28 dic 2013

Viaje por Estambul: las murallas de Constantinopla


Resto de muralla al norte de la calle Turgut Özal.
Los fundadores griegos de la ciudad Byzantion eligieron un lugar geoestratégico excelente. Está casi rodeado de aguas (Cuerno de Oro en el norte, el Bósforo en nor-este, el Mar de Mármara al oeste y sur) y la única muralla que construían tras la fundación era una defensa suficiente. 
A partir de los siglos I y II d.C. se empeoró la situación. Numerosas tribus germánicas y eslavas se movían por diferentes razones y enviaban expediciones de saqueó hacia las tierras del imperio romano, cuyas legiones debilidades no podían impedir su entrada; lo mismo ocurrió con las expediciones musulmanes provenientes desde el próximo oriente. Los ataques aumentaron y la muralla de Byzantion no era suficiente. En el siglo III se construyó la muralla Severano. Cuando Constantino I decidió convertir Byzantion como nueva capital ordenó la construcción de una nueva muralla, a un kilómetro lejos de la antigua, que posiblemente rodeó la ciudad completa. Es decir: incluso desde el mar, pero hoy en día dudan muchos historiadores que esta parte fue obra de Constantino.

Restos no restaurados de la muralla exterior y detrás, la interior (vista desde el lado exterior de la ciudad, al sur de la calle Turgut Özal).
En frente de los restos de la imagen de arriba están los fundamentos de pequeñas murallas defensivas para molestar a los atacantes e impedir la llegada de maquinas.

Mirando hacia afuera de la ciudad, hay una pequeña elevación que era una muralla justo al lado del foso, que en parte se conserva (hoy como un parque).

Se distingue entre dos partes de las murallas defensivas: los muros hacia la tierra y los muros hacia el mar. 
Las murallas que protegen la ciudad desde los mares posiblemente no se construyó bajo orden de Constantino I, dado que su primera mención es sobre el perfecto urbano Cyrius de Panopolis. El ordenó en 439 el arreglo de la muralla terrestre y también la construcción hacia el mar. Hasta esta fecha, especialmente tras las conquistas de Justiniano I, el mar mediterránea era el Mare Nostrum romano. Las costas eran romanas, sus flotas protegían al comercio y ningún ataque se esperaba desde este lado. Pero cuando los vándalos conquistaron Cartago desde el agua, era necesario tomar precauciones. Después de la perdida de Siria y Egipto mejoraron diferentes emperadores (Tiberio III (698 – 705), Anatastio II (713 – 715), Michael II (820 – 829) y Theophilos (829 – 842)) la muralla, y cuando Michael VIII Palailogos (1259 – 1282) reconquistó Constantinopla del imperio latino, aumentó su altura en 1261. 
 El muro del mar tiene dos diferentes secciones: el del cuerno de oro y el del mar de Mármara, que se conocía como muro Proponéis. Era más pequeña que las murallas de la tierra, y tenían numerosos puertos fortificados y protegido mediante pequeñas cadenas: el puerto Neorion y Prosphorion en el cuerno de oro, y los puertos de Juliano (o Sofía), Konstokalion y Theodosio (o Eleuterio) del mar Mármara.

Resto de la muralla del sur, hacia el mar, en la avenida Kennedy.
Resto de la muralla del sur, hacia el mar, en la avenida Kennedy.Se ve muy bien que en momentos muy posteriores se reconstruyó, pero menos con fines defensivos y más como pared para un edificio.
Torreón deteriorado de la muralla del mar, aún se ven las piedras y los ladrillos byzantinos.
Cuando la muralla tras la conquista 1453 dejó su utilidad militar, no hubo problemas en construir edificios aprovechandose de los mismos como muros.
De todos modos, casi simultaneo a la construcción asegurada del muro del mar ordenó Theodosio II (405 – 450) la construcción de un cuarto anillo defensivo: la muralla de Theodosio, dos kilómetros al oeste de la constantina. 
Comenzado durante la regencia del prefecto Anthemius, se finalizó en 413 con tres elementos defensivos esenciales: un foso y dos muros. El atacante se encontraba primero con un foso, 20 metros de ancho y 10 metros profundo, con un muro de 1.5 metros en su parte inferior, lo que impedía el uso de caballería y la necesidad de llenarla (o construir una plataforma que sea lo suficientemente fuerte) si se quería transportar carruajes de asedio. 
Una vez superado el foso quedaban 20 metros hasta la muralla exterior – todo bajo la lluvia de las flechas romanas. La muralla exterior eran dos metros de gruesos, tenían una pasarela almenado y eran entre 8.5 y 9 metros de alto. Cada 48 a 78 metros había torreones de 12 a 14 metros de altura, con una terraza almenada. Ya por si solo era una defensa excelente (en 1422 y 1453 se concentraron los bizantinos solo en esta muralla para defenderse de los osmanlí por falta de soldados). 
En el caso que el atacante conquistara la primera muralla, se encontraba en el peribolos (el espacio entre la muralla interna y externa) con la muralla interior. 
Era más gorda que la anterior (4.5 a 7 metros de espesor), más alta (12 metros), con 96 torreones que tenían una altura de 15 a 20 metros, cada 40 a 60 metros, y una gran terraza almenada en la parte superior. Por si fuera poco eran murallas perfectas: hechas con piedra caliza y un núcleo de mortero de cal había entre 7 y 11 bandas de ladrillo, cada una con un espesor de 40 cm, que estabilizaba la estructura contra terremotos y daños. 
Cada muro tenía en la parte trasera una serie de arcos que por un lado la estabilizaron contra choques y por otro lado impedían que, si fueran conquistadas, el enemigo pueda refugiarse en ninguna parte.

