se busca la información. Y eso continuamente sobre diferentes temas.
En eso consiste la tercera función, el entrenamiento, la capacidad de razonar se desarrolla continuamente,

4. La persona del profesor

Serían siete los rasgos, las habilidades, que debe tener un buen profesor: la vocación, que a su vez asegura el equilibrio personal y emocional, la capacidad de trabajar en equipo, la adaptación a los cambios, la paciencia, la actitud estratégica y la coherencia.
Todos esos campos hacen referencia a la enseñanza, la educación y el entrenamiento. Están mezclados: la capacidad de trabajar en grupo, por ejemplo, que debe ser capaz el profesor, es algo cuyas técnicas enseña, cuyo ideal educa y cuyo método entrena, también a los alumnos.

4.1. La vocación

Primero lo que algunos llaman la “vocación”. Muchos trabajan siendo profesor únicamente porque no hay nada mejor, para no estar en paro – o por no tener notas suficientemente buenos para otros oficios. En teoría debería ser un profesor alguien que lo desea ser, por inclinación natural. Le debe gustar.
Para mi personalmente el oficio de profesor escolar no es lo que realmente deseo. Mi meta final es ser un día profesor universitario. Sin embargo, soy realista: para serlo debería escribir una tesis excelente; y sé que será una tesis buena, pero no lo suficiente para el mercado laboral saturado de los profesores universitarios.
¿Qué es la diferencia entre un profesor escolar y un profesor universitario? ¿Qué el uno investiga y el otro no? Realmente pienso que cada profesor universitario debería ser un buen investigador – y un buen docente. Raramente un investigador es útil si no puede transmitir sus conocimientos. ¿Tan contradictorio es la docencia y la investigación? Realmente no lo es. Por eso planteo investigar siendo profesor escolar – si encuentro un trabajo, eso es claro – para lograr tener algún día el titulo.
Entonces ¿no sería mejor que dejara la idea del profesorado por la falta de vocación? Mi vocación es la historia – entera, en todos sus ámbitos. Sea en un archivo, sea en la escuela, sea en la universidad, sea en un museo. La educación secundaria forma parte de esa vocación: transmitir la historia a los alumnos, enseñarlo, educarlo, entrenarlo.
Quizás ese planteamiento sea peligroso – ya que una débil vocación arriesga el derrumbe el profesor – pero la vocación a la historia ya dará energía para la vocación a la educación.

4.2. El equilibrio

Esa vocación debería asegurar al segundo aspecto, el equilibrio personal y emocional. El trabajo como profesor es una tarea difícil, estresante, cansada: no se recibe mucho dinero (pero tampoco se vive al límite), ni se recibe fama, ni se tiene buena imagen, y normalmente solo es responsable si ocurren cosas malas. La vocación debería ser la fortaleza, la base, los pilares del equilibrio, para evitar el famoso “burn – out” o la crisis psicológica.
Siempre se tiene que hacerse una raya clara: el profesor nunca debe pensar 24 H en la escuela; ni debe pensar de manera pesimita continuamente. Cuando termina la escuela, cuando termina de corregir los exámenes o preparar una actividad, debe dejar de pensar en lel trabajo. Debe actuar como los alumnos (más disciplinados): una vez hecho las tareas, solo se debe concentrar en la vida privada. De esa manera se puede mantener un equilibrio, si la situación laboral no es tan fructífera como se pensaba. Eso no significa que tenga que ver a los alumnos como unos productos que se producen en una fábrica a las cuales puede ignorarlos cuando llama la sirena. Sino significa que no se debe “comerse” la cabeza. Si hay un problema grave, como un alumno que continuamente suspende y no es capaz de aprobar – entonces tiene que recordarse que
  1. El orientador puede ayudar para buscar una solución, que
  2. No todos los problemas vienen del profesor – sino puede que el alumno sea un vago o que tenga problemas familiares – en resumen: cosas que no puede controlar el profesor, y
  3. Al fin y al cabo el profesor no es la única persona en la vida del alumno – sino uno de muchos; cada año tiene a otros, nuevos profesores. No se debe huir de Morfeo como lo hacen los profesores de las películas. El alumno no depende al 100 % de lo que hace un profesor individual – sino quizás 5 %. Los otros 95 % son otros profesores, familiares y amigos del alumno. Eso siempre se debe tener en mente para el equilibrio.

