27 nov 2011

Comercio y Comerciantes en la España Musulmana


 “Las perlas de gran calidad vendibles en al-Andaluz” 

Esta frase la escribió al inicio del siglo XII un mercader en una carta que la mando desde Alejandría hasta Cairo – mostrando la internacionalidad en un mundo que hoy en día muchos consideran como una época de aislamiento, de pocas relaciones, de las cruzadas con enemistad entre el occidente cristiano y el oriente Islam. 
El estudio sobre el comercio internacional en la Península Ibérica desde el siglo X hasta el XV de Olivia Remie Constable pretende corregir esa visión incorrecta, señalando que a partir del siglo XI Iberia paso siendo una parte importante de la economía europea, se trata de la obra “Comercio y comerciantes en la España musulmana” (1) – indicando que no solo se trata de un análisis distanciado de la economía con cifras abstractas y columnas de números, sino de un trabajo cercano a los comerciantes, los personajes, cuales eran sus intereses, como manejaban el comercio, como actuaban. La península ibérica está en un lugar geográfico de transición, igual como lo sería el imperio otomano desde el siglo XIV. Dos mundos llegaron en la península en contacto, el occidente y el oriente, para ambos mundos era un lugar de frontera, en el extremo del mundo conocido, mostrándolo en los mapas hechos en esos tiempos. 
Un estudio sobre el comercio medieval es complicado y complejo – no hay muchas fuentes escritas, la autora de esa obra por la escasez de fuentes era obligada a basarse en diferentes obras primarias, tanto de judíos como de cristianos y musulmanes, de Iberia, Gallia, África, Italia y del próximo Oriente, consiguiendo una obra donde cita varios ejemplos, nombres concretos, aprobados, logrando un estudio micro histórico, cercano. Pero no pierde la estructura, cada capitulo describe un temario, y en si está ordenado cronológicamente. 

La obra comienza con una introducción breve de la situación política de Iberia, siguiendo describiendo la infraestructura y geografía en las redes comerciales musulmana y cristiana en el segundo capitulo. 
En esa parte de la obra se concentra a describir como eran los puertos andalusíes, mencionando Almeria (al-Mariyya) como lugar importante, apoyando su importancia citando a un geógrafo árabe del siglo XII que lo llamo como la “llave del comercio andalusí”, siguiendo con Málaga (Malaqa), Denia (Daniya), Valencia (Balansiya), Sevilla y Córdoba – citando de textos que escribían comerciantes y geógrafos sobre esos puertos. Esos eran los puntos de comienzo y fin de la red comercial, tras eso la autora describe detalladamente la navegación andalusí, los barcos que conectaban esos puntos / puertos mencionado las diferentes clases de barcos de vela, sus embarcaciones y su organización. 
Mapa politico tras el fín del Califato, 1031.
Como el comercio andalusí era internacional y encima conector de dos mundos es obvio que se sigue mostrando los puertos principalmente importantes para los comerciantes del al-andaluz fuera de Iberia, numerando y describiendo la red comercial de la musulmana mediterránea como el Margreb, Túnez, Fez, Sicilia y Egipto, porque las relaciones mercantiles entre al-andaluz y Egipto en los siglos XI y XII eran escasos; y no se debe olvidar la red comercial cristiana, como con Byzancia, Venecia, Génova y el reino Franco. Otra fuente de la internacionalidad es el tratamiento de la moneda, así circulaban las monedas de los reinos taifas en varios mercados cristianos – mediterráneos – ya que el comercio musulmán con el fin del califato y la formación de los reinos taifas seguía funcionando, por los tributos muchas monedas islámicas llegaron al mundo cristiano. 