Lateral del anillo defensivo interior; se puede ver muy bien la alternación de ladrillo con piedras para fomentar la estabilidad. Con fines turísticos se ha restaurado la parte superior, sin respetar las lineas de ladrillo.
Aquí se ve bienla muralla interior (a la derecha) que era más alta que la muralla exterior (a la izquierda). En esta parte de la defensa el peribolos era muy estrecho.

Vista trasera de la muralla interior, donde se ven bien los arcos para fortalecer aún más la estabilidad.

Esta muralla impresionante completaba la defensa, que rodeaba con 20 kilómetros a toda la ciudad, incluyendo amplios campos de agricultura y ganadería, con 188 torreones y puertos fortificados. Esta defensa – costosa por el mantenimiento de la muralla y complicada por la necesidad de un gran numero de hombres – era excelente dado que libró Constantinopla de numerosas desventajas que suelen tener lugares asediados. 
No era posible conquistarla por el hambre: por el mar podía llegar ayuda, en el peor de los casos tenía campos y ganado en su interior. Y dado que, a diferencia de otras ciudades, en el caso de un ataque había más que suficiente sitio, nunca surgían enfermedades epidémicas. 
Numerosos asedios fracasaron: un ataque combinado de avaros, eslavos y persas sasánida (626), invasiones árabes (674 – 678, 717 – 718), búlgaras (813), rusos (860, 907, 941), católicos (1203) y osmanlí (1390 – 1402, 1422). Ni los propios bizantinos podían tomarla por la fuerza (un asedio de 821 a 822 durante la guerra civil, otra en 1047, o los intentos de reconquista en 1235, 1248 y 1260). 
Constantinopla se conquistó solo en tres ocasiones. La primera: por traición (en 1204 por los miembros de la cuarta cruzada), la segunda: por falta de hombres (el imperio latino estaba lejos de poder cubrir ninguna muralla y los bizantinos podían reconquistar por fin en 1261 su capital), y la tercera: por la fuerza en 1453, tras 6 semanas de asedio, gracias al empleo de una tecnología que hacia obsoleto todas las defensas donde no era necesario prepararse ante una bola que llega volando casi horizontalmente. 
Imagen del museo 1453 (igual como las siguientes imagenes).
A pesar de ser una obra historicista (idealización de los guerreros osmanli y el hecho absurdo que se está mandando la caballería para asaltar las murallas que aún no están conquistadas) impresiona por la sensación que da, estando dentro del museo de 360º.

Modelo de uno de los 69 cañones, que (dado que se trataba de una técnologia poco conocida) había explotado en dos piezas, sea por la baja calidad del cañon, sea por la erronea calculación de la pólvora.
Modelo de un cañon intacto. Eran simples tubos metálicos: se metía pólvora por afuera, una bola de piedra enorme, y se concluía con una pequeña cuedra para incendiar la pólvora.

Numerosos janizares (fuerzas de élite) y soldados regulares logran asaltar una parte de la muralla.
Una de las torres que llegarón a la muralla (históricamente incorrecto), con un sol que brilla milagrosamente en el momento de la conquista éxitosa de la muralla. Los byzantinos se defendían lanzando bolas de fuego griego con triboces.
Vista desde hacia el sur de la muralla de Theodosio II, en la lejanía se pierde la última linea defensiva de los byzantinos.
Mehmed II logró conquistar Constantinopla gracias al empleo de 69 cañones novedosas. Tan eficaz era la defensa, que Constantino XI podía aguantar un asedio de casi dos meses con menos de 10.000 hombres, mientras que le asediaban casi 80.000 soldados osmanlí. De esa manera lograron destruir los defensores numerosos torreones que a partir del 18 de mayo se acercaron a los muros, el 23 de mayo destruyeron todos los túneles que habían excavado los mineros turcos. 
Si ya la lucha y el estrés agobiaba los soldados, la necesidad de arreglar continuamente los daños provocados por los cañones les cansó considerablemente. Y el sultán ya estaba pensando en una retirada, temiendo un posible contraataque de Hungría (que quería aprovecharse de la situación) y el envío de refuerzos cristianos. Así decidió para el 29 de mayo un último ataque – que trajo el éxito, tras un coste de sangre considerable.

Aquí se observa la muralla interior (al norte de la carretera en buen, abajo en mal estado), con su muralla exterior y una pequeña muralla de un - dos metros de altura en frente de los mismos. El foso se ha medioconservado - como autovía.
Lo que aquí se demuestra era el gran valor defensivo que habían tenido las murallas, que se conservaron hasta el siglo XIX.

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