4.3. El trabajo en equipo

El tercer rasgo es breve y necesario: el trabajo en equipo. Muchas veces es difícil, siempre suele robar tiempo, y raramente se llega a tener conclusiones unánimes. Necesario es por el simple hecho de que se tiene que coordinar para ayudar al alumno: los profesores de geografía del segundo de la E.S.O. deben informar a los del tercero que sus alumnos no saben nada de volcanes, para que lo tengan en cuenta en sus clases, etc.… Puede que en esos trabajos en equipo se descubran nuevas ideas, nuevas conexiones, a lo mejor se puede incluso combinar a varias asignaturas para un proyecto semanal: historia y arte para experimentar con la historia del arte; para dar un ejemplo. Un profesor totalmente solitario arriesga dar una educación a “su manera”, muy separada e extraña del resto de las asignaturas. Si lo da bien, es positivo si lo comunicase a sus compañeros para que mejoren ellos; si lo da mal es necesario que se le corrija. Por eso la comunicación y el trabajo común es una habilidad útil para el profesor.
Como se mencionó arriba, el profesor entrena a los alumnos - ¿Cómo va a entrenarles el trabajo en equipo si el mismo no lo hace? La Unión Europea del siglo XXI es un mundo democrático. No se tiene más al canciller autoritario como Adenauer ni un Le Gaulle que se comporta como un pequeño tirano; sino dominan los trabajos en grupos, comisiones coordinadas y los debates parlamentarios de la Unión. El hecho de que no existe un presidente de Europa lo demuestra: la vida es coordinada, no consiste más en mandar y obedecer.

4.4. El cambio

El mundo va cada vez más rápido. Durante casi 2000 años los ritos religiosos en Egipto mínimamente cambiaron; durante 1000 años seguían batallando los reyes medievales sin grandes cambios. Las grandes “revoluciones” duraban siglos: las invasiones bárbaras tenían sus inicios en el siglo III d.C. y no terminaron hasta el VI, la revolución industrial lentamente comenzó en el siglo XVII (cambios comerciales, etc.…) y no terminó realmente hasta el siglo XX, incluso dura hasta hoy.
La vida social diaria no tenía muchos cambios – pero conforme iban avanzando las tecnologías, también aumentó la movilidad del pensamiento. De los monjes se pasó a los ilustrados gracias a la impronta; con el telégrafo comenzó la real época de la ciencia comunicada; finalmente se llegó a los años 50 del siglo XX, donde en menos de un siglo se paso desde la televisión hasta el Internet.
Mientras que el profesor desde las primeras escuelas hasta los años 50 del siglo XX siempre podía usar los mismos métodos – hablando, la pizarra y los libros – el profesor de hoy en día tiene que dominar el TV, el MP4 (y MP3), el PowerPoint, el Internet (tanto Firefox como Explorer), el Office, PhotoShop, etc.…mejor dicho: debe adaptarse a los cambios.
Eso no solo incluye a cambios tecnológicos y sus modificaciones tecnológicas, sino también a los cambios sociales. Un profesor nacionalista – conservador que piensa que las mujeres deben quedarse en casa, ya no es más “actual”, no es “útil” para su función. Si no sabe que es la globalización ni la Unión Europea, no puede conseguir que los alumnos aprendan una visión del mundo actual. Eso era el cuarto rasgo necesario que debe tener cada profesor.

4.5. La paciencia

El quinto rasgo que debe aparecer en la personalidad es la paciencia. Mucha. Forma parte de la nueva sociedad europea. Cuando se necesita paciencia es, cuando hay un problema, un conflicto. Ese conflicto puede ser que el alumno no entiende algo. Mientras que antes de los años 50 del siglo XX se solucionaba esos y otros conflictos con la violencia – declarando la guerra a otros países o llamarle al alumno un tonto y mandándole a la esquina, después de los años 50 eso cambio. La solución debe ser pacífica, dialogada – y eso significa que el profesor debe ser paciente, dominar sus emociones negativas.
Existen dos tres tipos de conflictos donde el profesor debe ser paciente. Son los conflictos alumno – alumno; alumno – profesor, y objetivo – realidad.
El asunto de alumno – alumno hace referencia a que un profesor no debe ni actuar de manera violenta ni ignorando, huyendo si descubre la existencia de un problema entre varios alumnos, sea el bulling o otras formas. Debe intervenir tranquilamente y solucionarlo.
Los alumnos no son niños obedientes, menos hoy en día donde los padres están convencidos que sus hijos tienen algunas enfermedades que justifican sus comportamientos (así que todos los “gamberros” son hiperactivos, con certificado del psicólogo, médico y de otras supuestas autoridades). No solo debe ser paciente el profesor porque los alumnos son – mayoritariamente – unos pequeños “tiranos” mal educados en sus casas, donde reciben todo lo que desean; sino también porque no puede implantar una disciplina con una autoridad institucional ni con la violencia. El profesor debe aguantar las clases y intentar – dialogando, comunicando – solucionar los problemas si los alumnos no le obedecen. Eso siempre requiere mucha fuerza mental, muchísima tranquilidad.
El último aspecto de la paciencia es su función como freno del profesor. En varias ocasiones el profesor se estresa para finalizar su tema, porque los alumnos se retrasan. Entonces se activa la paciencia para solucionar ese conflicto de nuevo – solo que está vez no es tanto alumno vs. Profesor, sino Objetivo vs. Realidad.

