Entrada al dolmen hipogeo de Longar de Viana. |
En la prehistoria, en concreto entre el Neolítico y el Calcolítico (el IV milenio y la primera mitad del III mileno a.C.), existían dos formas ritualizadas en el norte de la península ibérica (y a nivel europeo en toda la costa atlántica) para enterrar a los muertos: o en dólmenes (donde sobre grandes piedras verticales se colocó una piedra enorme a modo de cubierta) o en dólmenes hipogénicos (eso es: una cámara subterránea excavada).
Con la llegada del cobre y el comienzo de la agricultura (y los asentamientos) decayó esta costumbre.
Solían ser lugares de enterramientos colectivos. En el dolmen hipogénico de Longar de Viana se enterraron durante casi un siglo entre 80 y 100 personas entre 2850 y 2500 a.C.. Se introducía los cadáveres por un corredor de piedras con losas, y se les dejó en postura de feto, posiblemente para ahorrar espacio.
Como se utilizó para enterrar a todos los miembros de la tribu era necesario dejarla abierta para meter los cadáveres. Por eso se colocó una gran piedra vertical en la que se perforó un hueco circular, de 50 centimetros de anchura, que se solía tapar con una piedra.
En esa tumba en particular no se encontró ninguna ofrenda ni adorno personal, excepto algunos utensilios de silex.
En cambio se encontró hasta 30 puntas de flechas, varias de ellas alojadas en los esqueletos.
Durante la excavación. |
Ese detalle indica un ambiente hostil de la región. En concreto fueron heridos cuatro varones por las flechas. Uno tenía una punta de silex en el canal medular, lo que le habrá convertido en paralítico o (dado las infecciones) la muerte. Similar era el caso con otro varón, donde recibió una flecha en el húmero, a la altura del hombro. La base del arma se partió posiblemente cuando se intento extraerla. Y finalmente recibió un varón un impacto sobre los dientes de su cráneo. Ninguna de las tres heridas se cicatrizaron, posiblemente murieron poco después tras el dañó.
Solo el varón que recibió una herida en una costilla del costado izquierdo sobrevivió, dado que hay signos de cicatrización.
En algún momento la tumba se vino abajo cuando se rompió una de las losas de areniscas y se dejó de usar el sepulcro. Cada una de las losas pesa mas que una tonelada.
Gracias a los arqueólogos se restauró el dolmen, colocando de nuevos las losas (arregladas con cemento).
Entrada al dolmen, con la parte inferior de la piedra perforada que había servido como entrada. |
Las cuatro victimas enterradas. |
En el interior se observa como las paredes estaban construidas mediante pequeñas piedras, que se mantienen estables e unidas unicamente por el peso de la enorme piedra que tapa todo el conjunto. |
El dolmen una vez finalizada la investigación e anterior a la restauración. |
El dolmen al inicio de la excavación, la enorme piedra tapadera se partio por razones desconocidas en dos e destruyó buena parte del dolmen. Despúes se abandonó. |
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