Ilustración de mercado en al-andaluz. Fuente.
A continuación aparece en el capitulo tercero un estudio micro histórico sobre el oficio del mercader y los mercaderes en persona, citando a varias cartas cuales dichas personas habían escrito, enseñando su situación en el comercio de la a-andaluz, una vez antes de 1150, y después la fase desde 1150 hasta 1250. 
Así comienza a hablar cómo los mercaderes musulmanes fueron vistos en su sociedad, sea como rakkad que viajan por si mismo, o como mujáis, un importador/exportador sedentario, o como otros tipos de mercaderes, siguiendo describiendo las asociaciones que se podían comparar con la Hanse alemana, solo menos poderoso – lo que es interesante es el analice sobre la importancia si un mercader era musulmán, cristiano o judío, porque “la identificación separada según el origen religioso y geográfico fue una característica por encima de otros rasgos mas similares existentes entre los diferentes grupos de mercaderes” (cita, Pág. 71). 

La autora en la obra se va acercando, aumentando el foco, así el capitulo cuatro analiza a los mercaderes particulares del comercio andalusí, como eran sus problemas concretos como el peligro que tenían durante los viajes, los problemas administrativas, o los ataques de los piratas (así menos general que en el capitulo anterior). Se refiere a mercaderes musulmanes como un tal Isa b. Ahmad Razi, la familia judía de Yaqub o comerciantes cristianos como los genoveses, pisanos y otros, especialmente desde los años 1150 – 1250 cuando también políticamente los musulmanes comenzaron a retirarse en al – andaluz, hablando de personas particulares como los agentes genoveses Simón Cicada y Ansaldo Letanelo. 
Es interesante como la obra nombra a varias personas que individualmente analizados no tenían gran influencia política ni económica en sus mundos, pero los cuales en común, como los que hacen fluir el dinero y los productos, eran la base de cualquier estado. 

Después de haber hablado del comercio y sus redes es interesante estudiar la base jurídica, administrativa con el capitulo cinco – porque aunque había una especie de libre comercio en el mar mediterráneo, los gobernantes estaban interesados de recibir su parte de las riquezas mercantiles, tanto en los puertos y oficiales portuarios como con los impuestos y peajes, así en teoría un mercader musulmán tenia que pagar un impuesto canónico, el ushr (10% del valor de los productos) o el khums (5%) – pero la autora aclara, que se distinguía claramente entre la teoría y la practica, ya que la base de las riquezas de los reinos taifas eran los impuestos de los mercados. 

Obviamente no se puede hablar del comercio sin haber visto la ley de los precios y disponibilidad de mercancías – comenzando al final del quinto capitulo y tratando con el sexto capitulo especialmente de ese tema. Este capitulo está dividió en dos partes, la primera muestra los modelos abstractos de cómo viajaron los productos, la segunda parte habla de los productos más importantes y que importancia tenían, como los paños, alimentos, los metales, las piedras preciosas y al final la cerámica. 

Mercado de Esclavos en al-andaluz.
La lista de los productos importantes mercantiles mencionado arriba será más profundamente analizado en el séptimo capitulo, que en el mismo orden se fijara en las exportaciones anteriores a 1212. Al – andaluz no era solo un lugar de exportación, sino también de redistribución, se menciona en el mismo capitulo los pieles, el oro y los esclavos, donde la parte de los esclavos es interesante porque solían ser esclavos cristianos, así “el obispo (…) de Lyón escribió, en torno al 826, sobre dos jóvenes secuestrados por tratantes de esclavos judíos entre Arles y Lyón, siendo enviado al menos uno de ellos a Córdoba, como eslavo” (citado, Pág. 241) – la internacionalidad y multiculturalidad no era solo con materias muertas, sino también con vivas. 

La ultima parte de la obra se concentra en la fase desde de 1212 con el capitulo ocho, aclarando los cambios del comercio ibérico, aclarando como iba reduciéndose la importancia de los comerciantes judíos y musulmanes a favor de los cristianos llegando el siglo XV. 

El año 1212 era un año fijo, porque Alfonso VIII de Castilla en las Navas de Tolosa derroto a los ejércitos musulmanes, y hasta 1262 Córdoba, Valencia, Jaén, Sevilla y Cádiz serán conquistados – los puertos musulmanes se cristianizaron, la red del al-andaluz se reducía, con ello su importancia y internacionalidad. 

