Durante el reino de Carlos III (reino 1759 – 1788) España
comenzó un intenso periodo de reformismo: libre comercio de cereales,
finalización del monopolio de Cádiz con el comercio americano, nuevos sistemas
de reclutamiento, academias militares y un aumento considerable de navíos de la
armada. A pesar del fracaso de la mayoría de los proyectos debido a la falta de
recursos financieros, se demuestra que la monarquía borbónica deseaba
modernizarse, igual que su equivalente francés, y su interés en reforzar la
fuerza militar española provenía de la necesidad de mantener una cierta imagen
de fuerza en el ámbito internacional, debilitada tras la guerra de sucesión en
1700 y amenazada por un ambiente inestable en la Europa prerrevolucionaria.
Por esa razón participó España en la guerra de los Siete
Años (contra Prusia), y en la guerra de la Independencia de los EEUU. Durante
todo ese tiempo solían ser aliados de la monarquía francesa.
Por esa razón, tanto la Real Fábrica de Armas de Eugi como el
de Orbaiceta son manifestaciones del afán reformista. Su cercanía a la frontera
francesa no era un obstáculo debido a la alianza hispana – gala desde
prácticamente 1700, más bien interesaba poder transportar la munición producida
a los puertos cercanos.
En 1784 se construyó después de Eugi la segunda fábrica, en
Orbaiceta, por los bosques (carbón) y el hierro (minas). Junto con la Real
Fábrica de Turbia era el centro industrial de producción militar en el norte de
España. El plan era que la nueva fábrica reemplace la Real Fábrica de
Municiones de Eugi, donde la producción era cada vez peor por la escasez de
recursos.
Entre los montes Mendilatz y Arlekia se fabricó bombas de
hierro colado, granadas y munición de diferente calibre.
Sin embargo, la vida de la fábrica era corta: pronto
faltaban recursos, y se dedicaba únicamente a crear lingotes de hierro (que se refundían
después en las fábricas de armas de Oviedo y Turbia). A pesar de esa reducción
de valor, seguía estando operativa para producir al menos el hierro. Y por esa
razón se destruyó la fábrica cuatro veces: quemada por los franceses
revolucionarios en 1794, de nuevo por Napoleón en 1808, y dos veces en 1869 y
1871 durante las guerras carlistas.
Posiblemente la cada vez más cara producción de hierro y la
doble destrucción provocaron su cierre definitivo en 1884.
La fábrica tenía tres niveles. En la plataforma superior
estaba la zona residencial elevada (con la iglesia, el palacio y las viviendas
de los oficiales), en la segunda plataforma las viviendas de los obreros y en
la tercera los dos hornos, la maquina de viento y los talleres de moldería, carpintería
y cerrajería.
Visión general
Escaleras orientales que conectaban la plaza de la plataforma superior con la segunda plataforma. |
Justo por debajo de la plaza de la plataforma superior y la plataforma segunda pasaba
el canal mediante un acueducto de agua, con
un pequeño canal. Aquí se pude ver dos de los cuatro pilares.
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Canal de agua
Las ruedas de los hornos, que permitían un movimiento
constante de los fuelles durante el proceso de fundición, necesitaban disponer
para su buen funcionamiento de un determinado volumen de agua. Con esa
finalidad, partiendo de la presa, se construyó un canal. Para salvar el
desnivel del piso inferior de la fábrica, se recurrió a levantar un pequeño
acueducto con cuatro arcos de piedra, de los que únicamente se mantienen las
bases de sus pilares.
Bóveda
Esta sala destaca por su bóveda de pierda, perforada por un
pequeño canal. Desde este punto se vertía el agua a una pileta rectangular
también de piedra, donde pudo estar instalado algún tipo de fuelle o de rueda.
Por el momento, no se ha podido determinar el uso concreto que desempeño la
estancia dentro del ciclo del metal. En uno de los muros laterales de la sala
se abre una pequeña puerta que da acceso a la alcantarilla principal de la
fábrica.
Entrada al edificio de martinetes. |
El interior del edificio de
martinetes, en el fondo se ve la puerta que va al patio central donde también iba el
acueducto.
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Los restos del edificio de martinetes. |
Detrás del edificio de martinetes (izquierda) había viviendas y almacenes (un almacén se ve a la derecha), entre ambos se puede ver el acceso al río Legartza que cruza toda la fábrica en un canal. |
Acceso al río Legartza. |
El edificio de martinetes y la carbonera (a la izquierda) estaban conectados mediante numerosos arcos sobre el río canalizado Legartza. |
La arcada
La imagen más representativa de la fábrica es esta sucesión
de arcos de piedra suspendidos sobre el río Legariza. La finalidad de la arcada
era comunicar las carbonerías, situadas en el margen derecho del curso fluvial,
con el edificio de hornos, ubicado en la margen izquierda. Esta disposición era
esencial en caso de incendio, al quedar separados los almacenes de combustible
del resto de las dependencias del complejo industrial.
