29 jul 2020

Un breve análisis sobre el populismo basado en la teoría de Kolja Möller (II)

(Eso es una continuación de la primera parte del análisis)

El populismo es – según Kolja Möller – un tercer camino de participación del pueblo al poder, aparte de una auténtica revolución o la participación institucionalizada (huelgas, oposición, manifestaciones, fundaron de partidos, etc.). Un tercer camino que también denomina como pequeña revuelta, algo que, según su teoría, existió siempre en las sociedades como camino medio entre los dos extremos participativos.

Basándose en los textos de Karl Marx y Friedrich Engels identifica Kolja Möller tres puntos débiles que tiene el populismo:
Propaganda nacional-
socialista: Triunfo de
la voluntad.
  • El error voluntarista. El pueblo es el soberano – y por ello, si se quiere obtener el éxito, se necesita la voluntad popular para obtenerla. Si no se consigue, la voluntad del pueblo no era suficiente – un hábito, que incluso se observa tanto en la URSS histórica como las democracias parlamentarias: Si la sociedad / el pueblo obrero se esfuerza lo suficiente, se logran todas las metas que se desea. Ese santo grial – con voluntad lo consigues todo! – es el telón de Aquiles. No la voluntad es la solución, sino el análisis de sus obstáculos: La organización estatal, política, social o económica pueden ser los mayores obstáculos para conseguir las metas.  Porque una buena voluntad se puede deshacer, si por ejemplo el aparato burocrático es tan lento y complejo, que lo desenreda por completo al final del camino.

  • El error identitario. La esencia del populismo es la crítica hacia la élite, que se haya distanciado del pueblo – ahora bien: La definición de lo que es el pueblo suele ser a menudo muy diversa. Según Kolja Möller muchas tendencias populistas cometen el fallo de presuponer la existencia de su propia versión de un pueblo – sea el “pueblo obrero” o “el pueblo español” – sin especificar ni concretar lo que es. Así un movimiento populista debería constituir, formar, crear (cada vez de nuevo) su concepto de lo que es el “pueblo”. Por ello, los movimientos populistas derechistas como VOX y AfD son identitarias porque presuponen la existencia de un pueblo español o alemán, incluso antes de la creación de una constitución. De allí la razón por que muchos movimientos populistas también pueden migran de izquierda a derecha (y viceversa) como ocurrió con el Movimiento de los chalecos amarillos franceses – nos encontramos tanto con grupos comunistas como con neofascistas, ideas anarquistas mezcladas con conceptos liberales – porque cada uno tenía “su” interpretación de pueblo, y todas suponían que la identidad de “su” pueblo ya existía, tratándolo como algo obvio.
Populistas de la derecha alemana, los identitarios, quienes presuponen
la existencia pre-constitucional de un "pueblo alemán", que
suponen en peligro por un "cambio de pueblos" organizado por una
Élite izquierdista del gran capital neoliberal - independiente de la valoración
sobre la coherencia de su crítica: Su aparato propagandístico (colores, uso de simbología
y de las redes sociales) es exitoso. 

    Pisístrato (600 - 527 a.C.)
  • El error autoritario. Los movimientos populistas tienen una tendencia hacia el autoritarismo, otorgando el poder al tirano que ellos mismos eligen. De allí, por cierto, el origen del concepto de Tyrannis: Una persona llega al poder absoluto por una revuelta populista: Pisístrato fue el primer tirano de Atenas, llegando al poder por conseguir manipular la asamblea popular, y se mantuvo gracias al pueblo. Otro ejemplo magnificó fue Napoleón I (y también Napoleón III): Ambos se convirtieron en emperadores – dictadores! – amados y apoyados por el pueblo, y se justificaron estando en el poder por voluntad popular. De hecho, eso fue la razón por la que Napoleón I. jamás fue visto por sus co-monarcas europeos como uno de los suyos.
 
Esquema
De esos tres errores pecan – de mayor o menor medida – dos de las cuatro clasificaciones del populismo de Kolja Möller: La revuelta invertida y la revuelta progresiva. Su solución – la buena revuelta – intenta superar esos errores. Pero quisiera empezar con el cuarto tipo, dado que no encaja a mu juicio bien con su estructura: La revuelta contraria: El Antipopulismo.
 
Cartel propagandistico del populismo derechista AfD con la frase
Nosotros somos el pueblo! - Wir sind das Volk!
El Antipopulismo es – Sorpresa, lo indica la propia palabra! – la reacción negativa ante cualquier forma de populismo, independiente de su índole ideológico. El pueblo ya tiene, en una democracia, su representación en la constitución, de la cual emana el poder de todas las instituciones. La constitución ES la representación del pueblo, y no un movimiento populista que reclama “NOSOTROS SOMOS EL PUEBLO!”.
Por ello, tanto en los medios como en los discursos de la mayoría del las instituciones y de los políticos, se crítica y se distancia del populismo.
No obstante, destaca Kolja Möller: Si la solución del Antipopulismo es la eliminación del mismo – no está funcionando. Los partidos populistas de extrema derecha están en los parlamentos (la AfD tiene 89 de 709 asientos, la Linke 69 en el Bundestag, VOX tiene 52 y Podemos 35 en el Congreso, etc…) o políticos populistas en el poder (Brasil, EE.UU., UK, pero también Giuseppe Conte en Italia y Alexis Tsipras en Grecia). Como para Kolja Möller el populismo siempre ha existido de mayor a menor medida durante la historia, no se puede ignorar, porque las protestas institucionales al parecer no son suficientes. Es más, la continua critica del populismo resulta ser contraproductivo: 

Mejor publicidad, para llevar a los hombres jóvenes entre 15 y 25 años a los brazos de los identitarios, no hay (Página 101).

Por eso, es mejor analizar, clasificar y entender al populismo – y conseguir integrarlo, como tercer camino, usando al buen populismo. De las tres clasificaciones pendientes hablaré en la siguiente publicación.


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