Olivas, un producto importante de exportación de la al-andaluz medieval.
Mientras que los capítulos anteriores hablaron de productos internacionales como cerámica o esclavos, ahora se concentraran los comerciantes en otros productos – pero igualmente valiosos, así en parte habrá una continuación de exportaciones como el aceite de Oliva, especias, mercurio, cuero, pieles, frutos secos y cerámicas. 
Por el otro lado la seda andalusí llegara en decadencia, pero esos cambios mercantiles no tendrán solo causas políticas ibéricas, sino de nuevo internacionales, porque los latinos en el siglo XII tenían el control comercial con los bizantinos, y la paz mongolica abrió los caminos de las rutas de seda.
El mercado del al-andaluz tenia que exportar nuevas cosas, como lana, hierro, vino o legumbre – la red era reducida, pero no estaba en una grave crisis. Pero las conquistas políticas cristianas tenían consecuencias, porque había una discontinuidad y prohibición de productos importantes para el reino pequeño de Granada, como Esclavos, Caballos y Madera. 

La obra así ha mostrado en ocho capítulos como era el comercio y los comerciantes en el mundo musulmán, en concreto del al-andaluz, pero hubiera sido incompleta si hubiera faltado el capitulo noveno: el comercio atlántico y mediterráneo cristiano, ya porque desde 1212 el papel de estructura y de varios puertos cambiaron – y la obra cambia con una vista hacia “el futuro” que ocurrirá en 1492: “A finales de la Edad Media, la geografía situó nuevamente a la Península en la vanguardia de un cambio en la alineación mundial. Esta vez, sin embargo, podría beneficiarse en mayor medida económica y políticamente del cambio” (cita, Pág. 303).

Tras el breve resumen del contenido continuo con la opinión sobre el libro, terminado con una breve lista de las obras escritas por la autora. La obra está bien fundada, se puede entender al sistema mercantil del al – andaluz, porque no se separa el comercio entre nacional e internacional, sino se aclara que esa separación no es posible en la edad medieval. Casi de cada producto se habla en la obra, de alfombras, perlas, o la “producción y exportación de artículos alimenticios, especialmente el aceite de oliva y los frutos secos”. Otro punto positivo es la denominación de los nombres árabes de las instituciones (“un gobierno militar (qaid)”), productos (“en una carta de la Geniza relativa a un cargamento de cerámica (mukhfyiyat)”) o de la tipología de los barcos, sin ahogarse en una masa de vocabularios. Obviamente por la cercanía a las obras primarias hay una acumulación de nombres de comerciantes, mercantiles que podría crear una cierta confusión. 

O.R. Constable
Esa misma obra en su titulo original se llama Trade and Traders in Muslim Spain: The Commercial Realignment of the Iberian Peninsula 900-1500, impreta en la Cambridge University Press en 1994. La autora, Olivia Remie Constable, es graduada en Yale y Princeton. Sus áreas de especialización se concentran en la economía, sociedad y la historia urbana del mundo mediterráneo medieval, especialmente en las relaciones entre musulmanes, cristianos y judíos. Ha escrito varias obras sobre esos temas, como la Medieval Iberia: Readings from Christian, Muslim, and Jewish Sources (1997) y Housing the Stranger in the Mediteranean Wolrd: Lodging, Trade, and Travel in Late Antiquity and the Middle Ages (2003). Desde 1992 está en la Universidad de Notre Dame, 2000 consiguió siendo ser directora de estudios de graduados en el departamento de historia, y 2006/07 comenzó a trabajar en una nueva obra con el titulo Muslims in Medieval Europa.

Resumiendo se puede decir, que la obra es una descripción acumulada con ejemplos, consiguiendo una visión general sobre el comercio internacional de Iberia en la edad medieval no reduciéndose solo en la teoría económica seca sino también mencionando los mismo comerciantes como seres vivos individuales.

(1)  Comercio y comerciantes en la España Musulmana, de Olivia Remie Constable, 1. Edición 1997, Edición Omega (Barcelona).

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