Más arcos que conectaban la carbonería con el edificio martinetes. |
El pasillo de los talleres, en el fondo se ve un pequeño edificio a modo de oficinas o almacén entre el edificio de hornos y la continuación del pasillo. |
El edificio de la cerrajería. A la izquierda se puede ver una piedra cuadricular que fue un pilar del acueducto, en la derecha se contempla al edificio de martinetes. |
Edificio de horno
Este edificio contaba con dos hornos de fundición que eran
cargados por la boca superior. Alternativamente se depositaban en su interior
capas de carbón y de mineral de hierro. En la parte inferior existían toberas
por donde se reforzaba la entrada del aire mediante el empleo de grandes
fuelles. Estos fuelles eran movidos a su vez por ruedas hidráulicas. Los
crisoles disponían de oficios por los que, una vez finalizado el proceso, fluía
el material fundido y de aberturas por donde salía la escoria.
Uno de los dos hornos de fundición. |
Uno de los hornos de fundición, en
su derecha estaba una de las dos ruedas
hidráulicas (desde donde se saca la fotografía).
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Reconstrucción del funcionamiento
del horno con la rueda hidráulica.
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Reconstrucción del funcionamiento
del horno con la rueda hidráulica.
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El otro lado del edificio de hornos.
En la derecha estaban ambos hornos, en
la derecha una muralla que conectaba con el pasillo de los talleres. La puerta llevaba al patio, donde estaba el
acueducto.
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Se ve el centro del edificio de hornos, con los dos hornos en la izquierda. |
En la izquierda estaba la limpia de municiones y la revisión de municiones, en la derecha la moldería de barro. En el fondo se ve el acceso hacia el edificio de hornos. |
Taller de moldería
Entre el edificio de hornos y el patio e municiones estaban
los talleres relacionados con el proceso de fabricación de las bombas y las
balas. A la derecha se encontraba el taller de moldería, donde trabajaba el personal
especializado en el empleo de la molda de arcilla y arena. Preparaban matrices
ligeramente más grandes que el objeto que se pretendía obtener, para contrarrestar
la contracción del metal al enfriarse. A la izquierda, colocaron las estancias
relacionadas con la limpieza y revisión de las piezas.
La antigua moldería de barro. |
Corredor de carbón
La carga del horno siderúrgico se realizaba por su boca
superior. El carbón se trasladaba directamente desde las carboneras situadas en
la margen derecha del río Legartza. Para facilitar esta labor, disponían de
plataformas elevadas que apoyaban sobre las arcadas de piedra que salvan el
curso fluvial. La aplicación de este sistema supuso una notable evolución del
ciclo productivo, al reducir las pérdidas de tiempo, de espacio de
almacenamiento necesario y de materias.
Carbonería desde el camino de carbonería. |
Carbonería desde el camino de carbonería. |
Carbonería desde el camino de carbonería. |
Descarga de carbón
La madera, transformada previamente en carbón vegetal, fue
el combustible empleado en los hornos de fundición. El material era
transportado en carros desde los montes cercanos hasta las rampas de descarga,
situadas sobre el Camino de Carboneras. Desde allí, la carga era conducida por
unas pasarelas de madera hasta las estancias donde se almacenaba el carbón. La
primera carbonera construida data del año 1789 y tenía una capacidad de 16.000
cargas de carbón.
La entrada principal
El patio de munición, en el fondo se
ve lo que sería el primer patio de acceso,
y al final el edificio de hornos.
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Patio de municiones
La munición una vez examinada y comprobado su calibre, se
almacenaba provisionalmente en este patio a la espera de su destino final. El
elevado volumen de producción que, en determinados periodos llegó a alcanzar la
fábrica, requería la existencia de una amplia superficie de acopio. El patio
quedaba cerrado por verjas de madera y disponía de un portón para las labores
de carga y transporte de las piezas.
La plataforma primera: las viviendas
La puerta que lleva con las escaleras a la segunda plataforma, donde estaban las viviendas. |
Puertas
La fabrica tuvo desde su origen carácter y dirección
militar. El recinto contaba con un cuartel y con un destacamento permanente de
artilleros para controlar la producción y defender el enclave de ataques
externos. El área residencial estaba protegida por tres puertas, que tomaron
los nombres de las localidades y de los ámbitos geográficos hacia los que se
encontraban orientadas.
El cajón de aguas. |
Cajón de aguas
El agua procedente de la presa era conducido hasta un arca
de pierda para la regulación del caudal y su distribución hasta los distintos
sistemas hidráulicos de la fábrica. Desde este cajón partía un pequeño
acueducto que abastecía las ruedas de los hornos. También partía una pequeña
conducta a la sala cubierta de una sala abovedada.
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