4.6. La estrategia

Eso lleva a la sexta característica: un profesor paciente puede asegurar su paciencia y llegar a sus objetivos si tiene una mentalidad estratégica. Con unas metas, unos objetivos concretos se crea un ciclo positivo para el profesor: por un lado le motivan esos objetivos, con lo cual se asegura su paciencia y su equilibrio personal; eso a su vez posibilita el acercamiento a los objetivos. No se debe abandonar el puerto si no se conoce al destino.
Se puede emplear dos tipos de estrategias. Un tipo son las estrategias para todos los casos y momentos. ¿Qué se hace si viene un padre furioso? ¿Qué se hace si una alumna embarazada pregunta por consejos? ¿Qué nota se da a alguien cuya aprobación depende de un examen? ¿Cómo se auto – motiva el profesor si esta desmotivado? Estratégicas pequeñas, disponibles como instrumentos y capaces de responder a esas preguntas, eso es una parte de la capacidad estratégica del profesor.
La otra parte consiste en, como ya fue mencionado, desarrollar una estrategias que tienen unos objetivos generales claros, como ¿Qué deben aprender los alumnos durante ese semestre? ¿Qué competencias deben adquirir? Normalmente sirve de apoyo a la vocación.

4.7. La coherencia

Finalmente se tiene la sexta parte: a la coherencia. Un profesor que enseña que el racismo es mal, no puede entrenarlo si no educa bien porque hace chistes racistas. El profesor debe vivir lo que dice, para que los alumnos estén conscientes y realicen que los contenidos que aprendan no sean únicamente abstractos.
La coherencia no solo hace referencia a que un profesor debe actuar como educa y debe hacer lo que entrena, sino también en que no debe cambiarse continuamente. El profesor se debe adaptar a los cambios y está libre a cambiarse, pero no debería cambiar sus costumbres, su personalidad, sus pensamientos continuamente porque de esa manera puede irritar a los alumnos. Claro, se debe desarrollar, mejorarse. En una serie animada de los estados unidos hay un personaje que es profesor – Mr. Garrison. Ese personaje cambio durante un año escolar su género varias veces: primero era un homosexual que no reconocía su homosexualidad; después lo vivía abiertamente; entonces se cambió de género (se convirtió en mujer), claro que entonces pasó a ser una mujer lesbiana y al final volvió a ser un hombre heterosexual. Y al mismo tiempo seguía siendo un autentico conservador que insultaba a los homosexuales (cuando no lo era el mismo). Es un episodio gracioso, porque demuestra los dos extremos como no se debe ser: ni un camaleón cambiante ni una roca conservadora.

5. Conclusión

Eso sería mi filosofía de profesor, así debería funcionar y ser un docente, independientemente del ámbito de que viene. Claramente uno puede ser profesor si no tiene esas características, o si le faltan algunas de ellas, pero entonces arriesga tarde o temprano la inestabilidad de su personalidad; lo que puede llevar a ser un profesor disfuncional.
Personalmente estoy de acuerdo con todo lo mencionado – de otra manera no tendría sentido escribirlo, ya que era un trabajo libre – excepto con la vocación. Es un ideal que en parte es realidad. Resulta que mi madre ha encontrado un trabajo de su vocación; igualmente como otros amigos y profesores que conozco. Pero también conocí a un estudiante que estudiaba derecho – totalmente en contra de su deseo, por obligación de su padre.
Yo tengo, como ya mencioné, la vocación de ser historiador. Y como el historiador son varios ámbitos, no tengo gran problema en serlo también siendo un profesor de secundaria. Quizás descubra que funciona; y si no funciona ya me buscaré la vocación en otro ámbito.

(1) Diccionario VOX – Lengua Española Escolar, Barcelona, 1992, Pág. 708.
(2) Neues grosses Lexikon in Farbe, Colonia, 2001, Pág. 499.
(3) LOE, Titulo III, Cap. I, Art. 91., Pág. 104/105.
(4) LOE, Titulo Preliminar, Cap.1 Art. 2., Pág. 57.
(5) LOE, Titulo Preliminar, Cap.1 Art. 2.1h, 2.1i y 2.1j., Pág. 57.
(6) Competencia en comunicación lingüística; en matemáticas; en el conocimiento y la interacción con el mundo físico; en la informática; en lo social y la ciudadanía; en lo cultural y la artística; para aprender a aprender; en autonomía e iniciativa personal.
(7) LOE, Titulo III, Cap. III, Art. 100., pag. 106.


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